En la política de este país, el diálogo se esfuma mientras se impone la bronca. La comparecencia del ministro de Transportes, Óscar Puente, en la comisión de investigación del Senado que investiga el caso Koldo, se convirtió en una fenomenal trifulca. Puente tuvo que afrontar dos tensos careos con los senadores Francisco Bernabé (PP) y Ángel Pelayo Gordillo (Vox). Más que determinar responsabilidades sobre las corrupciones que investiga la policía, pareció que se escribía el guion de un vodevil.

Se habló más de las novias, amantes o lo que fueran del exministro José Luis Ábalos que de las concesiones o contratos en los que podía haber influido. La trifulca alcanzó tal punto que Puente amenazó con abandonar la comisión si esta derivaba en una “conversación de porteros”. El nombre más repetido fue el de Jessica R., la que fue pareja de Ábalos y que fue colocada en empresas públicas, algunas de las cuales ni llegó a pisar. “Para satisfacción de Ábalos, sí que parece que trabajaba la señorita”, dijo el portavoz popular como si fuera uno de los diálogos de las revistas de Colsada, mientras blandía una foto con éé de la dama.
Bronca en el Senado entre el ministro y el portavoz del PP por las novias de Ábalos
Nada hay nuevo bajo el sol de la política ni en la oscura noche de las influencias. También tuvo el PP un ministro de Presidencia como Álvarez-Cascos, de azarosa vida sentimental, que quiso colocar a una amiga íntima en una empresa del hermano de Federico Trillo y este tuvo que recordarle que no podía pedirle eso a él, que era del Opus Dei. Por cierto, Cascos tuvo que declarar en la Audiencia Nacional a causa de las acusaciones de Luis Bárcenas por supuestos cobros en B y se salvó de ser procesado por su condición de aforado.
La opereta concluyó con el cálculo del senador Bernabé de por cuánto le había salido al erario público la tal Jessica: “Nos ha costado 40.000 euros a los españoles satisfacer sexualmente a Ábalos”. Puente no se inmutó: Aseguró haber revisado 17.200 documentos y haber enviado al Senado los expedientes de contratación de las mujeres con las que se relaciona a su antecesor. Y como un torero se levantó mirando al tendido para decir: “Y si creen que estoy encubriendo algo, ya están tardando en ir a los tribunales”.