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Peligrosa desconexión

El tercer tiempo

La semana pasada escribía que de los grandes partidos se pueden aprender cosas. Pues esto es más aplicable en los pésimos encuentros. Este martes el Barcelona cometió el gran error de poder echar por tierra una oportunidad tan grande como es la de ganar la Champions 2024-25. Todos los esfuerzos, todos los grandes partidos realizados hasta este martes estuvieron al borde del precipicio por falta de mentalidad. Podemos entender muchas cosas, el esfuerzo que supone tantos partidos disputados (club y selecciones): sí, seguramente más minutos de los que el físico y la mente de los jugadores pueden soportar. Pero si alguna ventaja tiene el úٲDZ es que no es un deporte individual y que, además de ser colectivo, las plantillas son muy extensas. También es cierto que el potencial blaugrana, la grandísima ventaja acumulada y la negativa trayectoria de su rival permitían que el Barcelona actuara con cierta relajación.

Pero lo de este martes no fue un problema de relajación, lo que sucedió fue una desconexión que es mucho peor. Porque la relajación te permite, a los pocos minutos de que el juego te demuestra que no estás en la senda adecuada, poder reaccionar. Pero la desconexión es mucho más compleja, es como si la mitad de tus neurotransmisores cerebrales se hayan desconectado. Y en entonces aparecen déficits importantes, que son tanto individuales como colectivos. La relajación puede provocar que pierdas algún balón dividido. Pero la desconexión te nubla tu capacidad de decisión y eso afecta defensivamente y ofensivamente.

Barcelona's Robert Lewandowski (9) and Fermin Lopez celebrate after forcing an own goal by Dortmund's Ramy Bensebaini during the Champions League quarterfinals second leg soccer match between Borussia Dortmund and Barcelona, at the Signa-Iduna Park in Dortmund, Germany, Tuesday, April 15, 2025

Los jugadores del Barça celebran el 2-1 en Dortmund

AP Photo/Matthias Schrader

Se puede sufrir ‘Pedridependencia’, pero eso no es excusa para justificar tanto error

Por este motivo el Barcelona fue incapaz durante la primera mitad de defender a través de la posesión de la pelota. Sabíamos que era necesario ya que el Dortmund iba a salir a muerte. Es cierto que necesitando esto, la ausencia de Pedri era negativa. Cualquier equipo del mundo a día de hoy sufriría una Pedridependencia. Pero el Barcelona tiene jugadores excelsos para hacer esa labor sin el canario. Y no se pudo hacer porque cada acción blaugrana era deficitaria en todos sus aspectos. Los automatismos de las acciones no existieron. El jugador que recibía el balón no se perfilaba de la manera adecuada. El control orientado era defectuoso. Las soluciones que deberían presentar los compañeros para la salida del balón eran nulas. Y las tomas de decisión solían ser tardías y, como pasa siempre en estos casos, equivocadas. Los partidos nefastos pueden tener dos cosas buenas. Que aun jugando muy mal puedes pasar la eliminatoria, y eso lo han conseguido. Y que puedes aprender un montón, y eso ya veremos si lo aprenden.

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