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El d铆a que Aza帽a proclam贸 que Espa帽a dejaba de ser cat贸lica

Grandes discursos del siglo XX

El l铆der de Acci贸n Republicana lider贸 el debate por la aconfesionalidad del Estado y consigui贸 una amplia mayor铆a parlamentaria, pero la nueva Constituci贸n polariz贸 la pol铆tica y la sociedad

Diez frases de Manuel Aza帽a para una Espa帽a con los mismos problemas

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Manuel Aza帽a, junto al abad de Montserrat, Antoni Maria Marcet听

Colaboradores

El contexto

Ni la reforma militar, ni el reconocimiento auton贸mico, ni el sufragio femenino, ni siquiera la posterior reforma agraria. El debate de levant贸 m谩s pasiones y acabar铆a teniendo m谩s consecuencias tras la proclamaci贸n de la Rep煤blica en 1931 fue lo que se vino en llamar la cuesti贸n religiosa. La conversi贸n de Espa帽a en un estado laico era una premisa compartida por buena parte de las fuerzas republicanas representadas en las Cortes Constituyentes. Sin embargo, su definici贸n legal y, especialmente, su puesta en pr谩ctica levant贸 un airado debate que acab贸 polarizando la pol铆tica espa帽ola m谩s all谩 de las ideolog铆as.

Manuel Aza帽a, a la saz贸n representante de una fuerza minoritaria como Acci贸n Republicana, con 21 diputados, fue quien llev贸 el peso de la ponencia sobre el este asunto y quien defendi贸 en el Congreso el 14 de octubre de 1931, en una hist贸rica alocuci贸n que ofrecemos extractada, las bases de la nueva aconfesionalidad del Estado. 鈥淓spa帽a ha dejado de ser cat贸lica鈥, lleg贸 a pronunciar el diputado, asociando la religi贸n al Antiguo R茅gimen que se daba por superado, tambi茅n en su dimensi贸n religiosa.

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En su art铆culo 3.潞, la nueva Constituci贸n de la Rep煤blica se帽al贸 que 鈥渆l Estado espa帽ol no tiene religi贸n oficial鈥, y en el 26.潞, que 鈥渢odas las confesiones religiosas ser谩n consideradas como asociaciones sometidas a una ley especial鈥. El 27.潞, por otra parte, garantizaba la libertad de culto asegurando que 鈥渓a libertad de conciencia y el derecho a practicar y profesar libremente cualquier religi贸n quedan garantizados en el territorio espa帽ol, salvo el respeto debido a las exigencias de la moral p煤blica鈥. L贸gicamente, el r茅gimen acababa con el concordato que Espa帽a manten铆a con la Santa Sede desde hac铆a 80 a帽os.

Niceto Alcal谩-Zamora y Manuel Aza帽a, tras la victoria del Frente Popular

Niceto Alcal谩-Zamora y Manuel Aza帽a, tras la victoria del Frente Popular听

En un principio, el art铆culo 26.潞 llegaba a establecer la disoluci贸n de todas las congregaciones religiosas y la nacionalizaci贸n de sus bienes, aunque los sectores moderados que apoyaban la nueva constituci贸n y el primer gobierno progresista amenazaron con retirar su apoyo y dejar a la formaci贸n de Aza帽a en manos de las fuerzas de izquierda. Finalmente el consenso pas贸 por la disoluci贸n de la 煤nica congregaci贸n que no obedec铆a en sus votos a la autoridad del Estado: la de los jesuitas.

En cuanto a otro elemento de fuerte arraigo, como la educaci贸n en instituciones religiosas, la Constituci贸n de la Rep煤blica fij贸 en su art铆culo 48.潞 que 鈥渆l servicio de la cultura es atribuci贸n esencial del Estado, y lo prestar谩 mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada鈥.

La reforma se aprob贸 con 178 votos a favor y 59 en contra, aunque provoc贸 una grave crisis social, con quema de iglesias y conventos, y pol铆tica, con la dimisi贸n de Niceto Alcal谩-Zamora como presidente del Gobierno provisional, un cargo que pas贸 a ocupar el propio Aza帽a para garantizar ese equilibrio de fuerzas que hab铆a permitido llevar adelante el texto constitucional.

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Imagen en la que se puede ver a Aza帽a y a Llu铆s Companys. Detr谩s, Josep Tarradellas听

Colaboradores

Aprobada la Constituci贸n el 9 de diciembre, el Gobierno inici贸 el desarrollo de decretos y leyes que deb铆a hacer efectiva la laicidad del Estado secularizando los cementerios, desde entonces municipales; haciendo lo propio con el matrimonio y desarrollando una ley del Divorcio; declarando p煤blica la educaci贸n y promoviendo la construcci贸n de colegios nacionales para acoger a los escolares de las escuelas religiosas y aprobando la controvertida ley de Congregaciones.

La reacci贸n de la Iglesia fue inmediata. En Espa帽a, el cardenal catal谩n Isidro Gom谩 lider贸 una firme oposici贸n al r茅gimen que tuvo su punto de inflexi贸n con el apoyo expl铆cito a la rebeli贸n militar de 1936, y en Roma el Papa P铆o XI dict贸 la enc铆clica Dilectisima Nobis, en la que condenaba el anticlericalismo de la Rep煤blica Espa帽ola. Porque pese a conseguir un amplio respaldo parlamentario, la cuesti贸n religiosa acab贸 marcando el devenir del nuevo r茅gimen.

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El discurso

鈥淐on la realidad espa帽ola, que es materia de legislaci贸n, ocurre algo semejante a lo que pasa con el lenguaje: el idioma es antes que la gram谩tica y la filolog铆a, y los espa帽oles nunca nos hemos quedado mudos a lo largo de nuestra historia, esperando a que vengan a decirnos cu谩l sea el modo correcto de hablar o cu谩l es nuestro genio idiom谩tico. Tal sucede con la legislaci贸n, en la cual se va plasmando, incorporando, una rica pulpa vital que de continuo se renueva.

鈥漃ero la legislaci贸n, se帽ores diputados, no se hace s贸lo a impulso de la necesidad y de la voluntad; no es tampoco una obra espont谩nea; las leyes se hacen teniendo tambi茅n en presencia y con respeto de principios generales admitidos por la ciencia o consagrados por la tradici贸n jur铆dica, que en sus m谩s altas concepciones se remonta a lo filos贸fico y lo metaf铆sico.

鈥滱hora bien: puede suceder, de hecho sucede, ahora mismo est谩 sucediendo, y eso es lo que nos apasiona, que principios tenidos por invulnerables, inspiraciones vigentes durante siglos, a lo mejor se esquilman, se marchitan, se quedan vac铆os, se angostan, hasta el punto de que la realidad viviente los hace estallar y los destruye.

Principios tenidos por invulnerables, vigentes durante siglos, se quedan vac铆os y la realidad los hace estallar y los destruye鈥

鈥滾a expulsi贸n de la dinast铆a y la restauraci贸n de las libertades p煤blicas, ha resuelto un problema espec铆fico de importancia capital, pero no ha hecho m谩s que plantear y enunciar aquellos otros problemas que han de transformar el Estado y la sociedad espa帽oles hasta la ra铆z.

鈥滶stos problemas, a mi corto entender, son principalmente tres: el problema de las autonom铆as locales, el problema social en su forma m谩s urgente y aguda, que es la reforma de la propiedad, y este que llaman problema religioso, y que es en rigor la implantaci贸n del laicismo del Estado con todas sus inevitables y rigurosas consecuencias.

鈥漀inguno de estos problemas los ha inventado la Rep煤blica. La Rep煤blica ha rasgado los telones de la antigua Espa帽a oficial mon谩rquica, que fing铆a una vida inexistente y ocultaba la verdadera; detr谩s de aquellos telones se ha fraguado la transformaci贸n de la sociedad espa帽ola, que hoy, gracias a las libertades republicanas, se manifiesta, para sorpresa de algunos y disgustos de no pocos, en la contextura de estas Cortes, en el mandato que creen traer y en los temas que a todos nos apasionan.

Tenemos tres problemas: el de las autonom铆as locales, el de la propiedad y ese que llaman problema religioso鈥

鈥滳ada una de estas cuestiones tiene una premisa inexcusable, imborrable en la conciencia p煤blica, y al venir aqu铆, al tomar hechura y contextura parlamentaria, es cuando surge el problema pol铆tico. Yo no me refiero a las dos primeras, me refiero a esto que llaman problema religioso. La premisa de este problema, hoy pol铆tico, la formulo yo de esta manera: Espa帽a ha dejado de ser cat贸lica. El problema pol铆tico consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e hist贸rica el pueblo espa帽ol.

鈥漎o no puedo admitir que a esto se le llame problema religioso. El aut茅ntico problema religioso no puede exceder de los l铆mites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde la pregunta sobre el misterio de nuestro destino.

Este es un problema pol铆tico, de constituci贸n del Estado, y es ahora precisamente cuando este problema pierde hasta las semejas de religi贸n, de religiosidad, porque nuestro Estado, a diferencia del Estado antiguo, que tomaba sobre s铆 la curatela de las conciencias y daba medios de impulsar a las almas, incluso contra su voluntad, por el camino de su salvaci贸n, excluye toda preocupaci贸n ultraterrena y todo cuidado de la fidelidad y quita a la Iglesia aquel famoso brazo secular que tantos y tan grandes servicios le prest贸. Se trata simplemente de organizar el Estado espa帽ol con sujeci贸n a las premisas que acabo de establecer.

Espa帽a ha dejado de ser cat贸lica. Hay que organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e hist贸rica鈥

鈥漃ara afirmar que Espa帽a ha dejado de ser cat贸lica tenemos las mismas razones, quiero decir de la misma 铆ndole, que para afirmar que Espa帽a era cat贸lica en los siglos XVI y XVII. Ser铆a una disputa vana ponernos a examinar ahora qu茅 debe Espa帽a al catolicismo, que suele ser el tema favorito de los historiadores apologistas; yo creo m谩s bien que es el catolicismo quien debe a Espa帽a, porque una religi贸n no vive en los textos escritos de los concilios o en los infolios de sus te贸logos, sino en el esp铆ritu y en las obras de los pueblos que la abrazan, y el genio espa帽ol se derram贸 por los 谩mbitos morales del catolicismo, como su genio pol铆tico su derram贸 por el mundo en las empresas que todos conocemos.

鈥滶spa帽a, en el momento del auge de su genio, cuando Espa帽a era un pueblo creador e inventor, cre贸 un catolicismo a su imagen y semejanza, en el cual, sobre todo, resplandecen los rasgos de su car谩cter, bien distinto, por cierto, del catolicismo de otros pa铆ses, del de otras grandes potencias cat贸licas; bien distinto, por ejemplo, del catolicismo franc茅s; y entonces hubo un catolicismo espa帽ol, por las mismas razones de 铆ndole psicol贸gica que crearon una novela y una pintura y un teatro y una moral espa帽oles, en los cuales tambi茅n se palpa la impregnaci贸n de la fe religiosa.

鈥漎 de tal manera es esto cierto que ah铆 est谩 todav铆a la Compa帽铆a de Jes煤s, creaci贸n espa帽ola, obra de un gran ejemplar de la raza, y que demuestra hasta qu茅 punto el genio del pueblo espa帽ol ha influido en la orientaci贸n del gobierno hist贸rico y pol铆tico de la Iglesia de Roma. Pero ahora la situaci贸n es exactamente la inversa.

Espa帽a cre贸 un catolicismo a su imagen y semejanza, en el cual resplandecen los rasgos de su car谩cter鈥

鈥滵urante muchos siglos, la actividad especulativa del pensamiento europeo se hizo dentro del cristianismo, el cual tom贸 para s铆 el pensamiento del mundo antiguo y lo adapt贸 con m谩s o menos fidelidad y congruencia a la fe cristiana; pero tambi茅n desde hace siglos el pensamiento y la actividad especulativa de Europa han dejado, por lo menos, de ser cat贸licos; todo el movimiento superior de la civilizaci贸n se hace en contra suya y, en Espa帽a, a pesar de nuestra menguada actividad mental, desde el siglo pasado el catolicismo ha dejado de ser la expresi贸n y el gu铆a del pensamiento espa帽ol.

鈥漄ue haya en Espa帽a millones de creyentes no os lo discuto, pero lo que da el ser religioso de un pa铆s, de un pueblo y de una sociedad no es la suma num茅rica de creencias o de creyentes, sino el esfuerzo creador de su mente, el rumbo que sigue su cultura.

鈥漃or consiguiente, tengo los mismos motivos para decir que Espa帽a ha dejado de ser cat贸lica que para decir lo contrario de la Espa帽a antigua. Espa帽a era cat贸lica en el siglo XVI, a pesar de que aqu铆 hab铆a muchos y muy importantes disidentes, algunos de los cuales son gloria y esplendor de la literatura castellana, y Espa帽a ha dejado de ser cat贸lica, a pesar de que existan ahora muchos millones de espa帽oles cat贸licos y creyentes.

Desde el siglo pasado el catolicismo ha dejado de ser la expresi贸n y el gu铆a del pensamiento espa帽ol鈥

鈥澛縋od铆a el Estado espa帽ol, pod铆a alg煤n Estado del mundo, estar en su organizaci贸n y en el pensamiento desunido, divorciado, de espaldas, enemigo del sentido general de la civilizaci贸n, de la situaci贸n de su pueblo en el momento actual? No. En este orden de ideas, el Estado se conquista por las alturas, sobre todo si admitimos que lo caracter铆stico del Estado es la cultura.

鈥滾os cristianos se apoderaron del Estado imperial romano cuando, desfallecido el esp铆ritu original del mundo antiguo, el Estado romano no ten铆a otro alimento espiritual que el de la fe cristiana y las disputas de sus fil贸sofos y de sus te贸logos. Y eso se hizo sin esperar a que los millones de paganos, que tardaron siglos en convertirse, abrazaran la nueva fe.

鈥滳ristiano era el Imperio romano, y el modesto labrador hispanorromano de mi tierra todav铆a sacrificaba a los dioses latinos en los mismos lugares en que ahora se alzan las ermitas de las v铆rgenes y de los cristos. Esto quiere decir que los sedimentos se sobreponen por el aluvi贸n de la historia, y que un sedimento tarda en desaparecer y soterrarse cuando ya en las alturas se ha evaporado el esp铆ritu religioso que lo lanz贸.

Tenemos la obligaci贸n de respetar la libertad de conciencia, pero tambi茅n el deber de poner a salvo la Rep煤blica y el Estado鈥

鈥滶stas son las razones que tenemos para exigir como un derecho y para colaborar a la exigencia hist贸rica de transformar el Estado espa帽ol, de acuerdo con esta modalidad mueva del esp铆ritu nacional. Y esto lo haremos con franqueza, con lealtad, sin declaraci贸n de guerra; m谩s bien al contrario, como una oferta, como una proposici贸n de reajuste de la paz.

鈥漀osotros tenemos, de una parte, la obligaci贸n de respetar la libertad de conciencia, naturalmente, sin exceptuar la libertad de la conciencia cristiana; pero tenemos tambi茅n, de otra parte, el deber de poner a salvo la Rep煤blica y el Estado. Estos dos principios chocan y de ah铆 el drama que, como todos los verdaderos y grandes dramas, no tiene soluci贸n.

鈥滶ste es el punto de vista de Acci贸n Republicana, que no tiene por qu茅 disimular ni su laicismo ni su radicalismo constructor ni el concepto moderno que tiene de la vida espa帽ola, en la cual de nada reniega, pero que est谩 resuelta a contribuir a su renovaci贸n desde la ra铆z hasta la fronda, y que adem谩s supone para todos los republicanos de izquierda una base de inteligencia y colaboraci贸n, no para hoy, porque hoy se acaba pronto, sino para ma帽ana, para el ma帽ana de la Rep煤blica, que todos queremos que sea tranquilo, fecundo y glorioso para los que la administren y defiendan.鈥

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