Si hay un truco que puede ayudarnos a que nuestra casa parezca mucho más grande es, sin duda, el orden. Un hogar bien organizado es aquel hecho por y para las personas, no para las cosas. Desprendernos de aquello que no necesitamos es imprescindible, aunque, no siempre es fácil.
Hoy hablamos con la ordenóloga, Esther Torras, para que nos cuente cómo podemos aumentar (y garantizar) el orden en todas las estancias. A través de su experiencia, tanto profesional como personal, nos ha desvelado aquello que no puede faltar en el hogar para poder afirmar (a lo alto) que el desorden no tiene presencia en nuestra casa.
Según una experta
Los secretos del orden en casa
¿Por qué nos cuesta tanto mantener el orden en casa?
En realidad, lo que hace la gente es ordenar el desorden, es decir, colocarlo en cajas bonitas sin revisar. Esto es la sensación de orden, pero no es organizar.
Un orden real que funcione es aquel que ordena primero, revisando lo que utilizamos y lo que no. Si hacemos esto, será capaz de mantenerse en el tiempo -siempre y cuando mantengamos la puerta de entrada porque, el gran problema del orden, es todo aquello que dejamos entrar-.
Lo que más cuesta es revisar porque hay que tomar decisiones
Lo que más cuesta siempre es revisar porque hay que tomar decisiones. Lo fácil es guardarlo en un armario, cerrar la puerta y comprar cestitas para colocarlo todo bonito.
¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos en el momento de intentar organizar nuestra casa?
El primero es pensar que esto es rápido y que en dos horas tienes tu casa ordenada. La realidad es que son procesos lentos. Hay pocas mañanas totalmente libres para hacerlo y es muy difícil hacerlo varias horas seguidas porque requiere de mucho esfuerzo.
Lo que siempre digo para que ordenar se haga de forma exitosa es saber que hay que dividir el proceso, ¡divide y vencerás! Un proyecto es la suma de pequeños pasos. Si hoy tengo una hora, voy a pensar que es una hora real para hacerlo.

¿Cuál es la habitación por la que deberíamos empezar a ordenar?
Lo ideal es empezar por el espacio que más te moleste. Normalmente, suele ser el armario porque lo vemos diariamente. Al final, la organización de la cocina, por ejemplo, puedes intentar crear una dinámica de comer, cocinar, limpiar... pero vestirte es algo que debes hacer cada mañana. Un armario desordenado hace que acabes siempre poniéndote lo mismo y sin saber qué tienes realmente en él.
¿Qué pequeñas acciones podemos hacer para que nuestra casa esté siempre ordenada?
A mí siempre me dicen que me debo pasar la vida ordenando en mi casa, pero yo no ordeno, yo recoloco. ¿Por qué? Porque todo tiene un sitio en mi casa. El secreto es que las cosas tienen su propia casita, es decir, cuando algo se desmadra, puedo tenerlo todo recogido en tan solo 15 minutos, dejándolo todo de vuelta donde estaba.
Las cosas no pueden definir el espacio que tienes que destinarles
Otro de mis aliados es un cajón. Este es de buen tamaño y cada vez que llega algo a mi casa que no sé dónde colocarlo, lo meto ahí hasta que se me ocurra su ubicación. Dejar las cosas por medio es un imán a otras. ¿Qué hago cuando pasado el tiempo sigo sin saber dónde ponerlo? O bien creo el espacio o decido qué va a salir de mi casa para colocarlo en su lugar.
Siempre digo que las cosas no pueden definir el espacio que tienes que destinarles, porque tu espacio es limitado, es al revés. El espacio que tienes tiene que definir las cosas que tú puedes tener. Si mantienes esta regla, tu casa estará siempre organizada y luego ordenada.

Respecto a cómo organizarse con niños, ¿cómo podemos hacer que sean más ordenados y colaboren con el orden?
Yo tengo gemelos, te puedes imaginar. ¿Cómo lo conseguí? En mi casa hay muchas menos cosas de las que hay en otras. Soy muy estricta con lo que entra porque priorizo el espacio. Los niños atraen un montón de casa y es vital poner límites. Nos debemos preguntar, ¿cuántos juguetes me caben? Y en la respuesta está la solución.
Para mejorar el orden de los niños, un gran truco es hacer sistemas de orden. Es decir, ellos necesitan saber claramente dónde van las cosas a través de directrices. Podemos hacerlo utilizando cajas con nombres o pegatinas, algo que se vea instantáneamente.

No sabemos naturalmente que debemos lavarnos los dientes antes de irnos a dormir hasta que alguien nos los dice 24.000 mil veces. Esto es lo mismo, debemos enseñar a nuestros hijos a ser ordenados. Yo lo conseguí utilizando un cesto de mimbre muy grande de IKEA. Mis hijos aprendieron a que, cada noche, debían volver a meter los juguetes, ¿cómo? Lo hicieron a su propia manera: lanzándolos. Algo que, de primeras, puede sonar fuerte, pero eso hizo que recoger formara parte del juego y lo disfrutaran.
¿Cómo podemos hacer que la convivencia no sea un problema en términos de orden?
Esto es una negociación de pareja. Es como a quién le gusta cocinar y quién no le gusta. Hay que establecer unos límites entre los dos para saber lo que nos molesta y lo que no. Hay veces que sí que llegamos a ese punto en común y otras que es imposible, esto ya es decisión de cada uno. Al final es negociación pura y dura, y si no se consigue, nos replanteamos las cosas.