En plena la guerra comercial y con tensiones en Oriente Medio, la economía mundial cuenta con un aliado inesperado: el precio del petróleo. Desde un punto de vista histórico, teniendo en cuenta la inflación y en dólares constantes, sus cotizaciones se encuentran en los niveles más bajos de los últimos 25 años. Hay que remontarse a principios de siglo, cuando el euro daba sus primeros pasos, para volver a ver niveles similares. Así se desprende de un cálculo de Bloomberg publicado por el analista Javier Blas la pasada semana.
En la actualidad el barril cotiza (en términos constantes y no por su precio nominal) por debajo de lo que estaba cuando se desató en 1990 la célebre operación Tormenta del Desierto lanzada por George H. Bush contra Sadam Husein, que había a su vez invadido Kuwait. Incluso es más bajo que el precio que alcanzó en plena épica del hedonismo y liberalismo de Ronald Reagan.

Evolución del crudo
“Los datos nos dicen que ahora estamos en unos niveles históricos cercanos al promedio y en todo caso en la mitad de lo que se alcanzó hace una década”, precisa Jorge León, vicepresidente y jefe de la división geopolítica de Rystad Energy. El banco de inversión Goldman Sachs ha reducido todavía más a la baja sus previsiones para este año al estimar la variedad Texas en los 60 dólares, diez menos que ahora. JP Morgan y Citigroup pronostican caídas más pronunciadas, hasta situarse entre 50 y 55 dólares el barril.
Hay un enigma en el mercado que hay que explicar: ¿por qué si la demanda de petróleo desde la covid no ha parado de aumentar (ha superado de forma estable los 100 millones de barriles diarios), impulsada por las economías emergentes y la recuperación del turismo, los precios han ido a la baja?
Lo que parece una paradoja está motivado por varios factores. El cártel de países de la OPEP+ (es decir, con la participación de Rusia) ha establecido subir la producción a partir de abril en unos 138.000 barriles diarios. ¿Por qué hacerlo con el riesgo de debilitar aún más los precios, cuando la Agencia Internacional de la Energía estima que en estos momentos hay un exceso de 600.000 barriles, un 0,6% del consumo diario?
La OPEP+, bajo el impulso de Arabia Saudí, mantiene los grifos abiertos en un guiño hacia Trump
Varios países del cártel, aquellos con exigencias fiscales apremiantes, no cumplían con sus cuotas y ya iban sacando de más. Los grandes exportadores, Arabia Saudí y Rusia en cabeza, han querido mandar una señal interna a sus miembros más díscolos, como Kazajistán o Irak.
Asimismo, los saudíes y los emiratos han enviado un guiño a un país con el que tienen intereses: EE.UU. Donald Trump ha reiterado en distintas ocasiones que quiere un barril barato para aliviar la factura al consumidor norteamericano (“perforar, perforar y perforar”). Algunos analistas creen que el aumento es un gesto hacia la nueva Administración, también para prevenirse ante posibles disrupciones en Irán si la situación geopolítica degenerara.
Porque, como dice el lema, “si no puedes ganar a tu enemigo, entonces alíate con él”: el sector energético estadounidense es uno de los mayores responsables de esta corrección histórica de las cotizaciones. El boom del fracking (perforaciones en la roca) ha inundado el mercado de petróleo estos años. Hoy EE.UU. se permite el lujo de vender fuera parte sus excedentes de petróleo y refinados (con un récord de más de cuatro millones de barriles diarios la semana pasada), cuando en el 2008 estaba obligado a comprar casi el triple. “Sin el éxito del fracking hoy hubiésemos tenido el barril en 100 o 120 dólares”, vaticina Jorge León. Asimismo, la técnica de perforación de la roca ha mejorado su rentabilidad. En la actualidad, los números salen incluso si el barril cayera a los 50 dólares, el precio mínimo para seguir sacando petróleo con este sistema.
El efecto fiscal en el surtidor de la gasolinera
Hace 25 años, los precios de la gasolina en España eran casi la mitad que los actuales. Al margen de los efectos de la inflación y de los tipos de cambio, ¿cómo se explica? De los 50 euros que pagamos para llenar el depósito, menos de 19 euros representan el coste de la materia prima. Impuestos y logística se llevan más de la mitad.
Una posible ralentización de la economía mundial, incluida una recesión en EE.UU. o un frenazo de China, también puede haber pesado sobre los precios en el último periodo. Pero, como subraya el catedrático de la UB Mariano Marzo, hablamos de un mercado global en el que la variedad Brent tiene mucha competencia. “Es un tipo de crudo que tiene muchas alternativas en el mercado de características similares en lo relativo a su calidad (crudos ligeros-intermedios con bajo contenido en azufre), y además se da la circunstancia de que sus principales competidores en el mercado son justamente los crudos de fracking de EE.UU.”, explica.
Estamos entrando en todo caso en una nueva fase en cuanto a gestión de la energía, en la que los minerales están tomando una gran relevancia estratégica en vista de la transición energética. Si hoy el petróleo parece barato, a largo plazo podría serlo más todavía. Chakib Khelil, exministro de Energía y Minas de Argelia, expresó hace años que el último barril de petróleo que se venderá en el mundo valdrá cero porque no habrá nadie para comprarlo. Pero solo era una provocación. ¿No?
La mitad del GNL europeo depende de Trump
Los precios del gas en los mercados internacionales, que llegaron a dispararse durante la guerra de Ucrania por los problemas de suministro desde Rusia, están instalados (valga la redundancia) en una montaña rusa. Después de desplomarse, en el último año se han duplicado. Los operadores están resignados a lidiar con estos movimientos de las cotizaciones, que además están pendientes de un acuerdo de paz entre Trump, Putin y Zelenski. En lo que se refiere a Europa, su dependencia del gas natural licuado (GNL) de EE.UU. ha aumentado. “Si bien la seguridad energética sigue siendo una preocupación clave para Europa –tras la invasión rusa de Ucrania y la suspensión de las importaciones rusas de crudo y gas por gasoducto–, Estados Unidos es ahora el principal proveedor de energía de la UE, a la que exporta entre 3,5 y 4 millones de barriles diarios de petróleo y un máximo de 5,9 millones de toneladas de GNL en enero del 2025, lo que representa aproximadamente el 50% de las importaciones europeas de GNL en los últimos seis meses. Si bien persisten las tensiones geopolíticas, es improbable que se produzcan interrupciones importantes en estos flujos, lo que subraya la dependencia de Europa de la energía estadounidense en su búsqueda de una mayor autonomía económica y militar”, se lee en el último estudio de la consultora Rystad Energy.