Si algo sorprende en el elenco de , la serie basada en una historia real que acaba de estrenar en España, es la presencia de Ellen Pompeo. La nominada al Globo de Oro que hoy tiene 55 años le ha dedicado más de dos décadas a su papel protagónista en Anatomía de Grey , cuya temporada 21 sigue emitiéndose y ya tiene asegurada la 22. EnUna nuena familia americana , la actriz que gana 20 millones de dólares al año por encarnar a la doctora Meredith Grey interpreta a Kristine Barnett, una figura mediática que con su esposo (Mark Duplass) adopta a una niña enana (la debutante Imogen Faith Red). Cuando ésta comienza a comportarse de forma extraña, la vida de la familia se convertirá en una verdadera pesadilla, aunque todo dependerá de quien sea el que cuente la historia.
¿Cómo surgió su conexión conUna buena familia americana?
La clave fue el guion de Katie Robbins y Sarah Sutherland, porque era reflexivo, intenso y apasionante. Tenían que encontrar un equilibrio muy difícil y siento que lo lograron. Me pareció una historia increíble. Pero confieso que mi primera reacción fue rechazar la propuesta. Pensé: “¿Por qué querría involucrarme en un proyecto así? Tendría que estar completamente loca para aceptarlo”. Fue mi agente quien insistió en que debía hacerlo. Estaba muy entusiasmado. La última vez que me dijo algo así fue con una serie llamada Anatomía de Grey . Bueno, ese no era el nombre entonces, era Proyecto sin título de Shonda Rhimes . Recuerdo que en ese momento dije: “No quiero trabajar en una serie de médicos. ¿Por qué haría algo así?”. Y él, con esa manera tan suya de decir las cosas, me insistió en que debía aceptar. Por alguna razón, siempre le escucho.
¿Hizo alguna investigación para el papel?
Durante un tiempo, no. Me limité a leer el material de investigación que nos envió Reva, quien preparó cientos y cientos de páginas para que pudiéramos estudiar. Tampoco quise ver el documental sobre la historia real al principio, porque no quería tener una opinión formada. Necesitaba simplemente estar en el momento, vivir las escenas desde la verdad del personaje. Sabía que, si empezaba a juzgarlo, no iba a poder interpretarlo. Tenía mucho miedo de cualquier cosa que me llevara a emitir juicios, porque esta es una historia en la que es muy fácil tomar partido, y eso aplica para todos los personajes. Fue algo que tuve muy en cuenta. Pero llegó un momento en que la tentación fue más fuerte. Quería estar segura de entender bien todo, así que comencé a ver el documental. Me preparé a conciencia: tuve un entrenador de acento, un profesor de teatro y trabajé de cerca con los equipos de peinado, maquillaje y vestuario para asegurarme de que creáramos un look adecuado. Me aseguré de que todo estuviera cubierto y revisé cada detalle para que no se me escapara nada.
Y una vez en el set, ¿cómo fue la experiencia de hacer algo nuevo?
Fue fantástico. Sentía que estaba en muy buenas manos. Además, en esta ocasión también fui productora.
¿Quién decidió que fuera también la narradora?
Katie y Sarah, por supuesto. Pero lo que me resultó muy interesante es que dos personas pueden ver algo, y cada una tener una idea completamente diferente de lo que acaba de ver. Eso es algo que se ve mucho en el mundo en el que vivimos. Todos presenciamos lo mismo pero tenemos opiniones completamente diferentes sobre lo que vimos o qué es lo que está pasando. A veces, con suerte, vemos lo mismo, pero sabemos que no siempre es así. Y como actriz, eso es muy estimulante a la hora de interpretar este personaje y contar una historia que refleja esta característica de la condición humana. En ese sentido la narración es muy efectiva porque apoya la versión de esta historia que tiene la Kristine que hemos creado. Pero luego puede haber muchas otras versiones sobre lo que ocurrió.
¿De qué manera interpretar este papel cambió su propia mirada sobre la maternidad?
Creo que ahora tengo mucho más presente el daño que uno puede causar a un hijo, tanto por lo que hace como por lo que deja de hacer, e incluso por cómo reacciona ante ciertas situaciones. Muchas veces, la maternidad tiene que ver con el ego. Es un reflejo de quiénes somos o de quiénes queremos ser. ¿Cómo reaccionas cuando no obtienes la respuesta que esperabas o no te contestan como quisieras? Interpretar a este personaje me hizo mucho más consciente de eso.
¿Y sobre la resistencia?
Creo que soy una persona que sabe resistir muy bien. Por algo he estado en una serie de televisión durante 21 temporadas. Me parece que tiene mucho que ver con la forma en la que fui criada. Soy de Boston, una ciudad muy dura. La capacidad de resistir es una de mis virtudes.
Por más defectos que tenga Kristine, nadie puede detenerla.
Así es. Yo empecé a construir el personaje desde el amor de una madre. Creo que cada madre tiene la intención de amar a sus hijos y hacer todo lo que esté a su alcance para darles amor, apoyo y ayuda. A veces cargamos demasiado sobre nuestros hombros. Y sí, a veces tomamos malas decisiones. Pero en esencia, las madres tienen las mejores intenciones. Partí de esa idea: todas las madres aman a sus hijos, pero hay muchas cosas que pueden salir mal.
¿Fue un desafío encontrar la humanidad en un personaje que vive una situación tan oscura?
No, porque como te expliqué yo partí del amor de una madre. Más allá de que hayas dado a luz o no, todas tenemos un instinto maternal que nos atraviesa el cuerpo. Todas tenemos esa esencia. Es apasionada e intensa. Y el amor que sentimos por los hijos, el deseo de cuidarles, de querer lo mejor para ellos, es algo con lo que me pude conectar muy facilmente. Pero luego... personalmente me parece fascinante cuando la gente se pone un manto religioso pero no se comporta como Dios hubiese querido. Y sin embargo están convencidos de que están en lo correcto porque son cristianos, o de la religión que sean. Creo que es algo muy interesante de la condición humana. Son los velos con los que nos escondemos para tratar de justificar nuestras acciones. Todo el mundo lo hace de una manera o de otra, y cree que su versión de la historia es la correcta.