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Misterios de la clásica en ٳܲá

Con orquesta catalana

La Franz Schubert Filharmonia despunta en el InClassica, ese festival que homenajea –con insistencia–a un matemático ucraniano que un día decidió que lo suyo era componer. En el 2026 planean aterrizar en Barcelona

Una vista nocturna de la Ópera de ٳܲá

Una vista nocturna de la Ópera de ٳܲá

Getty Images

En ٳܲá no siempre está bien visto preguntar de dónde procede el dinero. Ni siquiera interesarse por el presupuesto que maneja un proyecto cultural como este del Festival InClassica que este abril vuelve a organizar la empresa de eventos SAMIT en la ópera del emirato árabe. La iniciativa, que cuenta esta vez como invitada con la orquesta catalana Franz Schubert Filharmonia, es en sí muy loable: introducir la clásica en una metrópoli de negocios que no para de expandirse –ya roza los 4 millones de habitantes– y cuya población –el 92% son expatriados que jamás conseguirán la ciudadanía– consume más entretenimiento que cultura. Esto es, disfruta más del espectáculo de las mayores fuentes musicales del mundo a ritmo de Enrique Iglesias que de las escasas óperas que recalan en ese teatro en forma de dhow ( embarcación a vela tradicional emiratí), con cascadas de cristales Swarovski en su interior.

Dancing fountains at the foot of the worlds tallest building in Dubai.

Las fuentes danzarinas a los pies del edificio más alto de ٳܲá

Getty Images/iStockphoto

El festival nació en Malta, pero en el 2021 emigró por razones prácticas: “Durante la pandemia, ٳܲá no puso restricciones más allá del uso de mascarillas. Y aquí nos hemos quedado”, explica Alan Chircop en un cinco estrellas situado en Palm Jumeirah, un resort que se adentra en el golfo Pérsico, lejos del mundanal ruido. Chircop es el maestro maltés que dirige artísticamente el certamen. En cada edición contrata a dos orquestas, como en esta ocasión la Franz Schubert y la muy elástica Filarmónica de Tokio, una formación siempre a expensas de quien la dirija. Así, durante quince días se alternan para ofrecer conciertos a diario con solistas de relumbrón: Maxim Vengerov, Edgar Moreau, Fumiaki Miura, Gautier Capuçon, Daniel Hope...

Alexey Shor insiste en que él no financia el festival: “No es que yo sea rico, es que les gusta mi música”

Con todo, no es fácil superar el 50% del aforo, pero a medida que avanza el festival, la entrada se anima y el público es muy agradecido: no importa que los de Tokio hayan estado irregular por un imprevisto en el podio, las únicas cinco mujeres con la cabeza cubierta que hay en la platea están encantadas. “Siempre que hay conciertos de clásica venimos”, dice la mayor de esta familia que resulta ser siria, refugiada en ٳܲá. No, no se ve a una sola dubaití.

La Franz Schubert Filharmonia, dirigida por Tomàs Grau, en el festival InClassica de Dubai

La Franz Schubert Filharmonia, dirigida por Tomàs Grau, en el festival InClassica de ٳܲá

InClassica

Al día siguiente, también la Franz Schubert con su director titular, Tomàs Grau, escucha calurosas ovaciones al interpretar Chaikovski o tras ofrecer, junto a Moreau, el Concierto para violonchelo núm. 3 de Alexey Shor, el compositor residente de esta edición del InClassica (y de todas las anteriores, desde que el artista conociera a los organizadores en Malta). Todos y cada uno de los programas del festival incluyen obra suya: una sinfonía o un concierto. “Es que celebramos su 55.º aniversario”, se justifica Chircop.

¿A quién podría interesarle sostener un festival cuya principal razón de ser es interpretar música contemporánea de aires peliculeros y espíritu romántico del siglo XIX firmada por un matemático que ya en su cuarentena decidió que lo suyo era componer? Shor pasó de ser un completo desconocido a considerarse uno de los compositores más prolíficos de nuestro tiempo. No hay más que ver su expansiva discografía. Y todo ello de forma autodidacta.

¿Es usted millonario, señor Shor? ¿Financia su propio festival?

La pregunta se le formula durante una entrevista en el lobby del hotel Mandarin –lo más interesante de ٳܲá son los hoteles estrellados–, en la que explica que nació y se crió en la Ucrania de la URSS hasta que Chernóbil expulsó a su familia. Así, estuvo en un internado, en Moscú, donde luego pasó tres años en la universidad. De padres científicos, su pasión por las matemáticas fue espontánea, participaba en concursos y olimpiadas... Al colapsar la URSS, emigró con su familia a Estados Unidos y obtuvo el doctorado.

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“Pero me cambié a las finanzas –indica–, pues en aquel momento estaba surgiendo una nueva área en las matemáticas financieras, el llamado arbitraje estadístico. Una de las grandes empresas la fundó un matemático famoso, me hicieron una oferta. Trabajé allí pero luego empecé a escribir música para mi propio entretenimiento y el de mis amigos. Era una oportunidad de hacer algo distinto”.

Según el Times de Malta, Shor, cuyo apellido paterno es Kononenko, habría trabajado en Renaissance Technologies, una compañía estadounidense de fondos de cobertura, entre ellos el famoso Medallion, la “caja negra” de todas las finanzas, como la calificó Bloomberg, sin que nadie en Wall Street haya podido explicar cómo ha generado ganancias superiores al mercado durante años.

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“Tengo una situación financiera razonablemente buena. Los matemáticos en finanzas ganan muy bien”, advierte, pero añade que únicamente está en el festival en calidad de compositor y porque “les gusta mi música”. “Hago música tonal tradicional, no escucho mucha música vanguardista. Esta idea de que hay que avanzar dando saltos en la cultura es bastante nueva. Salvo en el siglo XX, no era así: todos construían sobre lo hecho antes. Es lo que yo hago, y espero que a la gente le guste”, dice bajando la voz hasta confundirse con el correr del agua en las piscinas del lobby del Mandarín.

Desde luego, en Nueva York, donde reside, no se interpreta mucho su repertorio. En todo caso en Armenia, de cuya orquesta es residente, como lo será de la de Oxford (otra de las invitadas a InClassica) los próximos dos años.

Con esos mimbres, el one composer festival , por así llamarlo, planea trasladarse a Europa en el 2026 y celebrarse en diversas capitales, incluida Barcelona. Lo confirma Chircop, aunque de momento no hay nada cerrado. Reacio a pronunciarse sobre si el Gobierno dubaití contribuye en algo al festival, sólo afirma que se han sentido muy buen acogidos. “Aquí nadie pone caras raras porque programes clásica occidental”.

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