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Que no falten el libro, ni la rosa... ¡ni el pan!

Sant Jordi

Eduard Crespo, de la Fleca Balmes, es el creador de esta receta que ya se ha convertido en una tradición por Sant Jordi y que hoy sigue elaborando su hija Georgina

Los secretos del nuevo mejor ‘xuixo’ del mundo

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Georgina Crespo, al frente de la Fleca Balmes, donde siguen la receta original del pan de Sant Jordi

Ana Jiménez / Propias

Georgina Crespo recuerda que cuando empezó a echar un cable en el pequeño y veterano negocio que regentaba su familia en la calle Balmes, tenía que explicar continuamente qué era aquello del pan de Sant Jordi. “¿Cuáles son sus ingredientes? ¿Solo lo hacéis vosotros? ¿Cómo dices que se llama?”. Y así cada vez que volvían a colocarlo en el mostrador a las puertas del 23 de abril.

Con franjas amarillas y anaranjadas, de queso y sobrasada, que simulan la senyera, fue creado por su padre, Eduard Crespo, en 1988. “Él era muy manitas, solía hacer panes con todo tipo de formas. Cuando el Gremi de Flequers de Barcelona fue a buscarlo para que pensara en un producto que pudiera identificarse con Sant Jordi, estuvo mucho tiempo dándole vueltas”, cuenta Georgina, hoy al frente de la centenaria Fleca Balmes (Balmes, 156).

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El pan de Sant Jordi, con sus características franjas amarillas y anaranjadas, de queso y sobrasada, que simulan la ‘senyera’

Ana Jiménez / Propias

Antes de dar con la receta definitiva, hizo pruebas, pruebas y más pruebas. El reto no era sencillo: tenía que crear un producto fácilmente reconocible y replicable. “Él siempre decía que la unión hace la fuerza y enseguida compartió con sus compañeros del sector los pasos para prepararlo. Quería que la elaboración se extendiera más allá de las paredes de nuestra tienda”.

La combinación de queso y sobrasada era habitual en la oferta de su histórico establecimiento. Años atrás habían tenido boliches, coques de forner con sobrasada y azúcar, llonguets con queso y sobrasada… “No es que tengamos familia en Baleares. La preferencia por estos ingredientes le venía de mi abuelo”, aclara Georgina, quien apunta que, pese a que estas elaboraciones hace tiempo que desaparecieron de su panadería, todavía mantienen la ensaimada con sobrasada y miel.

Crespo compartió la receta con sus colegas de profesión para que su elaboración se extendiera más allá de su tienda

Más de treinta años después, pocos dirían que el pan de Sant Jordi es menos longevo que otros clásicos de la pastelería catalana. Y cada vez son más escasos los locales de la ciudad que no lo ofrecen en esta época. En general, dice Georgina, se respeta la receta original, en que se priorizan los procesos artesanales y los ingredientes naturales. “Para mi padre eran aspectos clave”. Aunque en algunos negocios se usan colorantes para que las franjas se diferencien mejor. “Es algo que yo jamás haría. Respeto al 100% la receta que me dejó él, porque a mí ya me gusta tal y como está. Su sabor me encanta”.

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Georgina no iba para panadera. O, al menos, no tenía pensado serlo a tiempo completo. Estudió Derecho y se imaginó que podría dedicarse a ello mientras ayudaba a su familia en la tienda. Pero se encontró que ambas profesiones le exigían mucho tiempo. Tenía que decantarse por una. “Nadie me obligó a quedarme con la panadería. Mis padres siempre me habían advertido que era un trabajo sacrificado, pero me daba pena que después de tantos años cerrara por falta de relevo generacional. Tomé una decisión, no con la cabeza, sino con el corazón”.

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En la Fleca Balmes ofrecen otras elaboraciones tradicionales

Ana Jiménez / Propias

Hoy asegura que se alegra de haber seguido esa dirección. Durante años, trabajó codo con codo con su padre, con el que se entendió perfectamente. “Hicimos un buen tándem. Fue maravilloso”. Él le enseñó que había que estar atento a las tendencias, pero sin dejar a un lado la tradición, y que tenía que sentir pasión y ponerle energía a lo que hacía. “De él también heredé la implicación. Estar presente en el día a día del negocio. No dejar nada al azar”.

Hace casi cuatro años que tuvo que despedirlo antes de tiempo a causa de una neumonía, pero ella sigue respetando estas premisas y manteniendo a una clientela fiel que, aunque se cambie de barrio, siempre vuelve a la Fleca Balmes. “Todos los caminos te traen aquí. De un modo u otro, acabas pasando por delante”.

En Fleca Balmes siguen priorizando los procesos artesanales e ingredientes naturales para elaborar este pan

Por estas fechas todavía se siguen vendiendo más libros y rosas que panes de Sant Jordi. Pero los Crespo están cerca de igualar en popularidad a estos símbolos de la diada, “cosa que no hubiera sido posible sin la ayuda del resto de panaderos y panaderas de la ciudad que adoptaron la receta como suya. A todos ellos, les damos las gracias”.

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