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Rusia busca canciones “amigas”

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Putin ordena por decreto resucitar Intervisión, la versión soviética de Eurovisión

Reportaje sobre el festival soviético de la canción Intervisión celebrado a finales de los años setenta en sopot, Polonia

El Festival de la Canción Intervisión se celebró oficialmente en ocho ocasiones de 1965 y 1980

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Rusia quiere cantar y que su voz se oiga en todo el mundo. Pero tras la intervención militar en Ucrania, en el 2022, a sus artistas se les vetó en el Festival de Eurovisión, una plataforma muy popular en la últimas décadas en el país. Como alternativa, el Kremlin ha decidido revivir un festival de la época soviética, el Festival de la Canción Intervisión, cuya última edición oficial se celebró en 1980.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ya lanzó esta idea en el 2009 y en Moscú se lleva hablando de resucitar el concurso al menos desde el 2014, cuando los puentes con Occidente empezaron a venirse abajo tras la anexión de Crimea y el inicio de la guerra del Donbass. Además, en Eurovisión ganó el cantante travesti Conchita Wurst, de Austria, lo que chocaba frontalmente con la promoción de los valores conservadores en Rusia.

Rusia, que ha criticado la temática LGTB de Eurovisión, fue vetada en 2022 por su intervención militar en Ucrania

Hubo planes para volver a celebrar Intervisión el año pasado. Pero finalmente será este, el 2025, el del relanzamiento. Putin ha firmado esta semana un decreto ordenando a los funcionarios rusos que vayan preparando el escenario con el objetivo de “desarrollar la cultura internacional y la cooperación humanitaria”.

Mijaíl Shvedkói, enviado presidencial sobre Cooperación cultural, aseguró el año pasado que hay “casi 20 países” que han aceptado participar. En la época soviética, de 1965 a 1980, con Leonid Brézhnev en el poder, hubo ocho ediciones, las cuatro primeras en la entonces Checoslovaquia y las siguientes en Polonia, donde sustituyó al Festival de la Canción Internacional de Sopot.

El grueso de los participantes procedía de los países de la órbita de Moscú del este de Europa y de otros países comunistas, pero la organización estaba abierta a concursantes de cualquier país, como la entonces neutral Finlandia, que tomó parte en todas las competiciones y cuya representante Marion Rung ganó en la última edición con Where is the Love ; o la misma España, representada en 1980 por la cantante catalana Gloria, que quedó en cuarta posición (segundo premio) con su canción Qué más me da .

La prevista edición de 1981 se canceló por la agitación política y el malestar que empezaba a vivirse en los países del Pacto de Varsovia, especialmente con el surgimiento del movimiento polaco Solidaridad.

Según Shvedkói, el concurso reimpulsado por Putin tendrá lugar el próximo otoño y la participación incluirá cantantes de Brasil, Cuba, India, China y otras “naciones amigas”. Se celebrará en Moscú y en la Provincia de Moscú, según el decreto de Putin, que pone al frente de los preparativos a Dimitri Chernishenko, uno de los viceprimeros ministros.

La voz de Rusia se ha escuchado en Eurovisión un total de 23 veces desde su primer participación, en 1994, tres años después del fin de la URSS, hasta 2021. Con la llegada del nuevo siglo, y ya con Putin en el Kremlin, el festival europeo se convirtió en un evento imprescindible, tanto para el público como para los directivos televisivos rusos, que enviaron a algunos de sus mejores estrellas. Ganó en 2008 con Dima Bilan y su canción Believe . Al año siguiente, el estadio olímpico de Moscú acogió la competición con gran éxito.

En la época de Putin, Rusia ha ido virando hacia valores tradicionales y conservadores, y altos funcionarios rusos han criticado la presencia de artistas y canciones de temática LGTB en Eurovisión. En 2012, Rusia aprobó la ley contra la propaganda homosexual, entonces solo prohibida si se dirigía a los menores de edad. Hoy está prohibida totalmente y los tribunales han declarado el movimiento LGTB como organización extremista.

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La nueva Intervisión mantendrá un tono más sobrio. Según la agencia Reuters, el decreto de Putin enfatiza el respeto por “los valores universales tradicionales, espirituales y familiares”. En ese sentido se pronunció ayer el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, durante una mesa redonda con embajadores acreditados en Moscú.

“Garantizo que no habrá perversión ni abusos sobre la naturaleza humana, como lo vimos durante los Juegos Olímpicos en París”, aseguró el jefe de la diplomacia rusa. Rusia, que no pudo participar ni con equipo nacional ni con bandera en París tras ser sancionada por la guerra en Ucrania, se sumó a las críticas a la ceremonia de inauguración de los Juegos, que la consideraron una ofensa a la sensibilidad religiosa y una forma de propaganda LGTB.

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