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Tallin: probablemente la ciudad medieval más bonita (y más moderna) de Europa

Escapada

Tras los tejados rojos de Tallinse esconde una ciudad vibrante,también en invierno

El casco antiguo de Tallin en plenas fiestas nevideñas

El casco antiguo de Tallin en plenas fiestas navideñas

Kaupo Kalda / Visittallinn

Desde lo alto del mirador Patkuli, las vistas sobre Tallin son sencillamente espectaculares. Situado en una plazoleta empedrada en lo alto de la colina de Toompea, el barrio del castillo que se eleva sobre los tejados rojos de la ciudad medieval, los tópicos parecen cumplirse. Numerosas iglesias como la gótica de San Olav, con tu torre coronada por una puntiaguda aguja –sus 159 metros la convirtieron en 1549 en el edificio más alto del mundo-; los torreones de cuento de hadas del casco antiguo o, a lo lejos, el gran puerto a orillas del Báltico y la ciudad moderna, son suficientes para embelesar a quienes los contemplan.

Sin embargo, quedarse con esta sola imagen no haría justicia a la capital de Estonia -el país más digitalizado del mundo-, una urbe en plena efervescencia a la que la independencia de la Unión Soviética en 1991 dio un empujón definitivo. Desde entonces, no ha parado de crecer, con la eclosión de numerosos barrios emergentes que la han transformado a través de iniciativas innovadoras.

La catedral ortodoxa de Alejandro Nevski es uno de los edificios más emblemáticos de Toompea

La catedral ortodoxa de Alejandro Nevski es uno de los edificios más emblemáticos de Toompea

Kadi-Liis Koppel / Visittallinn

En un recorrido imprescindible por el casco antiguo, catalogado patrimonio de la humanidad por la Unesco, se perciben influencias rusas, especialmente en construcciones de la parte alta, la habitada durante la edad media por nobles y clérigos, como la bellísima catedral de Alejandro Nevski, un templo que sobresale con sus cinco cúpulas de cebolla y sus once campanas. En esta parte de la ciudad, que hoy reúne la mayoría de edificios gubernamentales y embajadas, es donde encontramos el castillo de Toompea, que alberga el Parlamento, una fortaleza del siglo XIII, reconstruida una y mil veces, y, a poca distancia, otra catedral, la de Santa María, la más antigua de Estonia continental.

La ciudad baja

A los pies de Toompea, la ciudad baja es mucho más concurrida y llena de vida. Hogar de mercaderes entre los siglos XIII y XVI, sus construcciones alrededor de la muralla de piedra caliza construida gracias al comercio de la sal -buena parte procedente de Cadiz- son un reflejo de la riqueza de una destacada ciudad de la Liga Hanseática. El barrio discurre entre un entramado de calles y callejuelas empedradas, plazas, iglesias, palacios y talleres de artesanos, restaurantes, comercios, casas gremiales y torreones cónicos.

El mercado de flores y la puerta de Viru, la entrada al casco antiguo de Tallin

El mercado de flores y la puerta de Viru, la entrada al casco antiguo de Tallin

Getty Images

La puerta de Viru, la entrada principal, flanqueada por dos torres, da paso a la calle homónima, un gran eje comercial, junto con otras vías como la calle Pikk -la más larga-, o las calles Pierna Larga y Pierna Corta. Aunque reservados, los estonios hacen gala de sentido del humor, ya que es frecuente encontrar lugares o monumentos bautizados con nombres jocosos como las calles mencionadas o el de la torre de Margarita la Gorda, un bastión de dimensiones considerables que alberga el museo marítimo junto a la puerta de la playa. Pero tal vez, el que causa mayor sorpresa a los foráneos es el de la puerta sur, bautizada como Kiek in the Kök, literalmente “mirar en la cocina”, en referencia a su proximidad con las casas de los tallineses.

Anécdotas aparte, existen numerosos lugares que resultan imprescindibles. Es el caso de la iglesia Niguliste, un edificio sacro que acoge un museo de arte eclesiástico, entre cuyas obras figura un fragmento de la Danse Macabre, de Bernt Notkeque, una pintura de finales del siglo XV que arroja la visión del mundo de la edad media-. Desde lo alto de la torre la panorámica de toda la ciudad es espectacular. Otros rincones son el pasaje de Santa Catalina, que en su día albergaba las celdas de los monjes hoy reconvertidas en estudios de artesanos, o la plaza del Ayuntamiento.

En el medievo, la vida de la ciudad pasaba invariablemente por la plaza del Ayuntamiento, flanqueada de palacios nobles en tonos pastel

Y es que, en el medievo, la vida de la ciudad pasaba invariablemente por esta plaza flanqueada de palacios nobles en tonos pastel, en el que sobresale el edificio consistorial de estilo gótico. La emblemática construcción luce el escudo de Tallin, coronada por una veleta en forma de soldado medieval que representa a Vana Toomas, protagonista de una leyenda local. Es también en esta plaza donde se instala el mercado de Navidad, considerado uno de los más bonitos de Europa. Aquí, desde 1441, el protagonista es un gigantesco árbol -fue el primer árbol de Navidad del Viejo Continente- que se llena de buenos deseos. Entre adornos y lucecitas, las casetas de madera ofrecen artesanías, vino caliente y especialidades como el pan de jengibre, la morcilla o la col ácida.

La Raekoja plats -la plaza del Ayuntamiento- es el epicentro de Tallin

La Raekoja plats -la plaza del Ayuntamiento- es el epicentro de Tallin

Kaupo Kalda /Visittallinn

Mazapán y flores

A poca distancia de la plaza, encontramos el Café Maiasmokk, uno de los más antiguos de la ciudad (abrió sus puertas en 1864). Es famoso por sus galletas jengibre y, sobre todo, por el mazapán, un producto que, durante la edad media, la farmacia del Ayuntamiento lo dispensaba como remedio para el mal de amores (hoy todavía la vende como fórmula magistral). El local, que elabora figurillas de numerosas formas y colores que luego son decoradas, ofrece la posibilidad a los clientes de pintar sus propias creaciones

Decoración de mazapán en el Café Maiasmokk

Decoración de mazapán en el Café Maiasmokk

Rene Altrov / Visittallinn

No es posible abandonar la ciudad vieja sin detenerse en el mercado de flores de la calle Viru, abierto las 24 horas del día. Y es que, para los estonios, las flores hablan. Reservados a la vez que introvertidos, las flores sustituyen al lenguaje verbal. La costumbre indica regalar un número impar, ya que el número par se ciñe a los funerales. Y si se trata de confesiones amorosas, la tradición apunta al color rojo, la encarnación universal de la pasión.

Territorio hipster

Kalamaja y Telliskivi

Casas de madera de colores del barrio de Kalamaja

Casas de madera de colores del barrio de Kalamaja

Visittallinn

Kalamaja es uno de los barrios más de moda de la capital y, posiblemente, uno de los más singulares del norte de Europa. Situado cerca del casco antiguo y salpicado de casas de madera de vivos colores en las que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX vivían obreros, hoy es un barrio residencial y de ocio repleto de pequeñas tiendas y cafeterías. Las viejas fábricas han adquirido nueva vida en forma de espacios culturales, museos, restaurantes y bares.

La Ciudad Creativa de Telliskivi (Telliskivi Loomelinnak), por su parte, también bebe del pasado industrial. Este barrio emergente de edificios ferroviarios y fabriles es un centro para empresas creativas; startups con propuestas en ocasiones poco convencionales.

El museo de fotografía
ocupauna vieja
fábricade Telliskivi

El Fotografiska Tallinn, un prestigioso museo de fotografía, ocupa una vieja fábrica de Telliskivi

Kaupo Kalda / Visittallinn

Aquí conviven tiendas de diseño, moda y artículos vintage, restaurantes y bares como Junimperium, que ofrece visitas guiadas a su destilería de ginebra; Fotografiska Tallinn, un museo de renombre internacional; el hotel sostenible Hektor Container, alojado en un antiguo edificio del ferrocarril, o Peatus, un puesto de comida y discoteca instalados en dos vagones originales del tren de la ruta Moscú-Tallin.

Nueva vida para un antiguo astillero de submarinos

Noblessner

El puerto deportivo ocupa parte de los antiguos astilleros de submarinos de Noblessner

El puerto deportivo ocupa parte de los antiguos astilleros de submarinos de Noblessner

Kaupo Kalda / Visittallinn

Poco queda del que fuera, entre 1912 y 1917, el astillero de submarinos más grande del imperio ruso. La zona se ha reconvertido en un moderno puerto deportivo con el único restaurante con dos estrellas Michelin del país, el 180º by Matthias Diether. El barrio cuenta con 12 imponentes edificios históricos de piedra caliza hoy ocupados, entre otros por Shishi -un templo de la decoración navideña- o la fábrica de cerveza Pohjala, en la que degustar sus ediciones limitadas.

Es recomendable acercarse hasta Iglupark y emular a un local pasando un tiempo en una sauna iglú frente al Báltico y, si la valentía lo permite, sumergirse después en las aguas del Báltico. Y es que la sauna, más allá del relajo, para los estonos tiene una función social; forma parte de su vida cotidiana.

La sauna es toda una institución en Estonia

La sauna es toda una institución en Estonia

Rasmus Jurkatam / Visittallinn

Warhol, Banksy, Basquiat… en el barrio de Rotterdam

PoCo Pop and Contemporary Art Museum

Tras las gruesas paredes de un centenario almacén de cereal del barrio de Rotterdam, el primer barrio emergente de la capital, se esconde una sorprendente colección privada de arte pop con obras de algunos de los artistas más famosos del mundo. Wharhol, pero también Banksy o Christopher Newton, Basquiat o Edward von Lõngus -pseudónimo tras el cual se esconde uno de los artistas urbanos más conocidos del país- ofrecen una visión de este movimiento desde sus orígenes hasta la actualidad.

El PoCo es uno de los mejores museos de arte del norte de Europa, con más de 300 obras

El PoCo es uno de los mejores museos de arte del norte de Europa, con más de 300 obras

Magda Bigas

Más allá del pop art, quienes deseen profundizar en el arte de Estonia, deberán acercarse hasta el Kumu Art Museum, el centro expositivo más grande y representativo del país. La colección permanente incluye obras de principios del siglo XVIII hasta 1991. Se encuentra en el palacio de Kadriorg, construido por el zar Pedro el Grande para su esposa Catalina, en el siglo XVIII.

Entre bosques infinitos

Parque nacional Lehemaa... y más

El Vihula Manor Country, en el parque Lahemaa, se encuentra rodeado de naturaleza

El Vihula Manor Country, en el parque Lahemaa, se encuentra rodeado de naturaleza

Magda Bigas

Es uno de los seis parques nacionales y solo le separan medio centenar de kilómetros de la capital. Refugio de aves y animales salvajes, entre ellos el lince y el oso pardo, es un paraíso de coníferas, abedules, sauces y robles -el árbol nacional-. En su interior, el Vihula Manor Country Club & Spa, es un alojamiento de lujo que ocupa más de una veintena de mansiones históricas restauradas que vieron su época de esplendor gracias al comercio y al contrabando de vodka.

En el mismo parque o en zonas próximas, como en Small Lapland, en la reserva natural de Põhja-Kõrvemaa, situada en el condado de Harju, es posible llevar a cabo actividades en plena naturaleza, especialmente atractivas en invierno: trekkings, raquetas de nieve, excursiones en trineos tirados por perros... Y, quienes busquen una experiencia realmente original -y no teman al frío- deberán acercarse hasta Metsaresto, un restaurante escondido en un bosque mágico, al aire libre (es imprescindible abrigarse bien), toda una inmersión natural, que incluye un recorrido sorprendente entre obras de arte luminosas, rodeadas de nieve.

El 180º by Matthias Diether ofrece un menú degustación innovador de seis platos

El 180º by Matthias Diether ofrece un menú degustación innovador de seis platos

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