bet365

De sobrevivir a una operación a corazón abierto, a ser jefe de cirugía, a los 65 años: “Fue un impacto, vi la medicina desde el otro lado”

Longevity

Carlos Mühlenberg es cirujano y le operaron a vida o muerte con 59 años; después de una larga recuperación, actualmente es Jefe de 侱ܲí en el Hospital Sagrat Cor de Barcelona

“Ver que puedes estar en situaciones terriblemente peores te hace ver lo bien que estamos”, apunta

Carlos Mühlenberg, cirujano

Carlos Mühlenberg, cirujano.

Cedida

Carlos Mühlenberg no había tenido ningún síntoma, así que cuando le dijeron que tenía que operarse a vida o muerte quedó en shock. Tras toda una vida siendo cirujano, le tocaba a él vivir una operación como paciente. “Fue un impacto, yo era absolutamente asintomático, y me hizo ver la medicina desde el otro lado; siempre estaba mirando el quirófano hacia el suelo y no hacia el techo”, explica. Todo salió bien, y después de poco menos de un año de baja, pudo volver a ponerse la bata y operar con total normalidad. De hecho, con 65 años, acaba de inaugurar plaza como Jefe de 侱ܲí del Hospital Sagrat Cor en Barcelona.

Antes de la operación, trabajaba en el Hospital de Sant Celoni, y supo de su patología tras una exploración periódica a petición del centro debido a un control médico que se hacía a todo el personal. No tenía ningún antecedente ni ninguna enfermedad previa, y tuvo suerte que la doctora que le atendió le revisara detenidamente. Así le encontraron un soplo en el corazón, y después de varias pruebas y placas le diagnosticaron una estenosis aórtica y un aneurisma de aorta ascendente.

Fue un impacto, yo era absolutamente asintomático, y me hizo ver la medicina desde el otro lado

Carlos MühlenbergCirujano
Lee también

Youtuber de recetas a los 60 años, con 2 millones de seguidores: “Antes cosía en casa, esto me ha cambiado la vida”

Marta Conde
Carmen Butrón

“Es una patología congénita por tener una válvula, la válvula bicúspide, mal de nacimiento; y con los años, se originó una estrechez, que es la estenosis, y que en el 50% van acompañadas de un aneurisma, que es una gran dilatación de la aorta ascendente”, cuenta el doctor Mühlenberg en una breve masterclass.

Un par de años y muchos controles después, le dijeron que debía operarse. Era el año 2018 y tenía 59 años. “O te operas o te mueres; tienes una enfermedad mortal”, le dijo el doctor. Se trataba de una operación a corazón abierto, con hipotermia, parada cardíaca, circulación extracorpórea y reemplazo de la válvula aorta ascendente, además de las coronarias. Dicho de otro modo: “la operación más compleja del corazón fuera de las cardiopatías congénitas”, sentencia, con entre un 3% y un 5% de mortalidad.

Lee también

Pero este argentino, que lleva más de veinte años residiendo en Barcelona, no se vino abajo y tiró para adelante. Era optimista y, pese a tener alguna complicación debido a una hernia y muchos dolores, acompañados de anemia, anímicamente se encontraba bien. “Era consciente que me enfrentaba a una gran cirugía y que iba a tener una larga recuperación, así que pensaba: todo pasará”, matiza. Debido a su trabajo, además, sabía que no podría volver a operar hasta estar al 100%, así que hizo rehabilitación, fisioterapia y todo lo que le aconsejaron.

Reconoce que, tras vivir una situación tan delicada, su perspectiva vital dio un giro. “Te hace ver la vida desde el ángulo del bienestar y de saber aprecias las cosas que uno tiene”, explica, porque “cuando te enfrentas a algo así, te das cuenta que muchas cosas por las que uno se preocupa o se deprime no merecen la pena; cuando te enfrentas a una situación límite, todo lo demás pasa a ser algo banal”, subraya. “Ver que puedes estar en situaciones terriblemente peores te hace ver lo bien que estamos y lo importante de seguir gozando de la salud, porque uno la añora cuando la pierde y no la valora cuando la tiene”.

Ver que puedes estar en situaciones terriblemente peores te hace ver lo importante de seguir gozando de la salud

Carlos MühlenbergCirujano
Lee también

Irse a una aldea y vivir la jubilación sin presión: “Quiero reivindicar el derecho a no hacer nada”

Marta Conde
María José Iglesia, en la aldea de Huelva donde vive

También le ofreció otra perspectiva en su trabajo, después de haberse dedicado durante más de treinta años a la medicina y a la cirugía. Redobló su pasión por una profesión que, asegura, “siempre fue lo mío”, y hace poco más de un mes ha estrenado plaza como Jefe de 侱ܲí en el Sagrat Cor. Le ficharon hace algo más de un año debido a su dilatada experiencia en cirugía laparoscópica, sobre todo de la vesícula y de las vías biliares, con más de 3.000 operaciones realizadas en la vesícula, y le querían para hacerlo de forma ambulatoria. “Desarrollé un protocolo de cirugía mayor ambulatoria de la vesícula, que permite al paciente operarse y no tener que ingresar”, explica. A mediados de año, le propusieron la jefatura, que ejerce desde hace el pasado noviembre.

En este sentido, Mühlenberg reconoce que en la medicina no impera el edadismo que sí condiciona otros trabajos o esferas sociales. Ser un médico sénior está mejor visto porque se valora la experiencia. “En los hospitales, los que hacen guardias localizadas son todos de más de 50 y 60 años, porque son los que tienen la experiencia para que los cirujanos más jóvenes que están de guardia, si tienen algún caso difícil o se encuentran con una situación inesperada, llamen a un cirujano sénior para que les eche una mano”, cuenta. Y ratifica, “a veces los pacientes se sienten más seguros con una persona más experimentada”.

A veces los pacientes se sienten más seguros con una persona más experimentada

Carlos MühlenbergCirujano

Pero pese a tener ya 65 años y una operación a corazón abierto a sus espaldas, Carlos no piensa en la jubilación. “Tengo el mismo espíritu jovial que tenía cuando era residente”, expone, y deja claro que le apasiona lo que hace. Lo ejemplifica también una historia de superación que le llevó a Barcelona desde Argentina hace 22 años, con 43. El corralito argentino estaba haciendo estragos y la hermana de su mujer, que vivía en la capital catalana, los animó a probar suerte aquí. Decidieron no volver a su país.

Esta pasión médica ya la demostró en tierras catalanas incluso antes de conseguir homologar su título en España, y es que Mühlenberg asistía al Hospital Dos de Maig en calidad de ojeador para no desconectarse del mundo de la medicina. Pudo hacerlo gracias a que el suegro de su cuñada era Jefe de 侱ܲí en ese centro, formado en la prestigiosa Mayo Clinic de Estados Unidos, y esas oportunidades, sumadas a su perseverancia y los baches burocráticos, le fueron formando en su cometido. Y hasta ahora. “Es la coronación de una larga carrera”, sentencia.

Lee también
Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...