En todas las economías avanzadas el mercado del alquiler experimenta un profundo cambio. En los años anteriores a la irrupción de la covid-19, los alquileres eran elevados pero no crecían con rapidez: el coste de alquilar una vivienda aumentaba alrededor de un 2% anual, según datos oficiales. Durante la pandemia la inflación de los alquileres se frenó; y en algunas ciudades los alquileres cayeron al tiempo que los propietarios buscaban desesperadamente inquilinos.
Hoy la historia es diferente. Los alquileres en los países ricos suben a un ritmo anual de en torno al 5%, el crecimiento sostenido más rápido en décadas, lo que representa un gran obstáculo para esa cuarta parte de la población que vive de alquiler en los países ricos.
En algunos lugares, los mercados han enloquecido. La inflación de los alquileres franceses es del 2,5% interanual; parece poco a primera vista, pero está muy lejos de la tasa del 0,3% anual anterior a la pandemia. La inflación de los alquileres australianos es ocho veces mayor que a finales de la década de 2010. En Portugal, los alquileres están subiendo un 7% al año. Los alquileres aumentan a toda prisa incluso en países donde el mercado de compra de viviendas está en crisis. En Nueva Zelanda, los precios nominales de la vivienda han caído un 15% desde su máximo, el peor rendimiento con diferencia de todos los países ricos. Pese a ello, los alquileres son un 14% más altos que antes.

Una movilización del Sindicat de Llogateres
Se trata de un problema para los bancos centrales, que han subido los tipos de interés para reducir la inflación general. Los alquileres representan directamente el 6% de la cesta de la inflación media de los países ricos, y hasta el 20% en Suiza, donde la población de inquilinos es numerosa. Además, pueden tener un gran efecto indirecto, ya que los alquileres del mercado se utilizan como indicador de los costes de la vivienda en propiedad: el “alquiler equivalente de los propietarios” representa una cuarta parte del índice estadounidense de precios al consumo. Además, la inflación de los alquileres se ajusta con especial lentitud a los cambios de la economía. La mayoría de los contratos tienen una duración de meses o años, lo que significa que los propietarios aplican subidas de precios con gran retraso. Aunque la inflación de otros bienes y servicios haya disminuido, la inflación de los alquileres ha resultado ser obstinada.
¿Que dan pena los banqueros centrales? ¿Y los inquilinos, qué? Para muchos, sobre todo los más pobres, el aumento representa un enorme gasto mensual adicional. El año pasado, un informe de la Reserva Federal estadounidense señaló que “los problemas para pagar el alquiler aumentaron en 2023” y que el pago medio mensual del alquiler aumentó un 10%. Es probable que el aumento de los alquileres sea uno de los factores que expliquen el aumento de las personas sin hogar en muchos países. Los datos oficiales indican que, desde 2018, el número de personas sin hogar en Canadá y Estados Unidos ha aumentado un 20% y un 40%, respectivamente.

Las personas con vivienda en propiedad mantienen un gasto en otros conceptos muy superior al de los inquilinos
También parece injusto. Casi el 50% de los hogares del mundo rico son viviendas de propiedad, mientras que muchos otros tienen una hipoteca a tipo fijo. Muchas de esas personas apenas han sentido el impacto de esas tasas más altas. Según nuestro análisis de los datos estadounidenses, entre 2021 y 2023 (el último año disponible), los propietarios aumentaron su gasto en actividades de ocio, como aficiones y salir a comer, en un 25% en términos nominales; los inquilinos sólo lo aumentaron en un 16%. Puede que esa sensación de injusticia esté animando a los inquilinos a intentar derrocar el orden político. Un nuevo estudio empírico de Tarik Abou-Chadi, de la Universidad de Oxford, y sus colegas revela que en Alemania “para aquellos con ingresos más bajos, los alquileres más altos constituyen una importante amenaza para su posición social, lo que provoca una mayor disposición a apoyar a la derecha radical”.
La política monetaria ha contribuido a la subida de los alquileres. Debido a las decisiones de la Reserva Federal, los tipos de interés medios de las hipotecas estadounidenses a 30 años han subido desde un mínimo histórico del 2,7% en 2020 hasta cerca del 7%. Como advertían dos economistas de la Reserva Federal en un artículo de 2019, el aumento de los tipos ha excluido del mercado a posibles propietarios. Al no poder permitirse una vivienda, los rechazados se ven obligados a alquilar, compitiendo así por una oferta de alojamiento que es muy poco flexible a corto plazo; entre otras cosas, por las barreras regulatorias impuestas a los propietarios. Además, los propietarios con una hipoteca de interés variable se han apresurado a repercutir los mayores costes a los inquilinos. Según un estudio reciente de Jaeyeon Lee, de la Universidad de California en Berkeley, un aumento de un punto porcentual en los tipos de interés se asocia con un aumento del 5,5% en los precios de los alquileres.
Para aquellos con ingresos más bajos la subida de los alquileres amenaza su posición social, lo que puede nutrir a la ultraderecha
El reciente aumento de la migración en el mundo rico ha agravado las dificultades. Los recién llegados rara vez tienen el dinero o el historial crediticio para comprar una propiedad. En Gran Bretaña, el 75% de los que han llegado en los últimos cinco años son inquilinos privados, frente al 16% de los nacidos en el país. Además, los recién llegados tienden a establecerse en las ciudades, donde la oferta de viviendas es más limitada. El banco Goldman Sachs estima que la actual tasa de migración neta anualizada de Australia, de unas 500.000 personas, eleva los alquileres en un 5%.
Junto con esa mayor demanda, el sector del alquiler también se enfrenta a una contracción de la oferta. La pandemia llevó a los promotores a dejar de construir pisos, que tienden a entrar en el mercado de alquiler, en favor de las viviendas unifamiliares edificadas en las afueras, que tienden a ser en propiedad. Así, por ejemplo, en San Francisco, las autorizaciones para la construcción de viviendas multifamiliares se redujeron en 2020 a la mitad de su máximo anterior a la pandemia. Todavía hoy, el centro de la ciudad está lleno de edificios de apartamentos de lujo que se empezaron a construir pero nunca se terminaron.
Puede que la inflación de los alquileres en el mundo rico haya alcanzado ahora su punto máximo: el sector de la construcción se está ajustando, y los tipos de interés ya no suben. En muchos países, la migración también se ha reducido. Ahora bien, otra cuestión es que los tipos vayan a bajar lo bastante para que la gente vuelva al mercado de la vivienda en propiedad y, por lo tanto, que la presión extrema sobre el sector del alquiler vaya a disminuir realmente. Los inquilinos del mundo rico seguirán sintiéndose presionados durante un tiempo, y ello con consecuencias políticas impredecibles.
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Traducción: Juan Gabriel López Guix