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El é y las tertulias culturales en España

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Esta bebida ha sido a lo largo de los años un elemento de cultura y de cohesión social

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El é y las tertulias culturales en España

El é y las tertulias culturales en España

Getty Images

El olor a pluma, tintero y añejo nunca encontró mejor combinación que al fundirse con el aroma del é. Dos placeres que juntos se disfrutan más y saben mejor: el escribir y tomar una taza de é. Y qué mejor si ambos se deleitan en un cálido espacio y con una buena conversación.

De esto trataban las tertulias literarias que comenzaron a asomarse a finales del siglo XIX en emblemáticos és de la capital y que convirtieron a muchos de estos establecimientos en míticos espacios culturales que reunieron a una gran suma de artistas e intelectuales de la época.

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Entre sorbos de é y una nebulosa de humo de los cigarrillos, se gestaronimportantes obras de nuestra literatura, debates incendiarios, discursos poéticos, proclamaciones para la reflexión, retos a duelo, hasta citas de amores clandestinos.

Hacia 1770

Uno de los primeros encuentros de é tuvo lugar en Madrid, fue la Tertulia de la Fonda de San Sebastián

Estas tertulias celebradas en diferentes ڱٱídentro de España tuvieron sus orígenes en las llamadas academias literarias que dejó el Siglo de Oro, donde era bastante común el reunirse –especialmente los poetas- para debatir sobre temas humanísticos.

Uno de los primeros encuentros de é tuvo lugar en Madrid hacia 1770. Fue la Tertulia de la Fonda de San Sebastián, fundada por el poeta Nicolás Fernández de Moratín alrededor de un grupo de ilustrados que charlaban de Rousseau y de sus homólogos franceses, que apostaban por una literatura distinta. Esta se celebró en un é de la plazuela del Ángel donde ya se congregaban asiduamente artistas y escritores de la talla de Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego, Jovellanos, o el mismo Francisco de Goya.

Sin embargo, esta tradición se popularizó entre demás escritores, intelectuales y artistas que frecuentaban los mismos és y se encontraban cada semana para compartir y contrastar ideas sobre asuntos propios de la coyuntura. Así, surgen los és literarios propiamente dichos, lugares que acaban convirtiéndose en verdaderos clubes con gran influencia en la opinión pública.

De hecho, los és en España durante el siglo XIX tuvieron un rol clave en la creación de movimientos no solo a fines a la literatura y a las artes, sino también a un nivel político y social, ya que estos espacios representaban también los principales centros de reunión de políticos, revolucionarios, intelectuales, empresarios, conspiradores y aristócratas.

Café Gijón

Café Gijón

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Estos és rápidamente sustituyeron a las conocidas dzپí que existían también como espacios de conversación, sin embargo no estaban acondicionados y equipados para pasar cómodamente una tarde entera, sino más bien consistían en lugares de paso donde la mayoría de personas se tomaban una bebida o un refresco –muchas veces de pie-.

Así, el é llegó a ser un elemento de cultura y de cohesión social, un punto de encuentro donde se trasladaron las tertulias tradicionales y particulares que consistían en el puro placer de la conversación; incluso la 𳦴ǰó cambió en contraste con las dzپí. Los és literarios destacaban a plena vista por su afán de embellecimiento a imitación de los salones de los palacios con pinturas y otras esculturas ornamentales.

Como cualquier tradición, el é también reunía sus propios rituales. Los contertulios respetaban sus propias reglas que se habían vuelto implícitas entre los comensales. El lugar debía de ser siempre el mismo y la hora acordada también. En la mesa escogida -que también se reservaba siempre la misma-, cada asistente ocupaba el mismo lugar que la reunión anterior. La hora de marchar también debía de ser igual para todos. De esta manera, los mismos establecimientos también fueron decantando un estilo propio con una manera particular de atender a sus clientes.

Como dato curioso, no fue hasta 1850 cuando se permitió que las mujeres pudieran frecuentar las ڱٱí ya que en aquella época estaba prohibida la presencia de mujeres en estos establecimientos ya que el é era para los hombres.

Sus inicios

Estas tertulias celebradas en és culturales dentro de España tuvieron sus orígenes en las llamadas academias literarias que dejó el Siglo de Oro

En Madrid, el Café del Príncipe, el Nuevo Café de la Montaña, el Café de Levante, La Fontana de Oro o el Café del Gato Negro trascendieron a la historia a través de las obras de quienes los frecuentaron; la literatura los volvió inmortales. Más tarde, el Café Gijón, uno de los más legendarios, reunió a los miembros de la Generación del 27, Camilo José Cela, Francisco Umbral, Fernando Fernán Gómez hasta ilustres científicos como Santiago Ramón y Cajal o políticos como José Canalejas. Por su parte, poetas de la talla de Blas de Otero, Gabriel Celaya o José Hierro eran asiduos del Café Comercial, localizado en la Glorieta de Bilbao.

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Sin embargo, Madrid no fue la única ciudad española donde se dieron estos importantes encuentros de é entre bohemios e intelectuales. En los bajos de la Casa Martí de Barcelona, en la calle Montesión, la histórica cafetería-𳦱í-restaurante Els Quatre Gats, fue un clásico entre los artistas vinculados al art nouveau francés y después al vanguardismo.El Café Royalty, desde que abrió en 1912 en á徱, impulsó su fama y lo situó como uno de los és más visitados de la ciudad por literatos, intelectuales, políticos, músicos y artistas que hicieron de este su lugar de peregrinación. O, el Café Novelty en Salamanca,se convirtió en la parada obligatoria de escritores como Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, Francisco Umbral o Carmen Martín.

Hoy, quizá, lo que conocíamos como tertulias literariasson una lejana añoranza. Sin embargo, si algo nos ha dejado esta romántica tradición es que una taza de é siempre será el mejor pretexto de reunión.

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