Ander Benítez, Ane Marín y Adrián Losada no habían nacido cuando Ermua, el pueblo de Ander, ocupó la primera plana mediática a raíz del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Apenas tenían dos años cuando, en 2010, ETA mató al gendarme Jean-Serge Nérin, su última víctima, en un tiroteo cerca de París. Y cumplieron tres años en 2011, el año del cese definitivo de la violencia de ETA.
Forman parte de la primera generación que creció sin ETA, desde que surgiese en 1958, y, en puertas de llegar a la mayoría de edad (son alumnos de primero de Bachiller), dicen que quieren saber más sobre las últimas décadas de la historia de Euskadi y sobre la cuestión del terrorismo. Así lo han señalado en una jornada organizada por el Instituto Gogora de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, dependiente del Gobierno vasco, que ha reunido a 450 estudiantes de Bachiller.
Tres décadas de Oldartzen y el asesinato de Ordoñez
La jornada ha llevado por nombre 30 años de la Socialización del Sufrimiento. Una conversación entre víctimas y jóvenes, y se ha organizado al cumplirse tres décadas desde que se aprobase la ponencia Oldartzen.
“En 2025 se cumplen 30 años de la Ponencia Oldartzen y el asesinato de Gregorio Ordoñez, que dieron paso a lo que se ha llamadoLa socialización del sufrimiento. Un periodo en el que ETA y su entorno social y político extendieron la amenaza, la violencia de persecución y el asesinato a amplios sectores de la sociedad vasca, con el fin de hacer callar cualquier disidencia respecto a los objetivos políticos y los métodos de la organización terrorista”, han indicado desde el Gobierno vasco.
En este contexto, Gogora ha reunido en el BEC de Barakaldo a Sara Buesa, hija del socialista Fernando Buesa, vicelehendakari del Gobierno vasco asesinado por ETA en el año 2000; Itziar Aspuru, quien tiene una larga trayectoria como activista en Gesto por la Paz de Euskal Herria; y Joxemari Mitxelena, quien se vio obligado a abandonar su pueblo, Oiartzun, renunciando también a su cargo de concejal debido a las amenazas recibidas y que hoy es militante de EH Bildu.
Junto a ellos, en el escenario tres estudiantes de Primero de Bachiller: Ander Benítez, de San Pelayo Ikastetxea de Ermua, Adrián Losada, del Instituto Unamuno de Bilbao y Ane Marín. de Lauaxeta Ikastola de Amorebieta-Etxano. Y entre el público casi medio millar de estudiantes de Colegio Bizkaia, Lauro Ikastola, Begoñazpi Ikastola y Colegio Europa.
Las tres víctimas
Sara Buesa ha contado que su padre ya estaba “señalado” años antes (había sido consejero vasco de Educación, diputado general de Álava y vicelehendakari y que su nombre estaba incluido en una lista de objetivos del comando Araba), pero que tuvo una infancia “feliz” gracias a la “burbuja” que creó su familia y a que pensaba que “eso -los atentados- les pasaba a otros”, no a su padre. En el año 2000, después de la tregua de Lizarra-Garazi, ETA acabó con la vida de su padre y con la de su escolta Jorge Diez, rompiendo la vida de la familia Buesa-Rodríguez.
Itziar Aspuru, mientras, ha relatado ante los estudiantes la evolución de las concentraciones en contra de la violencia de ETA, con manifestaciones multitudinarias puntualmente, como en 1981, a raíz del secuestro y asesinato de José María Ryan, o en 1997, a raíz del secuestro de Miguel Ángel Blanco, pero también con años en los que mucha gente no participaba en sus concentraciones porque suponía significarse y “te podían expulsar de tu comunidad o tribu”.
Mitxelena, amenazado y hoy militante de EH Bildu
Mientras, Joxemari Mitxelena, que ahora es el presidente de la Federación Vasca de Pelota y ha sido candidato de EH Bildu a las Juntas de Gipuzkoa, ha mostrado los pasquines amenazantes que se pusieron contra él en Oiartzun y ha relatado que dimitió como concejal de Eusko Alkartasuna y abandonó su pueblo cuando le colgaron un gato negro en su puerta. “Soy el único que vive de los que le han puesto un gato negro en Oiartzun”, ha dicho.
Mitxelena ha explicado que su situación personal “se empezó a torcer” cuando organizó una concentración de condena por la muerte del niño Fabio Moreno en un atentado contra el coche de su padre, agente de la Policía Nacional, en Erandio (Bizkaia).
Los insultos de algunos simpatizantes de la izquierda abertzale “eran el día a día, lo pasábamos fatal”, y en el pleno en el que presentó una moción para condenar el asesinato de Gregorio Ordóñez un conocido le gritó “tú vas a ser el siguiente”.
Tras el cese de ETA, sin embargo, miembros de la izquierda abertzale le propusieron “poner el marcador a cero”. “Lo hicimos y ahora estoy en la coalición (EH Bildu) con los que antes me amenazaban”, ha añadido.
Aunque la mayor parte de los jóvenes habían estudiado la unidad didáctica Herenegun, sobre la violencia en Euskadi en las últimas décadas, concluyeron la jornada señalando que encontrarse ante el sufrimiento de las víctimas había supuesto “un golpe de realidad”.
Críticas de EH Bildu
La coalición censura la “parcialidad” del acto por no incluir a “todas las víctimas”
La coalición EH Bildu se ha mostrado muy crítica con la “parcialidad” del acto organizado en el BEC de Barakaldo por Gogora y el Departamento de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco, en manos del PSE. La parlamentaria de EH Bildu Eraitz Sáez de Egilaz ha subrayado que ese instituto “debería servir para construir relatos compartidos de sucesos, relatos y vivencias plurales del pasado de este país”, pero, según ha denunciado, en vez de trabajar en esa dirección, “sigue haciendo lecturas parciales y a veces interesadas del pasado”. “Todas las vivencias, sufrimientos y heridas del pasado deben servir para construir como país un imaginario colectivo seguro y justo. El relato nunca será único, sino que todas las víctimas y todos los relatos deben tener cabida en esa memoria plural y colectiva que debería construirse desde las instituciones. Hace falta un relato polifónico que tenga en cuenta todas las voces. La consejera de Justicia dice que la juventud tiene que conocer el pasado, pero se refiere una y otra vez a una sola parte de ese pasado”, ha señalado.