El premio Nobel de Química de 1995, Paul Crutzen, revitalizó en el año 2000 la utilización de la denominación Antropoceno para referirse a la era o época geológica (en la que vivimos en la actualidad) caracterizada por el impacto de las actividades humanas. El debate científico sobre esta clasificación sigue abierto pero se acumulan las evidencias de que la acción de nuestra especie está marcando -en muchos aspectos, de forma negativa- la vida en el conjunto del planeta.
Un estudio publicado esta semana en la revista por un equipo de investigadores que encabeza Moisés Exposito-Alonso, de la Institución Carnegie para la Ciencia y la Universidad Stanford (Estados Unidos), aporta nuevos datos en este sentido; hasta el punto de calcular que fenómenos asociados al Antropoceno como el cambio climático y la destrucción de hábitats naturales (espacios donde viven la flora y fauna silvestres) han causado la pérdida de más del 10% de la diversidad genética en nuestro planeta. El título del artículo científico deja poco lugar a dudas: "Pérdida de diversidad genética en el Antropoceno". No se trata solo de la pérdida de especies sino de pérdida de variaciones genética dentro de cada especie, debido en parte a la disminución del número de ejemplares.
Los cálculos que se presentan en este estudio son tan preocupantes que la propia Institución Carneige recuerda que podrían significar que "ya sea demasiado tarde para cumplir el objetivo propuesto por las Naciones Unidas, anunciado el año pasado, de proteger el 90% de la diversidad genética de todas las especies para 2030, y que tenemos que actuar con rapidez para evitar más pérdidas".