La variante ómicron se expandió con fuerza por Europa y América a finales del año pasado. Se trata de una variante del coronavirus con una gran capacidad de transmisión, aunque en la mayoría de casos produce síntomas menos graves que la variante original de SARS-CoV-2.
Ahora, ómicron ha llegado ya hasta Asia y ha mutado en una subvariante: ómicron BA.2, apodada como ‘ómicron sigilosa’ porque tiene una mutación que la hace indetectable a través de las pruebas PCR.
Igual que la ómicron BA.1, la BA.2 se contagia con mucha facilidad pero la mayoría de casos son asintomáticos o leves. De este modo, aunque hay muchos más contagiados que con el coronavirus original que apareció a principios de 2020, también hay muchas menos hospitalizaciones.
Dos años de pandemia
Han pasado ya dos años desde que la Organización Mundial de la Salud catalogó oficialmente el coronavirus como una pandemia de alcance global.
En aquel momento, gobiernos de todo el mundo impusieron el confinamiento de la población, la actividad económica quedó paralizada (tiendas, negocios, restaurantes) y se canceló toda movilidad que no fuera esencial. Los países cerraron sus fronteras por primera vez en mucho tiempo.
Las vacunas contra la covid supusieron un punto de inflexión en la pandemia: aunque no frenaron los contagios, sí que han logrado reducir la gravedad de los síntomas, lo que se traduce en una presión hospitalaria menor y en más recursos sanitarios para atender otras enfermedades graves.