“Podemos llevar a cabo acciones en nuestro día a día que promueven la salud cerebral y redundan positivamente en el funcionamiento de la cognición, el estado de ánimo y otros ámbitos. Cada vez hay más evidencias con técnicas de neuroimagen e incluso modelos animales de cómo estos factores pueden ayudarnos a tener un buen envejecimiento cerebral”.
Lo explicaba Diego Redolar, doctor en Neurociencia, en una entrevista para Longevity en bet365. Formado en la McGill University de Canadá y la Harvard Medical School de Estados Unidos, Redolar es profesor de neurociencias de la UOC y director de la unidad de neuromodulación y neuroimagen del Instituto de neurociencias Brain360. Además, ha publicado recientemente el libroLa mujer ciega que podía ver con la lengua. Lo que la ciencia sabe para mejorar el funcionamiento del cerebro (Grijalbo). En él da algunas claves para prevenir el deterioro cognitivo y cuidar nuestra salud cerebral cuando envejecemos. Repasamos algunas de ellas.
Relaciones sociales contra el estrés
Para reducir la respuesta al estrés, “el apoyo social sería el factor imprescindible, tener una buena red de apoyo minimiza muchísimo los efectos del cortisol a nivel cerebral y promueve un buen envejecimiento del cerebro”, apunta Redolar.
En la, Barcelona Brain Health Initiative, en la que participa la UOC, uno de los factores que se ha identificado para tener un buen envejecimiento cerebral “es el apoyo social, porque reduce los efectos del estrés. Robert Sapolsky, profesor de ciencias biológicas y neurología en la Universidad de Stanford, ha hecho estudios sobre como la red que tengamos a nivel social influye sobre el estrés, y los datos son abrumadores”, cuenta este investigador.

Las redes sociales son absolutamente determinantes en la salud cuando envejecemos.
Meditar para potenciar la atención y la memoria
Según este especialista, “se han visto efectos de la meditación, el yoga, el rezo o cualquier actividad que active unas redes que, desde un punto de vista neuronal, son muy importantes para la atención”. Estas actividades ayudan a mantener bajo control la respuesta de estrés y “no se han encontrado diferencias entre las diferentes actividades que activan esas redes, mindfulness, yoga, oración…”.
Ejercicio físico: camina al menos media hora al día
Además de todos los efectos cardiovasculares que tiene el ejercicio físico sobre el cerebro y sobre nuestro organismo, el ejercicio también “aumenta la neurogénesis hipocampal, hace que se formen más neuronas”.
La pregunta és cuánto y qué ejercicio físico es necesario para que esa génesis de neuronas ocurra. Redolar es claro: “no necesitamos ir al gimnasio dos horas, con caminar 30 minutos en la calle rápido, es suficiente para esos efectos beneficiosos. Caminar 30 minutos al día es suficiente para estimular la formación de nuevas neuronas en el hipocampo, es suficiente para aumentar la neurogénesis y evitar los efectos deletéreos del cortisol. Es decir, sirve para intentar controlar el estrés y si, además, ese caminar 30 minutos, lo haces en la naturaleza, el efecto es todavía más marcado”.
Actividad sexual positiva
A largo plazo, el tener actividad sexual es otro de los factores que afectan sobre la dopamina y por tanto sobre nuestras motivaciones. Además, “tener una actividad sexual con la persona apropiada también ayuda a potenciar vínculos. Los vínculos de pareja están muchas veces mediados por dos hormonas, la oxitocina y la vasopresina, y el tener conducta sexual ayuda a fomentar ese vínculo y esto reduce muchísimo el estrés, ayuda a tener una red de apoyo. O sea, que el envejecimiento cerebral puede ser más saludable si hay una actividad sexual positiva”, según Redolar.
Dormir bien
Dormir es absolutamente esencial para el ser humano y tendemos a infravalorar el buen descanso. “Cuando nos vamos a dormir pasamos por una serie de estadios. En los estadios de ondas lentas, cuando el sueño es más profundo y desconectamos más de la realidad, nuestro cerebro se intenta recuperar de lo que ha sucedido en vigilia, limpiamos toda la basura metabólica que se ha ido acumulando. Es en ese sueño más profundo, cuando el cerebro limpia y reorganiza la posición de las neuronas”, explica el neurocientífico y divulgador.
Y advierte, “si esta función de limpieza no se realiza, el riesgo de tener enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad Alzheimer es mayor. Por tanto, si pensamos en tener un buen envejecimiento cerebral, tenemos que dormir bien”.
Alimentación: poca evidencia científica, pero un mensaje claro
Desde un punto de vista de salud cerebral y tener un buen envejecimiento, la alimentación es el campo en el que falta más información, según este especialista. Hay muchísimos estudios, pero ofrecen resultados muy contradictorios.
“¿Qué podemos asegurar? Que las grasas saturadas son muy negativas para la conformación de las membranas de nuestras neuronas y para todos los procesos de mielinización de los axones. Y también sabemos que hay ácidos grasos que son muy positivos, como los del aceite de oliva, los ácidos grasos tipo omega-3, sobre todo si la procedencia es vegetal; de lino o de frutos secos, más que de pescados, por la presencia de metales neurotóxicos. Los flavonoles presentes en café y chocolate también hay evidencia de la importancia que tienen si son puros; como los antioxidantes de los frutos rojos”, concluye.