
³Ò±ð°ù³¾Ã¡²Ô, uruguayo de 37 años que reside en Barcelona: “Para quienes no tenemos tanto lazos aquÃ, afrontar el vacÃo de la ruptura es dura"Ìý
“Yo era un mar de llanto y mocos. No querÃa ver a nadie ni hacer nadaâ€, recuerda ³Ò±ð°ù³¾Ã¡²Ô, de 37 años, que en junio de este año atravesó una separación después de un año y medio de relación. “Para mà fue como un vaso de agua frÃa en la cara. No me lo esperaba. Me dio mucha ansiedad. Bajé nueve kilos en un mes, tuve que pedir una baja en el trabajo y todavÃa sigo tomando medicación antidepresivaâ€, explica. ¿Qué pasa cuándo lo dejan parejas que no se han casado? ¿Le damos la misma entidad que un divorcio o se espera que el duelo sea más rápido y fácil?
“Sà que es verdad que a veces se le da más importancia a un divorcio que a una separación, por el hecho de que hay trámites legales, cuando en verdad el proceso puede ser igual de dolorosoâ€, dice Ferran C., de 51 años, que se separó en octubre del año pasado de su ex pareja tras catorce años juntos. Después de un año y medio de ver cómo su relación se enfriaba cada vez más, ella le dijo: “Ya no te veo como mi pareja. Te veo como un amigo o un compañero de pisoâ€.
Se le da más importancia a un divorcio que a una separación por el hecho de que hay trámites legales, pero el proceso puede ser igual de doloroso
“El hecho de estar casados puede hacer que la logÃstica sea más difÃcil, ya que a veces añade pasos difÃciles que confirman que la separación es real. Pero el sufrimiento no se puede medir, depende muchÃsimo de cada persona. Que te divorcies no tiene por qué ser más traumático que si te separasâ€, dice la psicóloga y sexóloga Lua Carreira.

La complejidad a nivel emocional de una ruptura amorosa es exactamente la misma con o sin papeles
“Creo que socialmente decir ‘Me divorcié’ puede hasta sonar y percibirse diferente que el ‘Me separé de mi novia’â€, dice Mauricio (35), que se separó de su anterior pareja hace ya tres años. Estuvieron juntos durante siete años, los dos últimos conviviendo. Pasados algunos meses de su separación, algunos amigos le decÃan ‘Bueno, ya está. Te separaste, se terminó’, dando a entender que ya era hora de pasar la página. “No estábamos casados ni tenÃamos hijos pero para mà fue realmente muy duro. El vÃnculo que tenÃamos era igual de fuerte que si hubiera habido un papel que dijera que estábamos casadosâ€, dice.
“Si el entorno no reconoce ese duelo y el hecho de que, aunque no haya estado casado, esa ha sido una relación muy significativa para mÃ, va a significar un problemaâ€, apunta el profesor y Director Máster PsicologÃa General Sanitaria de la UOC Adrián Montesano, y añade: “Es la tÃpica frase de ‘Bueno, pues ya está’. SÃ, seguramente ya llegarás a esa fase, pero no en este momento. Ahora te encuentras en fase de desvinculaciónâ€.
En entornos más conservadores puede que se viva más la diferencia entre divorcio y separación, pero lo que realmente marca la diferencia es si hay hijos o no de por medio
El psicólogo aclara que “en entornos más conservadores, donde incluso haya muchas menos personas que mantengan relaciones largas sin casarse, puede que se viva más esta diferencia entre divorcio y separación. Pero, en la actualidad, creo que lo que marca más la diferencia es si hay hijos o no de por medioâ€.
Para la psicóloga Silvia Congost, “más allá de la molestia añadida de que, además del dolor emocional y psicológico que implica la ruptura, tienes que iniciar los trámites del divorcio, no hay ninguna diferencia. A nivel social es lo mismo. Si se trata de una relación estable y duradera, cuando se rompe en ambos casos implica quedarse solo, sin el apoyo ni la compañÃa de esa persona, tener que decidir qué se hace con los amigos en común, el hecho de ser ‘abandonado’ por tu pareja o ser tú el malo o la mala que dejas al otro, una mudanza, buscar piso, etc... Es el mismo proceso de separación, con la diferencia de que no tenemos que lidiar con el papeleoâ€.
Según explica, “la complejidad a nivel emocional es exactamente la misma con o sin papeles. Lo que la complica, más que si estamos o no casados, es que tengamos bienes a medias, que uno le deba dinero a otro, que haya negocios en común, o, por supuesto, hijos. Todo lo que tengamos en común y por lo que se requiera que nos pongamos de acuerdo, lo complicaâ€.
No compartÃamos casa, ni hijos, ni amigos. Fue triste, pero de un dÃa para el otro, lo dejé de ver: fui a su casa a buscar ropa que me habÃa dejado y ya está
“Siento que cuanto más le pones a la relación, después más difÃcil es...â€, dice ³Ò±ð°ù³¾Ã¡²Ô y explica: “Nosotros compartimos muchos amigos. A dÃa de hoy, ella todavÃa se lleva muy bien con los mÃos. Y eso a veces es un poco duro, porque quizás hay una cena o un cumpleaños y no sabes si puede llegar a estar. Entonces al principio evitas esas reuniones. Ella también tiene un perro con el que me encariñé muchÃsimo. Te dirÃa que hoy lo extraño más que a ellaâ€.
El hecho de haber vivido juntos hizo que para Mauricio la separación fuera más difÃcil. “Separarme de la persona que vivÃa conmigo fue para mà muy grave. Estuvimos mucho tiempo juntos. Te acostumbras a la otra persona, a las rutinas de pareja. Llegar a casa y tener que prepararte la cena para ti solo era muy duro, como empezar de ceroâ€, recuerda.

A veces se minimiza el dolor cuando es una ruptura sin hijos
Para Agustina, de 31 años, el hecho de tener pocos lazos que la unieran a su antigua relación, hizo que dejarla ir fuera mucho más sencillo. Estuvieron juntos dos años y medio. “No compartÃamos casa, ni hijos, ni amigos. Obviamente, sà que fue triste. Pero, de un dÃa para el otro, lo dejé de ver. Fui una tarde a su casa a buscar algo de ropa que me habÃa dejado y ya está. Al no haber nada que me estuviera recordando todo el tiempo a él, fue más fácil en ese sentidoâ€, dice Agustina.
Ellos tenÃan planes de mudarse juntos justo antes de que decidieran romper. “Agradezco que nos hayamos separado antes, porque para mà hubiese sido mucho más difÃcil. Sobre todo aquà en Barcelona, donde no es sencillo vivir sola. Tener que irme a una habitación hubiera sido complicado emocionalmenteâ€, asegura.
A veces, separarse es un buen indicador de salud mental:Ìýel peor escenario es el la pareja separada pero junta, en falsa unión. Eso tiene pésimas consecuencias para la salud fÃsica y mental
Después de catorce años en común, Ferran C. y su pareja compartÃan, además de intereses y aficiones, todas sus redes de afecto. Ambos escribieron un texto para comunicar a sus amigos que ya no seguirÃan siendo una pareja. “Al ver que era un texto escrito por los dos, con buen rollo, de no querer dejar las cosas mal, la reacción fue muy positivaâ€, explica y añade: “Sus amistades me han enviado mensajes de apoyo y sé que algunas amistades mÃas todavÃa hablan con ella. No hay ningún resquemorâ€.
Ellos pudieron empezar a vivir vidas separadas sin conflictividad. TenÃan dos gatos en común y, aunque hoy viven con Ferran C. Ella los cuidó el último verano. TenÃan una cuenta de gastos compartida pero a su vez cada uno mantenÃa sus propias finanzas. “No tenÃamos nada en común que pudiera generar más cargas o tensiones en la separación, como la custodia de hijos, propiedades, dinero, deudas, hipotecas. Yo vivà el divorcio de mis padres. Fue muy complicado, por mi custodia y por sus maneras de ser. Como hijo de padres divorciados lo sufrÃâ€, dice Ferran C.
“Si se llevan bien y ambos son capaces de mantener la cordialidad, aún con hijos de por medio, puede ser algo que se transite con cierta calma, aún con el dolor y todo lo que implica. Puede ser incluso un paso necesario en la relación entre ellos dosâ€, coincide Lua Carreira.
“Hay parejas que son capaces de llevar un proceso de separación realmente bien, con y sin hijos y otras que lo llevan en conflicto total, con abogados y bloqueos de por medioâ€, coincide Adrián Montesano y aclara que el “peor escenarioâ€, es el de aquellas parejas “separadas pero juntas, en falsa uniónâ€. Esto, asegura, genera “un mal crónico, con pésimas consecuencias para la salud fÃsica y mental. A veces, separarse es un buen indicador de salud mental.
Las rupturas no suelen ser deseadas y buscadas por igual por ambas partes:ÌýSi uno de los dos actúa solo mirando por su propio beneficio, el proceso se complica
Según indica el psicólogo, el eje fundamental es el grado de conflicto con el que se realiza esa separación. “Obviamente, en una separación siempre hay distancias afectivas que nunca son agradables. Pero, cuando esa polarización está por encima de la ética relacional, es decir, del respeto, amor y cuidado con el que se transite, es cuando se pueden ver consecuencias muy graves para la salud mental de todos los participantes de la ecuaciónâ€, explica. También pueden intervenir otros factores agravantes, como que no se tengan en cuenta las necesidades de los hijos en común, que haya una infidelidad o que las personas allegadas a la pareja intervengan para posicionarse a favor o contra de uno o del otro.
La psicóloga Silvia Congost explica que “Las rupturas no suelen ser deseadas y buscadas por igual por ambas partes. Podemos estar dolidos y es más difÃcil actuar desde la bondad y la compasión, que serÃa lo ideal. Si uno de los dos no es justo con el otro, trata de aprovecharse o actúa solo mirando por su propio beneficio, esto complicará mucho más el proceso. Esto se empeora claramente cuando hay terceras personas, por supuestoâ€.

Cuando estamos dolidos por una ruptura es más difÃcil actuar desde la bondad y la compasión
Leonardo, de 37 años, se separó hace dos años de la madre de su hija. “Si no fuera por nuestra hija, cada uno seguirÃa por su lado y yaâ€, explica. En dos semanas, volverá a juicio con su ex pareja por la custodia. Su separación -dice- fue muy conflictiva. “Ella estaba muy enojada. Contrató a un abogado. Me acusó de varias cosas, entre ellas, de que no me podÃa hacer cargo como padreâ€, indica y aclara: “Yo lo vivà como un divorcio. Mi entorno me acompañó y lo entendió como algo serio, sobre todo por el tema de mi hijaâ€.
“Si hay menores de por medio, es lo mismo una separación a un divorcio en cuanto al régimen de visitas, custodia, alimentosâ€, explica la abogada de familia Elena Crespo y añade: “La diferencia es que, en el procedimiento procesal, se presentará una demanda de divorcio si estaban casados o una demanda de extinción de pareja estable si era una pareja de hechoâ€. También es exclusivo de los procedimientos de divorcio -indica la abogada- el hecho de que, si uno de los cónyuges se ha visto descompensado en su nivel de vida, puede reclamar una prestación compensatoria, mientras que en las parejas de hecho serÃa una pensión de alimentos, que no puede superar el perÃodo de tres años.
El matrimonio protege más en casos de desequilibrio económico, especialmente a las mujeres que dejan de trabajar de forma remunerada o cogen una jornada reducida
En Catalunya -aclara la experta-, para que esa pareja sea considerada una pareja de hecho debe haberse inscrito como tal en el Registro de parejas estables de Catalunya o, de lo contrario, se debe poder demostrar una convivencia de más de dos años. En caso de que esa pareja tenga un hijo en común, automáticamente se la considera una pareja de hecho.
“No creo que un divorcio lo haga más difÃcil o engorroso a la hora de separarseâ€, dice la abogada y añade: “El matrimonio hasta protege más en casos donde existe un desequilibrio económico, especialmente a las mujeres que dejan de trabajar de forma remunerada o cogen una jornada reducida, como es el tÃpico caso de la ama de casa, porque tienen derecho a esa pensión compensatoria, tengan o no hijosâ€.
La complejidad o no de esa separación -indica-. “Va a estar dada por las personas más que por el trámite en sÃ. Evidentemente, cuando hay hijos se complican más las cosas, pero aquà sà que da igual estar casado o no estar casadoâ€. La mayor cantidad de conflictividad, asegura, se da “en disputas por la custodia, sobre todo si hay hijos bebés, también por la educación que se les quiere dar y por el uso de la vivienda familiar. Incluso tengo divorcios muy complicados porque no se ponen de acuerdo en la custodia de la mascotaâ€, dice.
“Las rupturas nunca son fáciles. No pasa tanto por cuánto hay de por medio, sino de cómo se encara esa separación. Puede ser una ruptura tormentosa tengan o no papelesâ€, dice por su parte la psicóloga Lua Carreira y añade: “A veces se minimiza el dolor cuando es una ruptura sin hijos. Lo difÃcil cuando se comparten hijos viene especialmente porque no puede haber una distancia emocional y fÃsica, que a veces es necesaria. La falta de contacto cero puede hacer que el dolor se prolongue. Pero depende mucho de cada caso, de los motivos y de cómo se lleven".
Lo que veo en consulta es que, cuando algunas personas se separan entre los 50 o 60 años, creen que ya no van a tener otra pareja, que es muy tarde para encontrar a alguien
“En mi caso, la distancia y el contacto cero me ayudó mucho. Al principio cuesta, pero sino es como un bucle, una conversación interminable que nunca acaba. Me encantarÃa que más adelante podamos ser amigos, y creo que para eso primero hay que romper el anteriorâ€, dice ³Ò±ð°ù³¾Ã¡²Ô. Para él, lo más difÃcil de afrontar fue “ese espacio, ese vacÃo que deja la otra persona. Sobre todo para las personas migrantes, que no tenemos a nuestra familia aquÃ. Todos los lazos que generamos estando fuera se sienten más fuertesâ€. Él es uruguayo y vive en Barcelona desde hace cuatro años.
Para Mauricio, el hecho de ser migrante también fue un factor de peso. Él vino primero de Argentina y su expareja se mudó más tarde para acompañarlo. “Eso siempre fue una mochila para mÃ, por eso también alargué la separaciónâ€, explica. La ruptura también fue difÃcil por la etapa vital en la que se encontraba. “Creo que, cuanto más adulto, hay más proyectos en común. Ya pensábamos en términos de familia. Mi pareja era mi familia. Aún más viviendo en el extranjero. Yo tenÃa 33 años cuando me separé y recuerdo que pensaba: ‘¿Encontraré a una persona con la que poder compartir los mismos proyectos?’. Ese fue mi mayor miedoâ€, indica.
Antes de separarse, Ferran C. veÃa que otros amigos se separaban y se preguntaba: “Si me pasara a mÃ, ¿Qué harÃa?â€. “Aquello de volver a empezar, de conocer a una persona nueva, cuando ya tienes una edad, buscas alguien que se adapte a tu estilo de vida. Al final, no fue algo traumático. Enseguida me propuse socializar más, hacer nuevas amistades y me apunté a Tinder. Soy bastante social y abierto, eso me ayudó mucho. Pero tengo gente en mi entorno que lleva muchos años separada a la que sà que le cuesta. Les da miedo, vergüenza o pereza. Se acomodan con lo que tienen y dicen: ‘Yo me entiendo muy bien conmigo mismo y no necesito nada más’â€.
“Lo que veo en consulta es que, cuando algunas personas se separan a cierta edad, más que nada entre los 50 o 60 años, creen que ya está, que ya no van a tener otra pareja, que es muy tarde para encontrar a alguienâ€, dice la psicóloga Lua Carreira.
No sé si fue la terapia o el hecho de que socialmente esté más aceptado, pero aprendà a expresar libremente mis emociones. Si necesito llorar, hacerlo donde sea. Poder mostrarme vulnerable
El profesor Adrián Montesano del Campo explica que “en la etapa adulta tu pareja tiene un papel muy importante. Perderla es perder tu familia, tu apoyo. Una separación significa perder algo de ti que era importante y que lo tienes que transformar. Tienes que reinventarte en este sentido. El conflicto con la sensación de propósito vital aumenta muchoâ€.
“Es imposible no proyectarte con esa persona. Tras la separación, tienes que empezar a deshacer ideas o proyectos que estaban en tu cabeza, porque no van a pasarâ€, dice ³Ò±ð°ù³¾Ã¡²Ô. Para él, su separación fue como un cimbronazo. “Se te mueve todo. No solamente la parte afectiva. Te replanteas dónde estás y por qué no estás en otro sitio, qué estás haciendo, si estás feliz o simplemente cómodoâ€, explica.
La ruptura fue para Mauricio el puntapié para empezar psicoterapia. “Al principio no tenÃa claro cómo me iba a poder ayudar. Pero me dio herramientas para entender que una ruptura no es la muerte de nadie, que la gente se separa y se vuelve a juntar, que la vida sigueâ€, explica y añade: “También fue clave el apoyo de mi madre, mi hermana y mis amigosâ€.
El apoyo de las amistades es algo que todas las personas entrevistadas mencionan como un punto clave para atravesar los momentos de mayor dolor. “A pesar de que yo me lo veÃa venir y estaba mentalmente preparado, en el momento en que sucede necesitas ese apoyo y calor humano. Yo tengo un cÃrculo de amigos que son como hermanos en los que pude apoyarmeâ€, explica Ferran C. Además de los amigos, para Leonardo, “lo más importante es la paciencia. Es importante seguir en la vida y recordar que todo pasaâ€.
“En mi caso, no sé si fue la terapia o el hecho de que socialmente esté más aceptado, pero aprendà mucho a poder manejar mis emociones y expresarlas libremente. Si necesito llorar, hacerlo donde sea. Poder mostrarme vulnerable. Cuando la tristeza te invade, la tienes que aceptarâ€, indica por su parte ³Ò±ð°ù³¾Ã¡²Ô. Le ha pasado de llorar en un bar con amigos, en la playa y hasta en una fiesta electrónica. “Nunca en mi vida imaginé estar llorando en el trabajo, pero me pasó un par de veces sin darme cuenta. Está muy bueno porque alivia muchoâ€, asegura y añade: “TodavÃa me queda un largo camino por reconstruirme. Aprender a estar bien solo de nuevo. Es de a poco, dÃa a dÃaâ€.