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“Pensar que al jubilarse mi marido iba a estar todo el día en casa, invadiendo mi espacio, me daba pavor”: la jubilación, momento crítico para la pareja

Longevity

El 32,4% de los divorcios registrados en España en 2022 se produjeron entre parejas que llevaban al menos 20 años casados. “La jubilación es un punto de inflexión en la vida de la pareja”, dice la psicóloga Emma Ribas, especialista en terapia de pareja

La psicóloga Emma Ribas y varias parejas, hablan sobre cómo afrontar el vínculo de pareja cuando llega la jubilación y aumenta el tiempo compartido

La jubilación, todo un reto para algunas parejas que tienen que readaptarse a compartir mucho más tiempo juntos.

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¿Cómo afecta la jubilación a las parejas seniors? “A mí me daba mucho miedo la jubilación de mi marido. El pensar que iba a estar todo el día en casa, invadiendo el espacio con sus ruidos, me provocaba pavor”, recuerda Juana, bilbaína de 64 años. En retrospectiva y con unos años de experiencia a su espalda, Juana reconoce a que sus temores resultaron infundados, y que, en realidad, la jubilación de su marido, Carlos, de 68, ha tenido efectos positivos tanto en la relación de pareja como en su propia actividad profesional.

Ya sea temido o deseado, no cabe duda de que el cese de la actividad laboral supone un cambio importante. “Es un punto de inflexión en la vida de la pareja, en el que, si el vínculo que les une es sano, la relación florece”, afirma Emma Ribas, psicóloga especializada en parejas y sexología. “Al disponer de más tiempo libre, durante la jubilación muchas parejas renacen, aumenta la conexión entre ellos, mejora su comunicación y aprenden a compartir espacios gratificantes e incluso mejoran su vida sexual”, señala la experta.

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Este renacer afectivo no llega sin esfuerzos ni a todos por igual, según la psicóloga. “Para las parejas que se basan en una idea del amor romántico, en la que los dos somos uno y estamos siempre juntos, existe un mayor riesgo de asfixia emocional y tienen que aprender a gestionar sus necesidades personales, sentencia la psicóloga. Mientras que los que fomentan sus actividades individuales tienen que respetar los espacios del otro, al tiempo que se fortalecen intereses comunes”.

Retos que no parecen tan fáciles de lograr si se tiene en cuenta que en los últimos años se ha registrado un aumento de los llamados “divorcios grises”, en los que los cónyuges peinan canas. De acuerdo con las últimas cifras, de 2022, presentadas por el Instituto Nacional de Estadística, INE, el 32,4% de los divorcios registrados en España se produjeron entre parejas que llevaban al menos 20 años casados. Y las disoluciones matrimoniales que más han crecido (9%) son las de la franja de edad entre de los cincuenta y sesenta años.

Para las parejas que se basan en una idea del amor romántico y que están siempre juntos, con la jubilación existe un mayor riesgo de asfixia emocional

Emma RibasPsicóloga especializada en parejas y sexología

Ante el reto que presenta la jubilación, la experta recomienda recurrir a la creatividad y a la flexibilidad, como hizo Juana, para conciliar su necesidad de paz y silencio en su “reino” con la presencia de Carlos en casa a raíz de su jubilación. “Yo estaba acostumbrada a estar sola durante el día. Necesito mi espacio libre de ruido e intromisiones porque todavía trabajo como autónoma y paso mucho tiempo currando en casa. La perspectiva de tener que hacer mi trabajo con él alrededor, oyendo su música o viendo la televisión, me daba pavor. Se acababa mi silencio y mi tranquilidad,” recuerda Juana.

Dos pares de auriculares, uno para cada uno, y la disponibilidad que tuvo Carlos, recién jubilado, para llevarla sus citas profesionales cuando se rompió la pierna, no solo la reconcilió con la idea de la jubilación de su marido, sino que salvó su trabajo, reconoce la bilbaína. “Al estar jubilado, Carlos tuvo el tiempo y la oportunidad de ayudarme. Y lo hizo. Además se acostumbró a contribuir en la logística de casa, hacer la compra, la comida… Y cada año, por su cumpleaños, le mejoro los auriculares”, bromea.

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El temor de que el antiguo profesor de formación profesional se convirtiera en un adicto al sofá y la tele se ha evaporado al ver que Carlos “ahora siempre está haciendo algo. Y como ninguno de los dos tenemos que cumplir un horario fijo, nos podemos permitir el lujo de regalarnos un espontáneo aperitivo juntos un mediodía cualquiera, o escaparnos entre semana,” concluye Juana. Carlos, por su parte, reconoce que la jubilación se ha convertido en “una incesante búsqueda de tiempo para no hacer nada, el doce far niente, y la oportunidad de crear un espacio más agradable donde pasar el resto de nuestras vidas y fomentar las aficiones comunes”.

Nadie nos prepara para la jubilación, constata Ribas. “Nos pasamos muchos años preparándonos para nuestra vida profesional, pero no planeamos qué haremos cuando dejemos de trabajar. Y al llegar a esta etapa tenemos que desarrollar la capacidad de adaptación y flexibilidad necesaria para crear acuerdos y buscar soluciones. Cuantos más recursos hayamos acumulado durante nuestro recorrido vital, más fácil nos será implementarlos dentro de la relación de pareja en este período de la vida, que cada vez se extiende por más años,” resume la experta en relaciones de pareja.

Cuantos más recursos hayamos acumulado durante nuestro recorrido vital, más fácil nos será implementarlos dentro de la relación de pareja en este período

Emma RibasPsicóloga especializada en parejas y sexología

Hoy en día, existen muchas opciones para ocupar las horas libres tras la jubilación; desde voluntariados a diversos cursos para mayores, incluyendo la práctica de algún deporte, si el cuerpo lo permite. Lograr el equilibrio entre el tiempo que se dedica a actividades individuales y el tiempo que se dedica al cónyuge parece ser, en opinión de la psicóloga y en el testimonio de los entrevistados, uno de los principales factores para disfrutar de una placentera jubilación en pareja.

Para Sara, zaragozana de 73 años, la afición de su marido Alberto al pádel y las numerosas horas que se dedicó a practicarlo cuando dejó de trabajar, fue causa de malestar. “Cuando él se jubiló, yo ya hacía tiempo que había dejado de trabajar, porque me prejubilé antes. Y durante esos años fui la principal responsable de las tareas de la casa, sin ningún problema. Pero cuando él dejó de trabajar, hace tres años, y se dedicó a practicar sus aficiones y sus hobbies todo el tiempo sin hacer mucho en casa, yo me enfadé”, reconoce Sara.

Cuando él dejó de trabajar y se dedicó a practicar sus aficiones todo el tiempo sin hacer mucho en casa, yo me enfadé

Sara73 años

Afortunadamente para los dos, este estado no duró mucho tiempo. “A los pocos meses y por sentido común, él se dio cuenta de que las cosas no podían seguir así y empezó a contribuir más”. Desde entonces, la pareja ha logrado un equilibrio entre los intereses y las necesidades de los dos -“discutimos menos”- y han aprendido a encontrarse en un punto medio en los temas importantes para cada uno. “Yo accedo a pasar más tiempo en la casa del pueblo, que a él le encanta y a mí no tanto, y Alberto es más receptivo y más sociable cuando estamos en Zaragoza, lo que a mí me agrada”, concluye Sara.

Julia, 75 años y su marido, Jesús, de la misma edad, ambos catedráticos de la Universidad de Zaragoza, extendieron su vida laboral hasta cumplir pasados los 70. “La universidad nos permitió optar a una especie de periodo de transición, en la que seguíamos trabajando pero con responsabilidades reducidas. Lo que nos vino muy bien porque hasta entonces, tanto mi marido como yo, pasábamos más horas en la facultad que en casa.

Ya sea temido o deseado, no cabe duda de que la jubilación supone un cambio importante en la relación de pareja

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Antes de terminar el año de transición, a Julia le diagnosticaron un cáncer. “El inicio de nuestra jubilación no fue lo esperado. Las intervenciones quirúrgicas y las visitas al oncólogo dominaron esa época”. Ahora, con la enfermedad controlada y una rutina en la que se incluyen diversas actividades para cada uno; participar en coros, voluntariados diversos y el estudio de idiomas, Julia reconoce que es en la vida doméstica donde más roces surgen. “Me he dado cuenta de que en casa yo riño más a Jesús que antes. Tal vez”, explica la ex catedrática, “porque antes no hacíamos muchas cosas en casa juntos y ahora sí. Y yo espero que se hagan de una manera determinada que él todavía no sabe”, reconoce.

Con riñas o sin ellas, Julia asegura que uno de los beneficios de estar los dos jubilados es poder dedicarse a sus intereses particulares, sin restar tiempo a su afición común favorita, dar largos paseos juntos por la ciudad o por los Pirineos, cuando el tiempo y su tratamiento lo permiten. “Cuando vamos de paseo es cuando más hablamos y disfrutamos de la compañía mutua.”

Nos pasamos el día haciendo cosas por separado, pero todas las noches quedamos para tomar un aperitivo juntos y comentar. Es el mejor rato del día

Ignacio68 años

辱Ծó que comparte Ignacio, ex-secretario de Ayuntamiento de 68 años, que mantiene que el secreto de mantener unos lazo afectivos fuertes tras la jubilación son dejar espacio al otro, respetar los elementos comunes y mantener la ilusión por tu pareja. “Nosotros,” explica Ignacio, “nos pasamos el día haciendo cosas distintas y por separado. A mí me gustan ciertas actividades y a ella, ex-profesora de Instituto, otras. Pero todas las noches quedamos para tomar un aperitivo juntos y comentar lo que hemos hecho. Y es, sin duda, el mejor rato del día”.

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