Ante posiblemente el mejor portero del mundo. Contra un guardameta capaz de salvar balones inverosímiles. Frente a un muro como Courtois. Sin desmayo. Sin desánimo. Con perseverancia. Con calidad suprema. Con agresividad. Con pie de seda. Con cañón de hierro. Con todo. Con una delantera apisonadora. Con una vanguardia que repitió su exhibición de otoño en el Bernabéu. Lamine Yamal, Lewandowski y Raphinha, que fue escogido el mejor de la final, recuperaron su mejor tono individual y colectivo. Cuatro marcaron en terreno blanco el 26 de octubre. Y otros tantos lograron en Yida.
El polaco y el brasileño habían echado de menos el concurso del chaval de Rocafonda durante su lesión y el equipo se había resentido. Pero de nuevo están aquí. Al acecho. Al ataque. Al abordaje. Desencadenados.
En el Bernabéu los delanteros del Barça le metieron cuatro a Lunin, en Yida otros cuatro a Courtois
Raphinha retrató otra vez a Lucas Vázquez, como en Chamartín. Lamine Yamal jugueteó con Mendy. Y Lewandowski no perdió ripio ante Rüdiger.
Entre los tres metieron los cuatro goles en el Bernabéu, aunque aquel día defendía la meta blanca Lunin. Entre los tres rentabilizaron el fútbol global del Barcelona para levantar el resultado en contra en Yida.
Empezando por Lamine que aprovechó un servicio de Lewandowski para rifarse a Tchouaméni, escorarse al centro y alojar el balón en la red con una suavidad áԾ . Su octavo gol de la campaña, uno más que en todo el curso anterior. Un tanto determinante, con dedicatoria incluida a la grada, de mayoría madridista, y que solo fue el preludio del vendaval. Porque Lewandowski no titubeó al meter el penalti con fuerza y sin paradinha . Ya suma el delantero centro los mismos tantos que en toda la pasada campaña.