Cuando se empieza a conocer a una persona no siempre resulta sencillo identificar ciertos patrones o conductas que supongan una señal de alerta, es decir, esas banderas rojas que deben evitarse en una relación para que esta sea saludable. A veces pueden resultar evidentes, pero, en otros casos, la táctica resulta más sutil, así sucede con la manipulación emocional. “Ejercer el control sobre una persona, con el objetivo de obtener cierto beneficio u objetivo”, esta es la motivación de un manipulador, según lo describe Rosario Linares, y directora de El Prado Psicólogos. Un perfil que puede adoptar diferentes formas al emplear técnicas distintas, por ejemplo, el conocido como ‘benching’, una clase de manipulación sobre la que se está poniendo el foco recientemente.
El término inglés ‘benching’ hace referencia al concepto, ampliamente usado en el panorama deportivo, de “estar en el banquillo”, o lo que es lo mismo, esperar a que llegue el turno de entrar en acción. Esta idea se ha extrapolado a las relaciones para describir ese tipo de manipulación en la que una persona se comunica con otra de forma intermitente, breve y superficial, tal y como explica el equipo de de Albiach Psicólogos. El único objetivo consiste en mantener el contacto y el interés de la otra parte. “Ya sea por no sentirnos solos, por no querer soltarse del todo hasta encontrar otra cosa o por no desear ataduras”, apuntan los expertos como posibles razones tras este comportamiento.
¿Cómo saber si te están haciendo ‘benching’?
Muchas personas que se encuentran envueltas en el ‘benching’ no se percatan de esta manipulación, a pesar de sentirse confundidos por la situación. Esto sucede en buena medida a causa de ese refuerzo intermitente que somete a la otra parte y la mantiene ‘atada’. No obstante, esto trae como consecuencia un agotamiento emocional y frustración, advierte la Laura Palomares Pérez. Una “trampa”, como la especialista la define, que puede ser detectada si se presta atención a las señales que suelen delatar esta práctica.
La más característica es ese estilo de comunicación intermitente tan propio del ‘benching’, que adopta la forma de mensajes o muestras de atención a menudo poco consistentes y periódicas. A esto se le suma una ausencia de compromiso, que puede apreciarse cuando la persona evita compartir su visión de futuro o tratar conversaciones sobre el tema. También hay una falta de claridad en lo que respecta a la relación en sí, quien practica el ‘benching’ trata de no expresar sus sentimientos de forma abierta y se resiste a definir en qué punto está la relación. Las personas que padecen ‘benching’ tienen la sensación constante de no ser la prioridad, sino más bien estar condenadas a un “segundo plano”, afirma la óDz. ¿Cómo se sostiene todo esto? A base de excusas constantes, frecuentemente respaldadas por frases del estilo “estoy muy ocupado”.