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Argentina llega a un acuerdo con el FMI para un préstamo de 20.000 millones de dólares

Paquete de rescate

El crédito, todavía pendiente de la aprobación final, permitirá al Gobierno de Milei hacer frente a las turbulencias financieras

El presidente de Argentina, Javier Milei, el pasado 2 de abril en Buenos Aires

Agustin Marcarian / Reuters

Cuando todavía no era presidente de Argentina, Javier Milei decía que el Fondo Monetario Internacional (FMI) era una “institución perversa” que “no debería existir”.

Pero ha cambiado de opinión.

Ahora que ocupa la Casa Rosada y se enfrenta a problemas financieros, el líder ultraderechista ha acudido sin dudarlo a los brazos de este organismo. Esta madrugada, el FMI anunció que su equipo técnico ha llegado a un acuerdo con el Gobierno argentino para un préstamo de 20.000 millones de dólares.

El paquete de rescate –del que se desconocen los detalles y que todavía tiene que ser aprobado por la junta ejecutiva del FMI, la cual presumiblemente se reunirá este viernes– será un balón de oxígeno para un país que ve cómo menguan de forma alarmante sus reservas de divisas al mismo tiempo que el mundo se ve envuelto en la guerra comercial iniciada por Donald Trump.

El préstamo, solicitado el pasado mes de diciembre, permitirá a Milei seguir adelante con su programa económico, centrado en contener la inflación y el déficit fiscal. Un plan que el propio FMI avala en el comunicado emitido para anunciar el acuerdo técnico, donde se destacan “los impresionantes avances iniciales” del Gobierno argentino “en la estabilización de la economía”.

“El anuncio ha llegado en un momento en el que el Gobierno estaba ya con el agua al cuello para hacer frente a los vencimientos de deuda que se vienen y al problema del , aumentado por las turbulencias que han causado los aranceles de Trump”, explica a este diario Anna Ayuso, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) experta en América Latina. “Es una buena noticia, porque además parece ser que el FMI desembolsará una cantidad importante de dinero desde el principio”: la Casa Rosada aspiraba a recibir de entrada el 40% del crédito, y todo apunta a que verá satisfecha su demanda.

Sangría de divisas

En los últimos días, el Banco Central de Argentina se ha desprendido de cerca de 1.400 millones de dólares

En paralelo al acuerdo con el FMI, Argentina también está negociando otros préstamos con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros organismos internacionales.Todos estos fondos deberían ir destinados a reforzar las reservas del Banco Central argentino, que han caído hasta niveles críticos. En los últimos días, esta institución se ha desprendido de cerca de 1.400 millones de dólares para intentar sostener el tipo de cambio. La incertidumbre entre los inversores sobre el futuro de la economía nacional ha disparado la demanda de la moneda estadounidense, lo que ha incrementado el riesgo de una brusca devaluación del peso.

Milei ya hace semanas que asegura que, con la inyección millonaria del FMI, Argentina tendrá capacidad para eliminar las restricciones a la compra y venta de divisas (el denominado cepo cambiario). Eso permitiría impulsar las exportaciones, atraer inversión extranjera y aliviar la presión sobre las reservas, pero también podría disparar la apreciación del dólar y desencadenar una fuga de capitales y un aumento de la inflación. Aunque el Gobierno ha evitado concretar un calendario para aplicar esa medida, es posible que Milei, espoleado por el FMI, la ejecute antes de las próximas elecciones legislativas, que se celebrarán en octubre. “Retirar el cepo es riesgoso”, dice Ayuso, “pero si sale bien es una baza electoral”.

Largo historial

Argentina es el país que más compromisos ha firmado con el FMI, convertido en su mayor acreedor individual

Esos comicios serán un test para la popularidad de un presidente que, con el nuevo paquete de ayuda, inscribirá su nombre en una tradición de largo recorrido: el préstamo anunciado la pasada madrugada será el acuerdo número 29 de Argentina con el FMI. Es el país que más compromisos ha firmado con el organismo financiero. El primero lo suscribió en 1958, durante la presidencia de Arturo Frondizi, con el objetivo de estabilizar el problema cambiario y frenar la inflación, e implicó, entre otras medidas, recortes en el sector público y la privatización de empresas estatales. Aquel fue el inicio de una relación atravesada por gobiernos de todos los signos (incluido el de la dictadura militar de Jorge Videla en los setenta) y graves crisis financieras (la más traumática, la del corralito del 2001).

Esa historia tormentosa ha hecho que un amplio sector de la población argentina recele del FMI, convertido en el mayor acreedor individual del país y sinónimo de dolorosos programas de ajustes que, hasta hoy, nunca han tenido un final feliz.