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Sexo, identidad y salud mental

Una de cada cuatro chicas de entre 13 y 28 años se identifica como no heterosexual, publicaba hace unos días este diario, citando un estudio de las universidades Pompeu Fabra (Barcelona) y de Toronto. Según los investigadores, se observa entre las jóvenes una tendencia creciente y mucho más marcada que entre sus coetáneos masculinos a definirse fuera de la heterosexualidad. E igualmente incide más en ellas en este aspecto la ideología político-social de izquierdas, más abierta a la diversidad, y huir de las etiquetas rígidas.

Manifestación convocada por la Comisión 8M del movimiento feminista de Madrid con motivo del Día Internacional de la Mujer, que recorre este sábado las calles de Madrid

Una manifestante el día del 8-M

DANI DUCH

Hace unos meses, bet365 publicó también que encontrar pareja es cada vez más difícil para las españolas heterosexuales con estudios superiores y convicciones feministas que buscan un hombre afín. Lo estudió la socióloga Maike van Damme, del Centre d’Estudis Demogràfics de la Autònoma de Barcelona. Parece que a muchas jóvenes les resultan más complejos que a sus madres y abuelas el amor, la identidad sexual, las relaciones de pareja. ¿Por qué? ¿Y a qué cambios sociales pueden llevar estas tendencias que se observan?

A muchos jóvenes no se les comprende, ni se les acepta como dicen ser

Esas preocupaciones vitales, en mayor o menor medida, con algunas variaciones, afectan asimismo a los chicos. Van Damme constataba que, de ellos, tenían más problemas para emparejarse con chicas los de menor nivel formativo (y socioeconómico) e ideas más tradicionales. Seguramente son los que se sienten más desplazados y amenazados por una mayor igualdad social de la mujer. Los más proclives a creer a los ideólogos de la manosfera y de quienes ahora se habla a raíz de la serie británica Adolescencia, que alerta del riesgo de los contenidos misóginos en internet.

Todo se traslada a las redes y se polariza, y la sexualidad de los jóvenes no es una excepción. Las múltiples etiquetas de identidad de género y orientación sexual, por ejemplo, se han vuelto un tema pantanoso donde es fácil herir sensibilidades. Shakespeare se frotaría las manos. ¡Y Freud! Qué le vamos a hacer si somos una especie a la que le gusta hacerse preguntas existenciales, dotar sus acciones de sentido, complicarse la vida, vamos.

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El reenfoque por los jóvenes de hoy del amor, el sexo, el género no debería pillar de imprevisto a las generaciones precedentes, que llevan a sus espaldas una liberación de la mujer, una revolución sexual, el movimiento LGTB... Pero a muchos jóvenes no se les comprende, ni se les acepta como dicen ser. Y más que debates, se diría que lo que faltan son recursos diversos para apoyar a estos jóvenes. Desde la covid claman por sus problemas de salud mental y todos estos aspectos son cruciales para la misma.

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