Después de las vacaciones de Semana Santa y con el puente de Mayo a la vuelta de la esquina, el regreso de las dietas restrictivas y la afluencia masiva a las máquinas de cardio en los gimnasios marcan el inicio de una nueva temporada de propósitos pre-verano. Cuidar nuestro cuerpo y alimentación es fundamental para sentirnos bien a nivel físico y mental. Sin embargo, hay que encontrar un balance entre llevar en estilo de vida saludable y podernos permitir disfrutar de nuestros placeres favoritos cuando queramos.
Cuando nos damos un antojo, a menudo pensamos que ese dulce de chocolate va a echar a perder todo nuestro esfuerzo de meses llevando una buena alimentación y ejercicio, pero podríamos estar muy equivocados. El cuerpo no es tan frágil como pensamos y no cambia de forma tan rápida como cree nuestra mente. Es una de las claves que el nutricionista Sergio Espinar intenta inculcar a sus pacientes en su consulta.

Si a diario sigues unas pautas alimenticias y practicas deporte, no pasa nada por darte un capricho de vez en cuando
En uno de sus últimos post en sus redes sociales personales, donde Espinar divulga acerca de nutrición, ha explicado que es la suma de las pequeñas decisiones que tomamos en nuestro día a día lo que va a hacer que cumplamos o no nuestros objetivos físicos y nutricionales. Por lo que si a diario sigues unas pautas alimenticias y practicas deporte, no pasa nada por darte un capricho de vez en cuando.
Saltarte la dieta un día no es un fracaso, es una estrategia
No solo es que no sea malo, sino que, según el nutricionista, sabotear nuestra dieta a propósito puede llegar a ser una herramienta positiva para conseguir nuestros objetivos.
“Imagina que tu mente es un motor. Cuando te obsesionas con seguir una dieta al milímetro, cada comida se convierte en un cálculo, cada antojo en un enemigo. El motor se sobrecalienta. La ansiedad sube. El cortisol se dispara. Y entonces, ¿qué pasa? Te rindes. O peor: vives en un estado de agotamiento mental. Aquí entra la paradoja: Saltarte la dieta un día no es un fracaso, es una estrategia”, explica Espinar.

Para que haya un aumento de grasa corporal, es necesario un exceso calórico a largo plazo
El nutricionista afirma que un solo día de comer “mal” no acumula kilos de grasa. “A lo sumo, se ganará algo de peso debido a la retención de agua o glucógeno, un aumento que desaparecerá en 48 horas si se retoma la rutina habitual”, señala. Para que haya un aumento de grasa corporal, es necesario un exceso calórico a largo plazo. Un solo día de ingesta excesiva puede provocar retención de líquidos y una ligera fluctuación en el peso, pero no una ganancia persistente de grasa. Alimentos salados y ricos en carbohidratos pueden contribuir especialmente a esta retención de líquidos. Sin embargo, esta retención generalmente desaparece en pocos días, cuando el cuerpo vuelve a su equilibrio.
En cuanto a los estudios que analizan el aumento de grasa corporal, el médico estadounidense Max Wishnofsky fue uno de los primeros en intentar cuantificarlo. En 1958, estimó que un kilo de grasa corporal almacenaba unas 7.000 calorías. Estudios posteriores han afinado este cálculo y lo sitúan más cerca de las 7.700 calorías. Aunque esta cifra puede servir como una referencia general, los expertos recuerdan que cada cuerpo es distinto, y que factores como la composición corporal, el metabolismo y el nivel de actividad física influyen en la forma en que se gana o pierde peso. Por eso, siempre es recomendable acudir a un profesional de la salud para recibir una orientación ajustada a cada caso.