La calle de Tokio donde van todos los cocineros
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El enorme busto de un chef en lo alto de un edificio marca el comienzo de esta vÃa desde su extremo sur, cerca de la estación de metro de Tawaramachi
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Kappabashi Dogu-gai, una calle llena de tiendas especializadas en utensilios de cocina
En el casco antiguo de muchas ciudades todavÃa pueden encontrarse calles que mantienen el nombre del oficio al que una vez estuvieron dedicadas. Pero más allá de esa denominación, es poco habitual que se mantenga la especialización temática en una determinada zona y, mucho menos, que haya una en la que la práctica totalidad de las tiendas esté dedicada a la cocina.Ìý
Eso es justo lo que ocurre en Kappabashi, en Tokio, una larga calle en el barrio de Asakusa que, situada entre dos de las grandes atracciones turÃsticas de la ciudad, es desde hace décadas lugar de peregrinaje de cocineros y, cada vez más, de visitantes.
Los locales que visitan la calle para comprar suministros para sus restaurantes y los curiosos conviven en aparente armonÃa
El templo de Sensoji, el más visitado de la capital japonesa, suele ser parada obligada para quienes llegan por primera vez a Tokio. Pero, tras las fotos de rigor, merece la pena alejarse un poco para llegar, en un paseo de apenas diez minutos, a una de las calles más singulares de la ciudad. Al menos para los amantes de la cocina.
No tiene pérdida. Suena a tópico, pero es que en este caso es verdad porque el enorme busto de un chef en lo alto de un edificio marca el comienzo de esta calle desde su extremo sur, cerca de la estación de metro de Tawaramachi. De todos modos, la sucesión de tiendas dedicadas al menaje de cocina será la confirmación de que hemos llegado a nuestro destino. De camino, por cierto, la imponente silueta de la torre Sky Tree sirve en bandeja, nunca mejor dicho, alguna postal.
“El barrio de la cocinaâ€
Rebautizado por algunos como “el barrio de la cocina†por aquello de facilitar a los visitantes recordar el nombre, en realidad la historia de esta calle se remonta a mucho antes de que Japón se convirtiera en un destino turÃstico y esta zona se incluyera en muchas guÃas y tours. La buena noticia es que mantiene su esencia y los locales que vienen aquà a comprar suministros para sus restaurantes y los curiosos conviven en aparente armonÃa.
Una de las tiendas de Kappabashi Dogu-gai
De hecho, que en las tiendas más tradicionales no sea posible pagar por tarjeta ni se hable inglés, es una prueba de que esto no es una atracción turÃstica, sino una auténtica calle comercial que lleva más de un siglo centrada en todo lo relacionado con la cocina.
Algo que no deberÃa extrañar en un paÃs dónde dedicarse toda una vida a perfeccionar una tarea —ya sea preparar el arroz del sushi o conseguir la mejor fritura posible— se considera normal. Y en el que cada restaurante suele estar dedicado a un plato en concreto, y donde se prepara sushi no esperes encontrar ramen o tempura.
Asà que, siguiendo esta lógica, las más de 150 tiendas repartidas a lo largo de un kilómetro de calle y algunas adyacentes reúnen todo lo necesario para abrir un restaurante en Tokio, desde sartenes y vajilla, infinidad de palillos o cuencos, carteles, los clásicos farolillos rojos, bandejas, grandes ollas, hornillos…
La lista es interminable, pero sea lo que sea que se ande buscando, por aquà andará. Se suele decir que cualquiera que haya abierto un negocio de comida en la ciudad en el último siglo ha pasado al menos una vez por aquÃ. Tampoco faltan las tiendas de cuchillos japoneses, muy valorados por chefs y turistas, y con un abanico de tamaños, filos, tipos y precios que invitan a llegar con los deberes hechos antes de preguntar nada.
Los establecimientos especializados en cuchillos japoneses son habituales en esta calle
De todos modos, las tiendas más fascinantes no son las que reúnen preciosas piezas de cerámica artesana para la cocina o la sala perfectamente ordenadas, sino las que en su interior parecen un laberinto de productos cuyo orden o lógica resulta difÃcil de entender más allá de que todo sirve para cocinar. Y en las que moverse sin tirar nada resulta complicado. Ahà es donde merece la pena entrar y perderse un rato ante la mirada indiferente de quien, al fondo en una mesita, seguramente andará preparando un pedido más importante que lo que tú vayas a comprar. Porque aquà también se vende al por mayor, claro.
‘Sanpuru’, la comida de plástico
No es que este sea un lugar para buscar chollos, pero de haberlos están sin duda en estos locales más caóticos y oscuros. También en el exterior de algunas tiendas donde colocanÌýpiezas sueltas a buen precio, que permiten llevarse a casa por pocos yenes algún bol o plato de recuerdo a modo de souvenir práctico.
Más allá de las diferentes teorÃas sobre el origen del nombre de esta calle, que combina las palabras “impermeable†(kappa) y “puente†(bashi), hay que recordar que aquà se vende de todo para la cocina, excepto comida. En realidad, una tienda especializada en todo tipo de aceites ha sido la única excepción que nos hemos topado en la última visita. Es más, en una ciudad donde cuesta dar dos pasos sin encontrar alguna cafeterÃa, restaurante o tienda de conveniencia, casi sorprenden las pocas opciones para comer en esta zona.
Las tiendas dedicadas a la comida de plástico están entre los negocios más llamativosÌý
Pero, volviendo a las tiendas que se suceden en esta calle con pórticos, unas de las que más llaman la atención son las dedicadas a la comida de plástico (sanpuru) que reproduce con una fidelidad sorprendente los platos principales de cada restaurante en su entrada. Aquà se venden desde piezas sueltas (huevos, gambas…) hasta platos ya listos. Y, en todos los casos, con un nivel de detalle que a cierta distancia resultarÃa complicado distinguir el real del de plástico.
Quienes, más allá de la visita y el paseo por esta calle, quieran profundizar en el arte del sapuru, algunos comercios también ofrecen talleres rápidos y económicos (40 minutos por unos 3000 yenes, unos 20 euros al cambio) para iniciarse en esta técnica y crear y decorar, por ejemplo, una hoja de lechuga.
Un plan diferente y realmente interesante para quienes visiten Japón atraÃdos por su gastronomÃa y, más allá de comer y probar de todo, quieran descubrir también esta singular tradición.