George Meyer es uno de los pioneros del fútbol en Catalunya, jugador del Barcelona de 1901 a 1904 y luego esporádicamente del Espanyol, de los que se conocían pocos detalles y algunos erróneos, aunque transmitidos como fiables desde las primeras obras de resumen histórico del club blaugrana. En cualquier caso, Meyer podrá sonar poco o nada, pero tuvo su importancia en la época. Debutó en un amistoso contra el Hispania el 29 de septiembre de 1901, marcó cinco goles en su segunda aparición, contra el Català, intervino en el primer Madrid-Barça de la historia, el 13 de mayo de 1902 en la Copa de la Coronación (de Alfonso XIII), antesala de la actual Copa del Rey. Buen conocedor del reglamento, también arbitró numerosos encuentros y de la mano de Gamper y Arthur Witty llegó a ocupar la vicepresidencia del FC Barcelona, en 1903.
En la prensa especializada de aquellos tiempos, Los Deportes , presentaron a Meyer como jugador de banda derecha, lateral o extremo, y se destacó su “artístico y elegante juego de combinación”. En total disputó 35 partidos con el Barça (22 de competición), anotó 11 goles y dejó para la historia una anécdota que más adelante relataremos.
Una investigación revela el origen real de Meyer, del que se daba por hecho que era suizo
Sin embargo, de su biografía se desconocía prácticamente todo, más allá de un origen suizo (pues así se señaló en Los Deportes y se dio por bueno) y unos precedentes futbolísticos en el Excelsior y el Zurich, que es de donde arrancaría su relación personal con Hans Gamper.
Pues bien, resulta que Meyer no era suizo, sino que nació en Tauris (Persia), hoy en día conocida como Tabriz, población de un millón y medio de habitantes encuadrada en Irán. Este detalle fundamental y hasta ahora desconocido convierte a Meyer en el primer futbolista de origen asiático de la historia del club, desbancando cronológicamente a los históricos jugadores con raíces filipinas como los hermanos Morris (Manila), Manuel Amechazurra (La Carlota) o Paulino Alcántara (Iloílo).
El hallazgo, documentado, llega de la mano del investigador azulgrana José Alberto Salas (uno de los coautores del monumental Gran Diccionario del Barça ) y con el apoyo del periodista de RAC1 Oriol Jové. Salas ha localizado en el Archivo Diocesano de Barcelona el expediente matrimonial de Jorge Meyer Toogood, donde aparecen los primeros datos fiables de su biografía. Nacido en Tauris (Persia) el 9 de agosto de 1879. Tenía 26 años cuando contrajo matrimonio con María del Rosario Marsal Sabaté, el 1 de octubre de 1905, fecha que coincide con su retirada del fútbol activo, tras su breve paso (cuatro partidos) por el Espanyol, según se ha explicado por un enfado con Gamper.
Meyer colgó las botas, pero mantuvo contactos blanquiazules y su nombre aparece, por ejemplo, en el comité de fútbol del club en 1919.
Para redondear el hallazgo, Salas y Jové recurren a varias fuentes más. Por ejemplo al listado de socios del Espanyol de 1921, donde consta Jorge Meyer Toogood, aunque su nombre aparece tachado, sugiriendo una baja. También se ha efectuado una búsqueda en prensa británica, por el origen que sugieren los dos apellidos de nuestro personaje. Así, surgen referencias a una Mrs. Meyer-Toogood, “de Zurich, Suiza”. Finalmente queda establecido que el padre del futbolista era Anton Franz Otto Meyer, alemán de Darmstadt, ingeniero de telégrafos, y la madre era Jane Toogood, natural de Leeds, ama de casa. La pareja se desplazó a Persia durante la etapa de numerosas concesiones a Gran Bretaña, para la construcción de ferrocarriles, minería, telefonía o banca. El padre murió cuando George Meyer tenía 5 años y la madre se trasladó a Zurich, donde tenía familia y donde el futuro futbolista azulgrana entró más adelante en contacto con Gamper y la actividad deportiva.
Sobre la eliminación de Meyer del listado de socios del Espanyol cabe una teoría: quizá fue expulsado, porque precisamente en septiembre de 1921 se dictó un auto de procesamiento y prisión contra él y contra José Casamajó “autores de la estafa de 2.500 pesetas a don Ernesto Matarti de Michelis”. Tuvieron que pagar una fianza de mil pesetas cada uno para quedar en libertad.
Todavía en archivos barceloneses se ha podido concretar otro desconocido detalle de la biografía de Meyer. Se instaló definitivamente en Barcelona, vivía en la calle Diputació número 91 cuando se casó con Rosario Marsal y murió el 30 de marzo de 1935, a los 56 años. Residía entonces en la calle Fernández Duró 30, en Sants. En el acta de defunción, también localizada, consta como Jordi Meyer. Su esposa, natural de Lleida, murió el 16 de abril de 1944, igualmente en Barcelona.
Queda la anécdota prometida: Meyer, ya en su época de futbolista, tenía un ojo de cristal. Y son numerosas las referencias al día en que, en un partido contra el Català y en un choque con el defensa rival Jaume Vinyas, el ojo salió disparado. Vinyas, que como la gran mayoría desconocía la existencia de esta prótesis ocular, quedó fuertemente impresionado al ver a Meyer con el ojo en la mano y salió despavorido. Al satírico Xut le faltó tiempo para lanzar una de sus rimas: “En Meyer en sap un niu, i això que només té un ull viu”.