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El “Accidente” de Alfonso Ponce de León

El arte del automóvil

Alfonso PONCE DE LEÓN, Málaga, 1906 - Madrid, 1936, Self-Portrait, 1936, Reina Sofia Museum, Madrid, Spain. Credit: Album / Artelan

Alfonso PONCE DE LEÓN, 'Autorretrato', 1936

Album / Artelan

Alfonso Ponce de León (1906-1936) hubiera podido ser un gran artista -durante su breve estancia en París frecuentó a Picasso y durante su aprendizaje en la Academia de San Fernando, en Madrid, fue condiscípulo de Maruja Mallo y de Salvador Dalí-, y a la edad en que murió otros compañeros de generación ya eran artistas consagrados. Sin embargo, él se dedicó sobre todo al cartelismo político y a la escenografía teatral, dejó muy poca obra, y casi toda en paradero desconocido. Pero este óleo, “Accidente”, de grandes dimensiones, resulta inolvidable.

Al exponerlo por primera vez lo tituló “Autorretrato”; se representó a sí mismo expulsado del coche tras chocar presumiblemente con un árbol, pero en vez de plasmar el percance de un modo realista, como algo doloroso y traumático, se dibujó con los ojos entornados, asombrado y contemplativo, no tan interesado en su problema físico como en la rareza del asunto. Así nos gustaría vernos siempre: elevados y elegantes, superiores a las contingencias desagradables de la vida (“¡Mira qué cosa más inesperada y rara me ha pasado!”) y como si éstas fueran sólo la ocasión para otros descubrimientos, para otras sorpresas alcanzadas mediante fuerzas ajenas a nuestra voluntad e iluminadas por la luz casual de los faros del coche.

Alfonso PONCE DE LEÓN, Málaga, 1906 - Madrid, 1936, Self-Portrait, 1936, Reina Sofia Museum, Madrid, Spain. Credit: Album / Artelan

Alfonso PONCE DE LEÓN, 'Autorretrato', 1936

Album / Artelan

El “Accidente” sucede en el reino de los sueños, o en la vida que es sueño, y todo lo que lo envuelve –el paisaje arborescente, la noche, la piedra ensangrentada— pertenece también al mundo onírico. Podemos ver esta obra turbadora, divertida, algo inquietante, en la exposición de la colección permanente del Museo Reina Sofía de Madrid. En la sala atrae de inmediato la atención. Ponce de León, bien vestido, elegante, con su bigotito presuntuoso, sufre el accidente como si al caerse de la cama despertase de un sueño.

Debía de ser un joven interesante; está claro que para autorretratarse así, para pensar en uno mismo de este modo es preciso no tomarse muy en serio y tener cierto sentido del humor, si bien un sentido del humor algo particular.

Podemos ver esta obra turbadora, divertida, algo inquietante, en la exposición de la colección permanente del Museo Reina Sofía de Madrid

Suele considerarse que esta pintura fue también una premonición o un presagio de lo que al artista iba a sucederle pocos meses después: era militante de Falange, hacía carteles para el partido fascista, y según algún testimonio andaba despreocupadamente por Madrid, en los primeros compases de la Guerra Civil, silbando, insensato, el “Cara al sol”. Fueron a buscarle a su casa, lo llevaron a una checa, y nueve días después se encontró su cadáver en la cuneta de una carretera (también su padre y uno de sus hermanos fueron asesinados). Así entró el pobre soñador en el sueño definitivo. Se confirmó su presagio: la vida es un “Accidente”.

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