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Esperansa Grasia, creadora de contenido: “Mis perros son mi prioridad y jamás me voy por ahí a cenar si no han salido y los he dejado cenados antes”

Familias famosas

La estrella de TikTok, que forma parte de la nueva edición de 'Tu cara me suena', tiene dos perros rescatados de sufrir malos tratos, Tote y Susi

“A mí me gusta que los perros se vayan al monte y se llenen toda la tripa de barro y de mierda”. Porque, jolín, ¡son perros!”, dice Gema, su nombre real

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi

Gema Palacio

Gema aparece en la pantalla del ordenador con una sonrisa amplia (y verdadera). Hemos quedado para hacer una videollamada una mañana de finales de este marzo tan lluvioso. Donde ella está, en un pueblo de montaña de Valencia, sin embargo, el día está radiante. “¿Ves qué sol? ¿Ves ahí a Tote?”. Ahora en la pantalla se ve un perro caminando por el borde de una piscina: “Mira, el cabrón se va a nadar un rato tranquilamente, como cada mañana (risas)”. A Tote lo recogió con un mes, con signos de la violencia que se sufre en las peleas de perros. A su otra perra, Susi, la fue a buscar sin pensarlo cuando la vio, con el cuello destrozado, en un vídeo de TikTok.

En plena pandemia, Gema Palacio, se creó una cuenta de TikTok y como no sabía qué nombre ponerse, se inspiró en un anuncio de la icónica astróloga de Telecinco Esperanza Gracia, con una pequeña variación: Esperansa Grasia. Tras elegir alter ego, la joven subió un vídeo humorístico donde comparaba la cultura española con la estadounidense. A los pocos días se viralizó. Gema decidió seguir apostando por sus vídeos cómicos. Tal fue su éxito, que dejó su trabajo en un supermercado para dedicarse a las redes sociales. Hoy cuenta con más de dos millones de seguidores en TikTok y casi uno en Instagram. Ha colaborado con Netflix, escrito dos libros y es una de las participantes del nuevo Tu cara me suena.

Gema, más conocida como Esperansa Grasia, siempre ha vivido rodeada de animales

Gema, más conocida como Esperansa Grasia, siempre ha vivido rodeada de animales

Sergio Sánchez

Entre los vídeos más populares de Esperansa Grasia, están los de esas dos familias, la americana, con su personaje de la hija Ashley, y la española, con los míticos Juanjo y Consuelo, la madre de éste, que rezuman cotidianeidad porque, según Gema, se inspiran en su propia madre y en un adolescente de su instituto. Todos los personajes están interpretados por ella. También suman millones de reproducciones sus parodias de programas de televisión, como El último superviviente o Empeños a lo bestia, o de series y películas, como los Teletubbies o Las tortugas Ninja, donde Gema actúa con miembros de su familia.

¿Tote es el perro con el que sales en tu foto de perfil de Instagram?

Sí. También tenemos a Susi. Pero hace nada éramos siete, porque acogimos a cinco cachorros lactantes que ya han encontrado un hogar.

Y mi padre tiene a Dino, mi madre tiene a Bacon… Y el Patata, que viene de vez en cuando, es el primo de Tote.

Nos hemos criado todos juntos, pero como ahora me he independizado, hay sólo dos que viven conmigo.

¿Cuánto hace que tienes a Tote?

Desde 2017. Mi madre y su pareja regentaban un restaurante en mi pueblo y cuando yo salía del instituto iba allí a ayudar en la cocina, a fregar o lo que fuera. Un día, estábamos haciendo fideuá y escuchamos unas patitas por la cocina. Mi madre se agachó y vio una cabecita de perro. Tote sólo tenía cabeza, era un esqueleto de lo delgado que estaba. Lo cogió en brazos y salió a buscar de quién era, pero no apareció nadie y nos lo quedamos.

¿Era cachorro?

La veterinaria nos dijo que tendría un mesecillo. Y parecía venir de algún sitio donde seguramente hacían peleas de perros o de algún criadero, porque tenía la mandíbula dislocada hacia adelante y bocados por el cuerpo y también comportamientos raros.

Y sólo con un mes de vida…

Me llamaba mucho la atención, porque era una ratita superpequeña, pero si veía un perro grande sacaba toda su ira, le gruñía, ladraba y se iba embalado hacia él. Ahora ya no lo hace, aunque siempre le ha costado mucho relacionarse con perros que ve de su mismo tamaño. Luego ve a uno pequeño y le tiene miedo, o a uno enorme y no le hace ni caso.

¿Y, teniendo en cuenta que era muy pequeño, pero aún así traía su mochila, cómo fue la adaptación?

Yo entonces vivía con mi madre y teníamos dos perros y a ellos les costó un poco aceptar de repente a un cachorro, tenían los típicos celos. Como vivo en un pueblo, pensé enseñarlo a que fuera suelto porque me encanta eso de poder ir con tu perro al monte y que te haga caso cuando lo llamas. Intenté acostumbrarlo, pero ya de peque era muy independiente. A lo mejor íbamos a un parque y desaparecía, yo me volvía loca buscándolo y luego me lo encontraba en la puerta de casa sentado porque ya no quería salir más.

La estrella de TikTok, que forma parte de la nueva edición de 'Tu cara me suena', tiene dos perros rescatados de sufrir malos tratos, Tote y Susi

La estrella de TikTok, que forma parte de la nueva edición de 'Tu cara me suena', tiene dos perros rescatados de sufrir malos tratos, Tote y Susi

Sergio Sánchez

Explícame eso de que Tote se baña en la piscina.

Sí. Se mete cuando quiere y nada un rato, como una persona. Es un perro muy activo. Yo creo que ahora es cuando por fin este perro se siente tranquilo. Y me pasa con Susi también, que es ahora cuando creo que está disfrutando un poco, que no tiene miedo a las personas ni a los perros.

¿Qué le pasó a Susi?

Susi llegó fatal. Recuerdo estar mirando TikTok y aparecerme un vídeo de una perra que estaba en Castellón, que ni siquiera era capaz de levantar la cabeza porque parecía que la habían degollado. En el vídeo, una chica pedía ayuda para salvarla. Y rápidamente contacté con ella. Según lo que me dijo, la perra tenía pelo entre los dedos y las uñas se le clavaban, como si nunca hubiera caminado. Al parecer estaba atada a un poste, criando, criando, criando.

Qué fuerte.

Sí, es una podenquita que escucha un ruido fuerte y tiene horror. Había parido un montón de veces porque tiene los pezones destrozados, la pobre, y el rabo cortado. Le habrían puesto un collar para atarla a un poste cuando era cachorra y la dejaron ahí hasta que se hizo mayor, el collar se le incrustó en el cuello y se ve que un día estiró y estiró y se escapó, porque llevaba el collar por dentro y el cuello todo cortado. Si ves las fotos, es una auténtica locura. Y anduvo hasta que no pudo más. Me da una lástima… La veterinaria cree que tiene entre cuatro y cinco años y pensamos que la primera vez que ha corrido y jugado ha sido aquí. Ahora es la reina de casa.

¿Y cómo fue adoptar a una perra que venía con un trauma tan grande?

Nunca olvidaré las primeras noches; la tapaba con una manta y le daba un besito. Ay, la cara que ponía, cómo me miraba. Se notaba que a esta perra no le habían dado nada de cariño en su puñetera vida. Pero ahora está superbién, todos la queremos un montón.

Se notaba que a esta perra no le habían dado nada de cariño en su puñetera vida

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi
Esperansa Grasiacreadora de contenido

¿Cuánto hace de esto?

Llegó en septiembre, el Día de las paellas, que es una fiesta que hacen aquí en mi pueblo. Pero su adaptación fue relativamente fácil, gracias a Dios. Se juntó con que yo ya estaba en esto de las redes desde hacía bastante tiempo y me había independizado y me había comprado una casa con jardín, que eso hace mucho, porque tiene libertad para entrar y salir cuando quiere tomar el aire. De hecho, creo que nunca le había dado el sol, porque se tumba a tomarlo con una cara de gustico increíble. Lo que más me costó fue curarle la herida del cuello y recuperarle los pezones con operaciones, y también tuvimos que esterilizarla. Y con Tote se adaptó de maravilla, pese a que nunca había jugado con otro perro. Lo único que odia es ir en coche; a veces nos la ha liado un poco, se mete debajo de los asientos.

No soy muy fan, pero en este caso, bendito TikTok.

Sigo muchas cuentas en TikTok de animales que necesitan ayuda, y nunca había visto un perro tan tan mal. Encima yo estaba en un día especialmente sensible, y dije: “Voy a buscarla, esta perra no se puede quedar así, aunque luego mi novio se enfurruñe porque le he traído otro animal” (risas).

“A mí me gusta que los perros se vayan al monte y se llenen toda la tripa de barro y de mierda”. Porque, jolín, ¡son perros!”, dice Gema, su nombre real

“A mí me gusta que los perros se vayan al monte y se llenen toda la tripa de barro y de mierda”. Porque, jolín, ¡son perros!”, dice Gema, su nombre real

Sergio Sánchez

¿Cuando vieron que era Esperansa Grasia la que quería adoptar, qué dijeron?

(Risas). Ay, la chica era muy bonica y me seguía en redes. De hecho, sigo en contacto con ella porque no para de ayudar a otros animales.

Y tu novio, ¿se enfurruñó?

Me dijo: “¿Otro perro en casa?”, je, je. Y encima después vinieron los cinco cachorros de biberón.

¿De dónde vinieron estos cachorros?

De la protectora de mi pueblo. Los encontraron en una caja. Entonces, pues, ¿qué vas a hacer? Para casa.

Los aguanté lo máximo que pude porque Susi los quería matar.

¿Y eso?

Como cada vez que criaba se supone que le quitaban los cachorros, pues tiene ahí un traumilla. Cuando los cachorros ya se pusieron fuertes y en cuanto ya se levantaban y abrieron los ojos, se los llevó una abuelica que tenía todo el tiempo libre del mundo y para dedicarles. Y ahora ya está cada uno con su familia. Eran una especie de podenquillos. En mi pueblo, algunos de estos casos están relacionados con la caza. Cuando ya han usado a las perras para parir y ya no sirven, algunos las tiran o las matan.

Ellos son mi prioridad y jamás me voy por ahí a cenar si mis perros no han salido y los he dejado cenados antes

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi
Esperansa Grasiacreadora de contenido

¿Tuviste que recurrir en algún momento a ayuda profesional tanto con Tote como con Susi?

Con Tote al principio sí, porque además no estaba castrado y un vecino que era adiestrador me echó una mano para que dejara de escaparse. A veces veía una puerta abierta, y cuando no había nadie en casa, se piraba y aparecía tranquilamente en el circuito de las motos de Cheste, muy lejos de mi casa. Otras veces aparecía en el supermercado del pueblo. La policía ya lo conocía y me llamaba. Me decía: “Gema, que está Tote aquí” (risas).

¿Ahora cómo es tu día a día con ellos?

Me despierto a las ocho con Tote, siempre. Porque Tote, yo creo que no es un perro, es un chiquillo. Duerme conmigo, entre mi novio y yo. Lo despierto, nos damos unos cariñitos, bajamos, recojo la basura y me acompañan a tirarla. Les doy el desayuno a Tote y a Susi; es pienso, pero del más natural posible. Y cenan siempre comida normal: pollo, zanahoria, kéfir de cabra, fruta, verdura. Tote, ahora que hace buen día, se tira una horita nadando y luego se seca al sol. Y luego cuando vuelvo a casa, siempre nos vamos a pasear por el monte, por la huerta, damos una vuelta, cenan, se acuestan y hasta el día siguiente. Tote puede dormir 18 horas perfectamente. Susi todavía no descansa profundamente.

¿Y Susi también duerme con vosotros?

Ella prefiere su lugar, en un sillón. Al principio, estuvo un tiempo escondida en el hueco del sofá, porque ahí se sentía más segura. Pero ahora ya duerme en su sitio, con su mantita; se pone tripa arriba y se encuentra bien así.

Decías que Tote es como un chiquillo. ¿Son tus perros como tus hijos?

Me gusta decir que son como mis hermanos, porque me he criado con animales y he jugado casi más con ellos que con otros críos. De hecho, de pequeños les creábamos personajes y les poníamos voces. Y desde siempre tuvimos esa disciplina de cuidar de ellos. Pero es verdad que también me da un poco de cosa cuando veo a la típica amiga (que todos tenemos) que tiene un perro y lo lleva con trajecitos y le da comida incluso con el tenedor. A mí me gusta que los perros se vayan al monte y se llenen toda la tripa de barro y de mierda y se revuelquen. Porque, jolín, ¡son perros! Cuando Tote tiene frío, porque en el monte donde estamos las temperaturas bajan mucho, sí que le pongo su chaquetilla, pero nunca me ha gustado vestirlos con trajes todos los días y llevarlos en carritos, a no ser que estén enfermos. Intento respetar su naturaleza. Lo que sí que hacemos, que esto igual sí que es humanizarlos un poco, es poner su regalo en el árbol de Navidad porque es algo que me hace mucha ilusión.

A mí los perros me encantan, me dan mucha tranquilidad, mucha alegría. Y además de ser mis compañeros, estos dos me hacen ser más responsable por tener que cuidarlos

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi
Esperansa Grasiacreadora de contenido

Además de escaparse, ¿cuál es la anécdota más divertida que recuerdas con tus perros?

Tote me la ha liado, pero es que no te lo puedes ni imaginar. Igual estaba en el parque y veía una mariposa y se iba detrás de ella hasta llegar a un pueblo que está, es que no sé decirte, a 30 kilómetros de aquí. Y luego me llegaban fotos de Tote con la Guardia Civil, con un palo de éstos que son para electrocutar, y él ahí todo tranquilo (risas). En otra ocasión, se me escapó y yo ya estaba llorando, buscándolo por todas partes, y de repente veo en Instagram una foto del grupo de los amigos de mi novio, que son los típicos que visten con chándal y escuchan trap. Era una foto de grupo, quince chavales en un monte y Tote en brazos de uno de ellos en plan: “¿Véis este perro que nos hemos encontrado?”. Mira qué es sivergüenza, el perro este, pero tiene algo que todo el mundo le quiere (risas). Y eso que es de raza “peligrosa”. Por ejemplo, la foto que tiene la veterinaria en su web es ella con Tote con gafas de sol.

Igual Tote es la reencarnación de un sinvergüenza.

He de admitir que me encantaría creer en eso. Porque a veces hace cosas que son de persona, no de perro. Es que es tan listo… A veces se sienta a la mesa y si quiere algo de comida hace un gesto con la mano.

Con la mano, ojo, no con la pata (risas).

Con la mano, exacto. ¿Ves? Es que parece una persona, el tío. Cuando algo no le interesa, hasta se hace el cojo (risas). Y mira a Susi, que no hace tantas cosas porque está más traumatizada, la pobre (mostrándome a la perrita, que está a su lado).

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Ay, qué bonita es.

Y el otro ahí con celos (risas). A Susi, por Navidad, le regalamos un muñequito y es como su hijo. Es un oso al que tiene tullido porque le ha arrancado los brazos y las piernas. Pero se acuesta con él, lo tapa y lo cuida. Es curiosa la Susi, también.

Y baila cuando se pone contenta, la sacamos fuera y le canto: “La Susi, la Susi, la Susi, la loca” y se pone a bailar. A mí los perros me encantan, me dan mucha tranquilidad, mucha alegría. Y además de ser mis compañeros, estos dos me hacen ser más responsable por tener que cuidarlos. Es que me voy por ahí con mi hermano, con mi novio, y los tengo todo el rato en la boca. Les digo: “Ay, mira, un Tote”, “Esto a Tote le gustaría”. También pienso a menudo en que todo lo que les enseñamos nosotros es lo que va a ser su mundo. Si tú tienes a un perrico en una terraza, esa terraza será su mundo. Lo mismo si le enseñas la playa o el monte. Ellos son mi prioridad y jamás me voy por ahí a cenar si mis perros no han salido y los he dejado cenados antes.

Esta relación con los animales la tengo ya interiorizada porque siempre hemos tenido en casa. Mi madre, si veía algún perro por la calle, pues para casa que iba. Y a mi padre siempre le han gustado mucho los pájaros. Mira que los tenía en jaulas enormes y los soltaba, pero a mí como que no me gusta ver a un pajarito enjaulado. Igual que tampoco me gusta ver un pez en una pecera. En nuestra casa, que era muy grande, tuvimos conejos, muchísimos perros, mi abuelo tuvo caballos, cabras, gallinas y hasta un toro.

Siempre que se nos ha muerto un perro nos hemos quedado con una idea: le hemos dado la mejor vida posible y el amor más grande. Y no nos hemos recreado en el dolor

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi
Esperansa Grasiacreadora de contenido

¿Un toro?

Se llamaba Manoli. Era un toro al que sacaban para las fiestas; no lo estaban tratando bien. Y mi abuelo, que era el típico valenciano de ésos que se iban a almorzar y volvían al día siguiente, le dio dinero a los dueños del toro y se lo llevó para casa. Mi familia me enseñó a querer y a respetar a todo tipo de animales, a cuidarlos y también a afrontar su pérdida de la mejor manera, a no perder el sentido del humor ni en esos momentos, porque somos muy de reírnos de la vida. A lo mejor se nos ha muerto algún abuelo y hemos acabado todos riéndonos de la situación, sin perder el respeto, claro. Teníamos un mastín que se nos murió de viejo; lo amábamos con toda el alma, a aquel perro. Y cuando lo estábamos enterrando en el jardín nos dio por reír. Enterrábamos a nuestros perros en el jardín, con sus lápidas y todo. Al ir a enterrar al mastín, que era enorme, se quedó como en una posición de baile porque mi madre cavó un agujero demasiado pequeño y decíamos: “Mira, está haciendo ballet”. Y entre el llanto, pues también hubo lugar para reír un poco. Siempre que se nos ha muerto un perro nos hemos quedado con una idea: le hemos dado la mejor vida posible y el amor más grande. Y no nos hemos recreado en el dolor.

Con lo que te gustan los perros, no los he visto mucho en tus vídeos.

A veces salen en las historias de Instagram, pero tampoco me gusta mucho ponerlos. La Susi, por ejemplo, sé que si la junto con mucha gente se va a quedar tiesa del miedo. Me sabe mal sacarlos de su zona de confort. Hace poco sí que hice un vídeo de E.T. y aparecía Tote un momento.

Es verdad, madre mía, lo que me reí con ese vídeo.

Pues ahí, por ejemplo, sí que lo pusimos en la cesta de una bici. Al sinvergüenza le encantó y después no se quería bajar (risas).

¿Era el perro que estaba en la cesta? Es que me quedé alucinada con aquella niña que iba tapada y no me fijé en nada más (risas).

La niña es nuestra prima hermana, que siempre quiere salir en vídeos, pero claro, como es tan pequeña, no puede. Por eso la tapamos y le pintamos mucho la cara.

En tus vídeos todo queda en familia.

Sí, sale mi hermano, nuestro primo hermano, mi madre y yo.

Y a veces, mi tío también aparece.

Tu madre se merece un Óscar (risas).

A veces incluso le tenemos que decir que pare porque es una locura lo que le gusta actuar.

Se nota que os lo pasáis bien.

Yo creo que el día que dejemos de pasárnoslo bien se acaba la cosa.

¿Tenéis guion o improvisáis?

Me suelo escribir las ideas sobre la parodia que vamos a hacer en las notas del móvil, pero a la hora de la verdad, pocas veces las cumplimos y vamos fluyendo con lo que nos sale.

Ahora acabas de grabar Tu cara me suena. ¿Qué tal la experiencia?

Muy guay, la verdad. Al principio me asustó un poco la propuesta; pensaba que me venía grande, porque yo vengo de hacer vídeos desde casa y allí va gente muy famosa, te meten en un set muchas horas, hay tensión, tiempos que cumplir. Es un gran reto.

Pero ahora ya lo estoy disfrutando.

Intento ayudar a dos protectoras de aquí, de Valencia, con camitas o mantas o comida buena

La creadora de contenido comparte su vida con Tote y Susi
Esperansa Grasiacreadora de contenido

Aparte del programa y de petarlo en redes, ¿hay algo más a la vista que puedas contar?

Ahora, gracias a Dios, tengo mucha faena de publicidad en redes, que es de lo que vivo, al final. Tu cara me suena son 15 programas y muchas horas de grabaciones. Cada programa ocupa tanto tiempo, que ya no doy para más, entre eso y mis vídeos.

Y los perros. Colaboras habitualmente con protectoras, ¿verdad?

Intento ayudar a dos protectoras de aquí, de Valencia, con camitas o mantas o comida buena. Nos vamos para allí mi hermano y yo y les llevamos de todo. Ahora con la Dana, bua, necesitaban un montón de cosas. Y cada vez que hacen algún mercadillo o algo que yo puedo anunciar por Instagram, como calendarios o agendas, lo saco en mis historias y por suerte se venden muy rápido. Y si veo algún perro en caso de necesidad extrema, como los cinco cachorros que tuvimos en casa, intento acogerlo hasta que su situación mejore.

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