Durante siglos el foie gras ha sido sinónimo de lujo. Con su textura untuosa y su sabor potente, se ha convertido en un clásico de los aperitivos festivos. A pesar de su fama, es uno de los alimentos más discutidos por las prácticas que implica su producción.
Esta técnica, también conocida como fase de cebo, consiste en alimentar a los patos a la fuerza varias veces al día mediante un tubo para engordar su hígado. España es uno de los cinco países europeos que aún lo permiten, junto con Francia, é, Bulgaria y ܲԲí. En busca de una alternativa más ética al foie gras tradicional, Thomas Vilgis y su equipo del Instituto Max Planck de Maguncia, en Alemania, han desarrollado un método que utiliza el hígado de aves criadas de forma natural y su propia grasa para lograr la misma textura sin recurrir a la alimentación forzada.
La bioquímica del foie gras
Los científicos revelan cómo moléculas transforman la grasa del pato durante la fase de cebo
Los primeros intentos de imitar el foie gras no tuvieron éxito. Descubrieron que el problema no era la cantidad de grasa, sino cómo se integra en el hígado. Probaron a combinar hígado con grasa extra y también a añadir colágeno, pero los experimentos no dieron los resultados deseados.
La clave está en la bioquímica. Los científicos estudiaron a fondo qué ocurre dentro del cuerpo de un pato cuando se le sobrealimenta. Descubrieron que en ese proceso el organismo activa unas enzimas llamadas lipasas, que fragmentan las moléculas de grasa y permiten que estas se reorganicen y cristalicen dentro del hígado, dando lugar a esa textura tan característica.
Con esta información intentaron recrear el proceso en el laboratorio. Para ello, utilizaron lipasas extraídas de Candida rugosa, un hongo unicelular que ayudó a descomponer la grasa de pato. Mezclaron esta grasa tratada con hígado normal, lo trituraron y calentaron ligeramente. El resultado fue un foie gras que tenía la misma textura suave y el sabor muy parecido al clásico.
Aunque todavía no está disponible en el mercado, el método ya ha sido patentado y, actualmente, los científicos están en conversaciones con diversas empresas para desarrollar una versión comercial.