El contexto
鈥淭odo acto de persona o grupo destinado a propagar doctrinas que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepci贸n de la sociedad, del Estado o del orden jur铆dico, de car谩cter totalitario o fundada en la lucha de clases, es il铆cito y contrario al ordenamiento institucional de la Rep煤blica. Las organizaciones y los movimientos o partidos pol铆ticos que por sus fines o por la actividad de sus adherentes tiendan a esos objetivos son inconstitucionales鈥.
As铆 rezaba el Art铆culo 8.潞 de la Constituci贸n 笔辞濒铆迟颈肠补 de la Rep煤blica de Chile que el dictador Augusto Pinochet present贸 a refer茅ndum el 11 de septiembre de 1980 y que entr贸 en vigor el 11 de marzo de 1981, seis meses despu茅s, avalando a su vez por un mandato de ocho a帽os m谩s el Gobierno encabezado por el general que lider贸 el golpe contra el Ejecutivo de Salvador Allende en 1973.
Es la Constituci贸n que sigue vigente en Chile tras el no popular al texto presentado por el actual presidente, Gabriel Boric, por m谩s que las 60 modificaciones que ha sufrido a lo largo de sus m谩s de cuatro d茅cadas ha desvirtuado el esp铆ritu original de la Carta Magna, focalizada en la defensa de los 鈥渧alores tradicionales鈥 del pa铆s y su rechazo al 鈥渢otalitarismo comunista鈥 al que, seg煤n el propio Pinochet, se encaminaba el Gobierno de Allende.
De ah铆 que el discurso que el militar ofreci贸 con motivo de la entrada en vigor del texto y de su nuevo mandato, ese 11 de marzo de 1981, que ofrecemos extractado, se centrase en los logros de su Gobierno, en particular en la erradicaci贸n de los postulados del socialismo sovi茅tico听del anterior Ejecutivo.
Al contrario que Boric, uno de los adalides de la nueva izquierda latinoamericana, Pinochet gan贸 el refer茅ndum constitucional y el plebiscito a su Gobierno, por m谩s que el r茅gimen militar nunca public贸 su censo electoral y el proceso estuvo lleno de irregularidades.
Sin embargo, el dictador no sali贸 nada airoso del plebiscito que se llev贸 a cabo en 1988, en aplicaci贸n de las disposiciones transitorias 27 a 29 de la Constituci贸n, para decidir si segu铆a en el poder hasta 1997.

Augusto Pinochet vota la Constituci贸n chilena a煤n vigente
El proceso cont贸 esta vez con el control de diversos partidos que hicieron campa帽a contra el dictador, que probablemente adoleci贸 del mismo exceso de confianza que el actual presidente chileno.
Con casi un 56% de los votos escrutados en contra, Chile marc贸 el principio del fin de la dictadura. En esta ocasi贸n se registraron como votantes casi dos millones m谩s de chilenos que los que primero en 1978 refrendaron el golpe y un mill贸n m谩s que los que en 1980 avalaron el r茅gimen y el nuevo texto constitucional. Como ahora, Chile eligi贸 su destino.
Pinochet acab贸 siendo juzgado por una sistem谩tica violaci贸n de los derechos humanos durante su Gobierno -los asesinatos por motivos pol铆ticos se cifran en torno a las 3.000 personas y las represaliadas rondar铆an los 80.000, seg煤n cifras oficiales-, malversaci贸n y evasi贸n de impuestos. Muri贸 repudiado por el pueblo al que crey贸 salvar.
El discurso
鈥淓l 11 de septiembre de 1980 el pueblo de Chile, libre y soberanamente, eligi贸 su destino. Hoy, 11 de marzo de 1981, seis meses despu茅s, este mismo pueblo cruza el umbral de un nuevo sistema pol铆tico, y lo hace lleno de fe, esperanza y confianza en su futuro en esta fecha que marca el comienzo de la vigencia de una nueva Carta Fundamental, que pone en marcha el primer periodo presidencial que ser谩 regulado por sus normas.
鈥滱mbos hechos son, sin lugar a dudas, expresiones jur铆dicas de tal trascendencia que la naci贸n toda se pone de pie, con el recogimiento propio de la solemnidad de un acto que encierra una gran significaci贸n en su trayectoria como pa铆s republicano.
鈥滺erido gravemente por la ideolog铆a marxista-leninista, el pa铆s sufri贸 hasta 1973 el dolor de ver divididos a sus hijos, que eran arrastrados hacia la tragedia de una guerra civil. Fue necesario acudir a todas las reservas del patriotismo para, con la intervenci贸n de las Fuerzas Armadas y de orden, impedir la ca铆da al abismo.
Herido gravemente por la ideolog铆a marxista-leninista, el pa铆s sufri贸 hasta 1973 el dolor de ver divididos a sus hijos
鈥滺an transcurrido m谩s de siete a帽os de aquellos d铆as dolorosos y Chile es nuevamente el pa铆s abierto al mundo y aquellos negros d铆as pertenecen hoy al pasado, pero a un pasado que no debemos olvidar. Por otra parte, ellos nos han permitido volver a la realidad y reencontrarnos con las ra铆ces mismas de nuestra idiosincrasia de chilenos aut茅nticos y el esp铆ritu creador de sus mejores tiempos.
鈥滳hile es la s铆ntesis de muchas d茅cadas de lucha, esfuerzos y desvelos; de valores vividos y transmitidos como herencia por cada generaci贸n a la siguiente; de duras experiencias asumidas como pruebas del destino o como lecciones de la historia. Son, en fin, tantas las realizaciones y tantos los hechos que conforman nuestro acervo c铆vico y nuestras glorias militares, que nos hacen sentirnos orgullosos de haber nacido en esta tierra.
鈥滱s铆, desde los albores de nuestra historia, hemos vivido bajo el signo de la civilizaci贸n cristiana, cuyo sentido espiritual ha dado forma al alma misma de la chilenidad. Como se refleja en nuestra evoluci贸n hist贸rica, el tiempo ha moldeado con rasgos muy definidos la personalidad de esta naci贸n.
Chile sobresale por un indomable esp铆ritu libertario, incompatible con cualquier forma de tiran铆a o vasallaje
鈥漇obresalen, entre otras caracter铆sticas suyas, un indomable esp铆ritu libertario, incompatible con cualquier forma de tiran铆a o vasallaje; una aceptaci贸n de la autoridad fuerte e impersonal, que sea a la vez dique eficaz contra el libertinaje y garant铆a de justicia para todos.
鈥漊n acendrado sentido jur铆dico, expresado en normas objetivas que obliguen por igual a gobernantes y gobernados; un est铆mulo a la iniciativa econ贸mica particular, dentro de un r茅gimen de propiedad privada de los medios de producci贸n como instrumentos irreemplazables para el progreso del pa铆s, y un hondo esp铆ritu integrador y solidario, signo del profundo sentido social de una raza homog茅nea.
鈥漈odo lo anterior ha permitido forjar una escala de valores donde el m茅rito, la generosidad y el esp铆ritu p煤blico predominaron siempre sobre toda exterioridad material de linaje. Estos son, se帽ores, algunos de los signos dominantes que conforman nuestro ser nacional.
El quiebro de la democracia chilena se debi贸 al poder incontrolado de las oligarqu铆as partidistas o sindicales
鈥滻nfortunadamente, los pueblos, como los seres humanos, se desv铆an a veces por derroteros que los alejan de sus ra铆ces, olvidando que en 茅stas reside la 煤nica fuente de continuidad estable y de vigor fecundo para toda naci贸n que aspire a cumplir plenamente determinadas metas.
鈥滶n nuestra patria, un primer s铆ntoma de ese proceso fue el debilitamiento del poder presidencial, poder que es s铆mbolo de esa autoridad fuerte y justa que el pueblo chileno ha buscado frente a frondas u oligarqu铆as del m谩s variado g茅nero.
鈥漀adie que analice desapasionadamente el problema podr谩 desconocer que la responsabilidad decisiva en el quiebro de la democracia chilena se debe al poder incontrolado de las cerradas oligarqu铆as partidistas o sindicales, y a los desbordes crecientes de cierta prensa, fen贸menos todos que contribuyeron a desquiciar nuestra vida p煤blica desde mucho antes de 1973.
Los partidos pol铆ticos continuar谩n sufriendo restricciones antes de que se alcance su pleno funcionamiento
鈥滿e atrevo a afirmar que uno de los mayores desaf铆os que deben enfrentar las democracias contempor谩neas es saber si ser谩n conducidas por sus gobiernos y estar谩n al servicio del bien com煤n o ser谩n regidas por el poder de esas oligarqu铆as, ante cuya presi贸n los gobernantes frecuentemente deben terminar inclin谩ndose, abriendo con ello camino al m谩s grave desenfreno demag贸gico.
鈥滷ue esa la disyuntiva que nos planteamos quienes ten铆amos la responsabilidad de encauzar los destinos de Chile antes de presentar a la consideraci贸n de la ciudadan铆a la nueva Constituci贸n.
鈥漀uestra decisi贸n es clara y terminante: los partidos pol铆ticos continuar谩n sufriendo restricciones de variada intensidad o duraci贸n antes de que se alcance el pleno funcionamiento en su 谩rea de actividad.
鈥漈ambi茅n deseo dejar absolutamente en claro que este funcionamiento se lograr谩, como ya ocurre en el 谩mbito laboral, dentro de esquemas jur铆dicos que excluyan toda forma de poder monop贸lico o incontrolado para quienes los ejercen.
Los a帽os de demagogia favorecieron al estatismo socializante;听隆este Gobierno no acepta presiones de nadie!
鈥滶l deprimente espect谩culo de la importancia gubernativa para tender al bien com煤n o de gobernantes que, antes en Chile y actualmente en otros pa铆ses del mundo libre, deben ceder a las presiones demag贸gicas de esos grupos, es algo que en nuestra patria no deber谩 volver a ocurrir jam谩s. En ello est谩 comprometida la autoridad del Gobierno.
鈥漃or eso, en la etapa jur铆dico-pol铆tica que hoy se inicia no transigiremos por motivo alguno en eso: 隆el Gobierno no acepta presiones de nadie!
鈥滾os a帽os de demagogia favorecieron al estatismo socializante, cuyas concepciones doctrinarias proven铆an de una profunda desconfianza frente al ejercicio pr谩ctico de la libertad personal y de la consiguiente creencia en la supuesta necesidad de someter la acci贸n econ贸mica y social de los individuos a toda suerte de controles y regulaciones estatales que, lejos de disminuir, iban aumentando inexorable y desmesuradamente.
Esas d茅cadas de demagogia y estatismo socialista trataron de transformar a Chile en un pa铆s comunista
鈥滱s铆, los prop贸sitos de justicia y equidad que tal intervencionismo estatal proclamaba se desvirtuaron en beneficio de otros grupos de poder -ahora empresariales y gremiales- que forzaron la cesi贸n en su favor de franquicias y privilegios tan arbitrarios en sus fundamentos como nefastos en sus consecuencias.
鈥滷ueron esas d茅cadas de demagogia y estatismo socialista lo que erosion贸 nuestra vida pol铆tica, econ贸mica y social y prepar贸 la embestida del marxismo para intentar directamente transformar a Chile en un pa铆s comunista.
鈥滶s preciso subrayar la 铆ntima relaci贸n de los tres elementos se帽alados: la demagogia, el estatismo y el marxismo. La demagogia estimula al estatismo, porque el incremento del tama帽o e influencia del Estado facilita la acci贸n de los grupos de presi贸n, tal como 茅stos desean.
Quisieron establecer por la fuerza el Estado marxista y ceder la soberan铆a de Chile al imperialismo sovi茅tico
鈥滱 su vez, el estatismo favorece al marxismo, al generar un desarrollo econ贸mico insuficiente y cercenar la libertad real de las personas, factores que son de gran utilidad en las pretensiones totalitarias. De ah铆, se帽ores, que si bien lo que entendemos por socialismo democr谩tico discrepa doctrinariamente del marxismo, a la postre le est谩 pavimentando a 茅ste su avance y asentamiento.
鈥滾a funesta trilog铆a de demagogia, estatismo y marxismo lleg贸 a su peor extremo en nuestra patria cuando este 煤ltimo logr贸 el gobierno de la Rep煤blica y, en mil d铆as de oprobio, violencia y caos generalizado coloc贸 al pa铆s al borde mismo de la guerra civil en su prop贸sito de llegar a establecer por la fuerza el Estado marxista y con ello ceder la soberan铆a de Chile al imperialismo sovi茅tico.
鈥滿uchos hoy han olvidado c贸mo durante el gobierno marxista los valores m谩s caracter铆sticos de nuestra nacionalidad se vieron amagados o escarnecidos; el esp铆ritu libertario se ve铆a amenazado por un totalitarismo inminente; la autoridad fuerte, impersonal y justa hab铆a desaparecido, dando paso a la anarqu铆a; el sentido jur铆dico era destruido por un gobierno que despreciaba la legalidad; a nuestros tribunales de justicia se les desconoc铆an sus fallos en forma sistem谩tica; toda iniciativa econ贸mica particular fue asfixiada por el colectivismo socialista.
Mil d铆as de oprobio, violencia y caos generalizado colocaron al pa铆s al borde mismo de la guerra civil
鈥滶l pa铆s presentaba en 1973 un cuadro de caos econ贸mico y de descr茅dito de nuestro signo monetario, nunca antes conocido. Esa vocaci贸n integradora y solidaria de nuestro pueblo, demostraba por d茅cadas, hab铆a sido destruida por el odio entre compatriotas, provocado por una irreconciliable lucha de clases calculadamente fomentada. La virtual destrucci贸n del alma de la chilenidad era el preludio de la acci贸n violenta final que los sovi茅ticos planeaban para concluir con nuestra existencia soberana.
鈥滱nte esa vor谩gine pol铆tica, el pueblo comprendi贸 que era impostergable poner fin a la acci贸n de un gobierno que se hab铆a vuelto ileg铆timo y an谩rquico. En esos momentos, el pa铆s mir贸 a sus instituciones de Defensa Nacional y de Orden como el 煤ltimo baluarte capaz de evitar la total destrucci贸n de la naci贸n y ellas, fieles a su juramento y a su misi贸n, liberaron a la patria, el 11 de septiembre de 1973, del marxismo sovi茅tico.
鈥滶n este d铆a tan solemne quiero recordar con el coraz贸n y la mente esa fecha hist贸rica que protagoniz贸 el pueblo de Chile, porque las Fuerzas Armadas y de Orden no son otra cosa que su pueblo en armas.
El pueblo comprendi贸 que era impostergable acabar con un gobierno ileg铆timo y an谩rquico
鈥漈ambi茅n deseo expresar, como gobernante y soldado, que siempre tendr茅 presente en mi memoria a los hombres que lucharon y cayeron aquel 11 de septiembre. A ellos rindo en este instante emocionado homenaje. As铆, al iniciarse hoy el Gobierno de la Constituci贸n de 1980, vaya para ellos nuestra gratitud y reconocimiento por su sacrificio, que no ha sido en vano.
鈥漀o podr铆a terminar estas palabras sin se帽alar brevemente las l铆neas que seguir谩 este Gobierno y aclarar algunas inquietudes que podr铆an existir, pues el doble compromiso que se contrajo con la patria en 1973, por una parte fue el de la recuperaci贸n econ贸mica y social del pa铆s y, por la otra, el de la creaci贸n de una nueva institucionalidad que fuese la respuesta global y creadora para las necesidades futuras de Chile, todas ellas enmarcadas en una nueva Carta Fundamental.
鈥漃or ello, fieles a nuestra tradici贸n cristiana occidental, y como naci贸n respetuosa del derecho, en un plebiscito libre y soberano, culminamos este proceso el 11 de septiembre de 1980. All铆 se aprob贸, por incuestionable mayor铆a, la nueva Constituci贸n 笔辞濒铆迟颈肠补 de la Rep煤blica, a la que se ha denominado Constituci贸n de la Libertad.
La fecha hist贸rica la protagoniz贸 el pueblo de Chile, porque las Fuerzas Armadas no son m谩s que su pueblo en armas
鈥滶s esta carta pol铆tica la que hoy entra en vigencia y que habr谩 de ser la base jur铆dica fundamental que encauce la acci贸n del Gobierno, al establecer en nuestra patria una nueva democracia, perdurable y vigorosa.
鈥滶n ella se sientan las bases para un desarrollo econ贸mico s贸lido y progresivo, se reconoce y garantiza el derecho a la propiedad privada de los bienes y se propicia el pleno desarrollo de la iniciativa particular en estas materias.
鈥滻gualmente, de esta Constituci贸n deseo destacar el hecho de que procura impedir la actividad pol铆tica de las doctrinas que atenten contra los valores esenciales de nuestra tradici贸n o que fomenten la violencia y el enfrentamiento como forma de acci贸n.
鈥滳on este objeto se han dictado y se promulgar谩n disposiciones legales para la justicia ordinaria y militar, como asimismo normas de acci贸n que faciliten la actuaci贸n de las fuerzas de seguridad contra los violentistas, que no persiguen otra finalidad que atemorizar a la ciudadan铆a, provocando muchas veces v铆ctimas inocentes.
Esta Constituci贸n procura impedir las doctrinas que atentan contra los valores de nuestra tradici贸n
鈥漣Tengan la absoluta seguridad de que luchar茅 hasta lograr la erradicaci贸n definitiva en mi pa铆s de esta lacra que afecta a la sociedad contempor谩nea!
鈥滳hilenos y chilenas que me escuch谩is: el texto constitucional que hoy entra en vigencia es una obra trascendental para la naci贸n. Su fidelidad a los valores patrios, as铆 como el car谩cter original y creador que Io inspiran y que responde a los desaf铆os que enfrenta la sociedad contempor谩nea, son aspectos cuya magnitud impide resumirlos en breves palabras.
鈥滶l transcurso del tiempo permitir谩 su aplicaci贸n paulatina y adecuada y, asimismo, la cabal comprensi贸n de su profundo compromiso con la libertad de los chilenos y el progreso de la patria. En este 11 de marzo, en que el pa铆s entero inicia la nueva etapa que marca esta Carta Fundamental, deseo reafirmar, con la mayor resoluci贸n y entereza, que continuaremos la obra empezada en 1973 a trav茅s del cauce claro y preciso que estas normas se帽alan.鈥