“La jubilación de esa manera, forzada, es una causa de muerte, es un trauma. Lo vivà en mis propias carnes; a los tres meses de jubilarme tuve un infarto, y creo que tuvo algo que verâ€. Habla Juan Fernández (nombre ficticio), médico internista gallego de 77 años, retirado desde los 65. “Me obligaron a jubilarme cuando estaba en un buen momento profesional, de mucha ilusión, cuando tenÃa todo el servicio organizado, y cuando mi rendimiento era el mejor del equipoâ€, cuenta el doctor, ex Jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y expresidente de la Comisión de Docencia del centro, dedicada a la formación de los médicos jóvenes.
Su caso se dio hace 12 años, cuando el Sergas, el Servicio Gallego de Salud, cambió temporalmente las condiciones de jubilación de los médicos hospitalarios. La edad habitual de los 65 se podÃa aplazar cada año, hasta llegar a los 70. “La prórroga se concedÃa a todos, y además, cada año trabajado de más, equivalÃa a 100 euros mensuales extra de pensión de jubilación. De repente se decidió que los que estaban en prórroga ya no podÃan renovarla más, y que los que cumplÃamos 65, tenÃamos que marcharnos. Me llamaron para decirme que al dÃa siguiente a cumplir 65 ya no podÃa ir a trabajar, pasaba a ser jubiladoâ€, relata. “La reacción fue de sorpresa, de ira, algunos compañeros lloraban, otros pataleaban… Nunca hemos tenido una explicación coherente del porqué. Al cabo de un año, todo volvÃa a ser como anteriormente y ahora se pueden jubilar hasta los 70â€.
Me obligaron a jubilarme en un buen momento, de mucha ilusión y cuando mi rendimiento era el mejor del equipo
La normativa: ámbito público y ámbito privado
¿Qué dice la ley en cuanto a jubilación obligatoria? Hay dos situaciones diferentes a destacar, según Miguel Arenas, abogado laboralista, vocal de la sección de Derecho Laboral del ICAB, Ilustre Colegio de la AbogacÃa de Barcelona y profesor asociado de la UAB. Para los trabajadores por cuenta ajena del Régimen General de la Seguridad Social, según la disposición adicional décima del Estatuto de los Trabajadores, está prohibida la jubilación forzosa. Hay una excepción: si se ha introducido esta posibilidad a través de la negociación colectiva, pero solo a partir de los 68 años. “En este caso, además, el trabajador tiene derecho al 100% de la pensión, y se tiene que contratar a otra persona para cubrir su puestoâ€, cuenta el abogado. “A la empresa privada le resulta muy complicado obligar a un trabajador a jubilarse, podrÃamos decir que no existe la obligación de jubilación forzosaâ€.
El régimen público es diferente. Los empleados públicos, los funcionarios, sà tienen la jubilación forzosa a los 65 años, aunque hay ciertas excepciones. “El personal estatutario que trabaja en el sector público —estamos hablando de médicos, etc.— puede en muchos casos prolongar su actividad laboral de forma voluntaria. O, por ejemplo, en la magistratura. Los magistrados pueden jubilarse, si lo desean, a los 72 añosâ€.
A la empresa privada le resulta muy complicado obligar a un trabajador a jubilarse
Además, explica Arenas, “tanto en el ámbito local como autonómico podrÃan existir cláusulas distintas. De hecho, tenemos una problemática con el personal facultativo, y aquà sà que se está tratando de evitar que los médicos se jubilen antes de tiempo o lo haga a la edad ordinaria, porque faltan especialistas. De hecho, la Ley General de la Seguridad Social, lo que permite es que los médicos —sobre todo en atención primaria, en pediatrÃa, que es donde más falta personal— puedan compatibilizar la jubilación con la continuación de la actividad públicaâ€.
Dos experiencias diferentes
Esta situación que describe el jurista es la que ha llevado a Carlos Rodrigo a postergar su salida de la primera fila del mundo laboral. Es director clÃnico de PediatrÃa del Hospital Germans Trias i Pujol y catedrático de PediatrÃa. Está a punto de cumplir 70 años y con esta cifra llegarÃa la jubilación, pero el centro sanitario querrÃa que este doctor, eminencia en su campo, permaneciera cerca como asesor del hospital después de su retiro de la plena actividad. En el ICS (Institut Català de la Salut), para las plazas vinculadas entre hospital y universidad —son el caso de los catedráticos—, hay un acuerdo para jubilarse como máximo a los 70, un tema regulado por una comisión mixta.Ìý
“Mi voluntad es ser catedrático emérito en la universidad, y entonces esto me permitirá mantener relación de asesorÃa y vinculación con el mundo académico. La parte de docencia e investigación son transversales a las instituciones, y si puedes mantener un emeritazgo, puedes participar en diferentes aspectos de estos ámbitosâ€, cuenta el doctor.
Es una pena que doctores que no son profesores universitarios no puedan seguir trabajando después de los 65Ìý
Rodrigo, como muchos facultativos, no siente la necesidad de dejar de trabajar. “Para mÃ, estos años han sido una suerte, y es una pena que otros doctores, que no son profesores universitarios, no puedan seguir trabajando después de los 65, aunque en especialidades con mucho déficit de profesionales, sà que se permiteâ€, explica el pediatra. “En atención primaria faltan muchos pediatras y habitualmente se ofrece alargar la vida laboral hasta los 70, una buena oportunidadâ€, añade. Su voluntad en esta nueva etapa que abre a los 70 es ser catedrático emérito en la universidad, para poder mantener una relación de asesorÃa y vinculación con el mundo académico.
Rosa MarÃa Calaf, referente del reporterismo internacional y ex corresponsal de Radiotelevisión Española, vivió una historia bastante diferente. Cuando tenÃa 61 años recibió una comunicación del ente público proponiéndole un ERE que “supuestamente era voluntarioâ€. Lo duda, Calaf, porque recibió un “silencio administrativo†por respuesta cuando escribió a la dirección de RTVE preguntando por las condiciones sobre el procedimiento. “Yo no me hubiera ido voluntariamenteâ€.
Yo no me hubiera ido voluntariamente cuando me comunicaron el ERE
Ya habÃa hecho los primeros trámites para dejar su apartamento en Hong Kong y jubilarse, cuando un cambio de dirección en el ente público (de Carmen Caffarel a Luis Fernández) motivó la propuesta de quedarse un tiempo más en Asia para preparar la cobertura de los juegos olÃmpicos en PekÃn. Después de las olimpiadas, le ofrecieron mantener por un poco más de tiempo su puesto de trabajo, oferta que declinó por compromiso personal con sus compañeros. “No me parecÃa bien quedarme si todos mis compañeros, de mi generación, se habÃan tenido que ir, y los juegos ya habÃan acabadoâ€.
Afrontar emocionalmente la jubilación forzada
El afrontamiento emocional de este momento profesional puede ser complicado, si llega de forma imprevista o muy forzada. Para Juan fue un mazazo verse obligado a desaparecer del que durante décadas habÃa sido su mundo. “Fue un golpe para mà y para mis compañeros que también tuvieron que retirarse, se fue gente con talento demostrado y con un rendimiento alto, ¡y en un momento en el que faltan médicos! Pedà mis datos de rendimiento de los últimos meses y yo era el mejor de mi servicio. Hay mucha gente que se tiene que jubilar en plenas capacidades mentales y la jubilación de esa manera es traumáticaâ€, afirma.
Una jubilación inesperada o forzada no siempre implica efecto negativo, puede ser sorpresivo, según explica Manel Sánchez Pérez, coordinador de la unidad de psicogeriatrÃa de la Fundació Hospitalà ries Martorell y director de la nueva cátedra de Psicogeriatria UAB – Fundació Hospitalà ries. “La condición que más se asocia con la negatividad de una jubilación forzada tiene que ver con el aspecto económico (la pérdida de poder adquisitivo) y el malestar emocionalâ€.
Si no tienen otra ocupación que el trabajo, pueden quedar huérfanos de su rol social. Esto puede generar situaciones de difÃcil adaptación
Un malestar emocional que, según Sánchez Pérez, tiene que ver con dos aspectos. Por un lado, la intensidad de la vinculación a la actividad laboral de cada persona. “Si no tienen otra ocupación que el trabajo, pueden quedar huérfanos de su rol social, de las relaciones sociales del trabajo, etc. Esto puede generar situaciones de difÃcil adaptación, deja de sonar el teléfono, deja de ser necesaria la persona para resolver problemas o consultas… Si hay hobbies u otros intereses, los afectados sobreviven mejor a este impactoâ€.
En segundo lugar, según el especialista, cabe valorar el cambio de roles en la familia. “Sobre todo en hombres, cuando están dedicados a un trabajo intensivo fuera de casa, y conviven con su pareja y otros familiares con menor actividad externa, la convivencia forzada puede tener consecuencias, porque la dinámica familiar no estaba preparada para eso. Cuando la jubilación es forzada o sobrevenida, por sorpresa, puede ser más difÃcil afrontarlo. No se pueden improvisar hobbies, y los primeros tiempos de adaptación pueden ser complicadosâ€.

Personas mayores haciendo una actividad de informática en una imagen de archivo.Ìý
El estrés y falta de confort por esta situación, según el psicogeriatra, “es una gran causa de descompensaciones somáticas fÃsicas, como la tensión arterial, u otras que indirectamente pueden desembocar, por ejemplo, en ictusâ€, explica. El cambio de hábitos de forma repentina puede generar también, dice, “en el estado de ánimo, en una depresión (con gran capacidad para empeorar la salud fÃsica general de la persona, ya que la persona está más pasiva, se cuida menos, tiende a comer peor, puede saltarse los controles médicos)… Esas consecuencias indirectas pueden empeorar por el estrés de una jubilación anticipada bruscaâ€, según Sánchez Pérez.
Para prevenir estos problemas de salud, el especialista ofrece algunos consejos. “Todo lo que sea quedarse de brazos cruzados es absolutamente deletéreo, conviene buscar lo antes posible una actividad alternativa, cursos para adultos jubilados en la universidad, socializar, conservar el sol intelectual de la persona si lo tiene. También hacer actividad fÃsicaâ€.
Rodrigo, que ha podido alargar su edad de retiro, y ha podido organizar su jubilación con tiempo, es optimista. “Lo llevo bien, hace cinco años más que sé que esto llegará. No quiero perder del todo la vinculación con el mundo académico, pero sà quiero hacer muchas cosas. Podré jugar mucho más a tenis, viajar con mi familia, leer todo lo que quiera que tengo pendientes…â€, cuenta. Para Calaf, en este mismo sentido, el hecho de haber tenido “un aviso†de prejubilación que no llegó a materializarse, fue una ayuda para asumir la situación a nivel emocional, aunque reconoce que nunca le ha dado miedo la jubilación. “Siempre he mirado para adelante, me interesan las aventuras y las nuevas experiencias, y tenÃa muchas ofertas de universidades para dar clases, empecé a dar conferencias, talleres, seminarios, colaboraciones… Me considero afortunadaâ€, concluye.
La discriminación por edad, a pesar del gran talento
La periodista tiene claro que hoy en dÃa existe en el ámbito laboral “una clara discriminación por edadâ€, un tema contra el que lucha y por el que hace divulgación. “Yo peleo porque no todos los mayores somos iguales, quien se quiera jubilar perfecto, pero quien no quiera, me parece lógico que pueda seguir. A mÃ, con la primera comunicación de ERE que me afectaba, me fastidiaba porque me parecÃa un maltrato por parte de la empresa, y una malversación de lo que habÃan invertido en mÃ. Lo que he hecho a la empresa le ha costado dinero, y cuando tienen la experiencia acumulada, van y lo tiran por la basura. Como persona te sientes bastante maltratada, aunque a mà me repescaron y tuve un reconocimiento relativo porque no me tuve que ir a los 61, y amortigüé un poco el golpeâ€.
A través de su actividad divulgativa, la periodista (que a principios de mayo protagoniza junto a Joan Manuel Serrat en FiraGran el ), quiere concienciar de la importancia del talento senior y del valor que tienen la sabidurÃa de los mayores. “Es importantÃsimo que se haga entender a la sociedad el valor de la experiencia. Ya está pasando ahora en muchos lugares. En Japón se incentiva, que la gente no se jubile, se cuenta con la gente mayor, porque hay ahà un activo de conocimiento que es muy importante que no se pierda. TendrÃa que haber una voluntad de no considerar que la persona mayor ya es un trasto viejo, que no sirve para nada y que es un costo para la sociedad. Es todo contrario, es un activo para la sociedadâ€.
¿Por qué tenemos magistrados, médicos, ingenieros, arquitectos y todo tipo de profesionales jubilados en sus casas sin saber qué hacer?
Problemas séniors
Cuéntanos tu caso
¿La pensión de jubilación no te permite pagar una vivienda digna? ¿Has tenido que vender tu casa o alquilar habitaciones en tu hogar, para tirar adelante? ¿Te has encontrado con prácticas edadistas en la administración o en la atención sanitaria? ¿Tienes problemas para que tu entidad bancaria responda correctamente, de forma presencial y personalizada, a tus dudas? En Longevity recogemos testimonios de los problemas que más afectan a las personas mayores.
Nos puedes hacer llegar tu experiencia a seniors@lavanguardia.es, con tu nombre, edad, y teléfono de contacto.
“Hay miles y miles de jubilados de todo tipo de profesiones que están, abandonados, sin saber qué hacer, con muchÃsima experiencia, con muchos conocimientos. ¿Por qué tenemos magistrados, médicos, ingenieros, arquitectos y todo tipo de profesionales jubilados en sus casas sin saber qué hacer?â€, reflexiona Julio Méndez, jubilado y activista por los derechos de las personas mayores, sobre el desperdicio actual del talento sénior. “Muchas veces esos profesionales, personas jubiladas, están en una soledad absolutaâ€, añade Méndez, que reclama para los séniors más espacios donde manifestar sus opiniones y su visión desde la experiencia.
El doctor Rodrigo, en efecto, confirma que la edad es un valor añadido en su profesión. “Los conocimientos y la parte mental te dan una riqueza. En medicina asistencial y académica, no hacemos guardias, pero el conocimiento es muy importante, podemos participar en sesiones clÃnicas, en decisiones de estudios clÃnicos… Está claro que ahora, la mayorÃa de doctores de 65 años, lo pueden hacer. Si no se aprovecha su experiencia, es una perdida de talento para el sistema sanitario, para los pacientes, para la sociedadâ€, reflexiona.