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No te pierdas este descarado cruce entre 'Will y Grace' y 'Las chicas de oro'

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Se ha estrenado de tapadillo en Disney+ pero esta sitcom con Nathan Lane, Matt Bomer y Nathan Lee Graham funciona muy bien

Entienden desde el primer momento cómo abordar sus personajes y las dinámicas entre ellos.

Entienden desde el primer momento cómo abordar sus personajes y las dinámicas entre ellos.

Hulu

En Clásicos modernos, que Disney+ acaba de estrenar, Bunny Schneiderman (Nathan Lane) está cansado de sentirse solo a pesar de vivir con su madre Sybil (Linda Lavin) en Palm Springs, una especie de oasis adinerado y gay en medio del desierto del Colorado. Es un empresario de éxito que no debe privarse de nada pero en sus más de 60 años ha sido incapaz de encontrar ese hombre con el que compartir la vida, especialmente los años que le quedan. Sus mejores amigos se encuentran en la misma situación.

Jerry (Matt Bomer), que es auxiliar de avión y más joven, y Arthur (Nathan Lee Graham), un antiguo gurú de la moda en Nueva York, también son solteros empedernidos. Así que, durante una visita de Jerry y Arthur a Palm Springs, Bunny tiene una epifanía: ¿Y si ellos son las personas con las que debe pasar el resto de sus días? ¿Y si no necesita tanto una pareja romántica como un trío de amistad? Cuando se mudan con él, llegan los comentarios sarcásticos, los problemas de convivencia pero también se instala la alegría en casa de los Schneiderman.

Tres amigos deciden vivir juntos al darse cuenta que no les llegará esa “”pareja para toda la vida' que confiaban encontrar

Clásicos modernos es una deesas series que aterrizan en Disney+ de tapadillo. Se entiende el motivo. Puede estar producida por el todopoderoso Ryan Murphy, el hombre detrás de Glee, American Horror Story o Dahmer, y llevar la firma de Max Mutchnick y David Kohan, los creadores de Will y Grace, pero pertenece a ese formato tan denostado por estos lares: la sitcom multicámara, o sea, rodada en platós amplios, con múltiples cámaras y un público presente al que se les graban las carcajadas. Pero hay que verla, sobre todo si en algún momento disfrutaste de Will y Grace o de Las chicas de oro.

De hecho, es desconcertante ver los primeros capítulos y no leer ningún aviso de que se trata de un remake de Las chicas de oro porque el punto de partida y las dinámicas son las mismas. Tenemos a tres amigos que, ante la idea de envejecer solos, deciden vivir juntos y compartir gastos en una casa donde también vive la madre de uno de ellos (que casualmente es la más ácida de todas) y en una localidad conocida como un destino vacacional. Matt Bomer, por ejemplo, canaliza a Betty White al interpretar a Jerry, muy atractivo pero no precisamente el lápiz más afilado del estuche.

La primera temporada tiene 10 episodios y ya están todos en Disney+.

La primera temporada tiene 10 episodios y ya están todos en Disney+.

Hulu

Lo mejor de Clásicos modernos es que, a pesar de llevar asociado el nombre de Ryan Murphy como productor (un hombre que como guionista nunca ha entendido la amistad, de tan tóxico que escribe), es un retrato tierno de la amistad. Mutchnick y Kohan, en cierto modo, se liberan de las obligaciones de la televisión tradicional con un reparto encabezado por tres hombres homosexuales y un sentido del humor que, si bien sirve para cualquier persona en busca de un buen chiste, está arraigado en la cultura, las costumbres y las dinámicas propias de los hombres homosexuales.

Nathan Lane, siempre sólido, aquí está infalible como Bunny, un judío privilegiado, ingenioso pero inseguro que nunca ha sido el más guapo de la discoteca (como le dicen en un capítulo, era de los líderes de la segunda división). Matt Bomer, al que se asocia a papeles heterosexuales o más dramáticos, aquí está brillante con una mirada bondadosa, siempre entre la ingenuidad y el vacío intelectual.

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Y Linda Lavin transmite carácter y carisma como Sybil, un personaje secundario que no convierte la serie en un vehículo para heterocuriosos. Qué lástima que, en la recta final de la primera temporada, la actriz falleciera a los 87 años, obligando a los guionistas a gestionar el duelo de perderla también en lo creativo (en un fantástico ejercicio de homenaje pero sin perder el sentido del humor).

Linda Lavin falleció a los 87 años durante el rodaje de la temporada. La forma en la que se aborda creativamente es para enmarcar.

Linda Lavin falleció a los 87 años durante el rodaje de la temporada. La forma en la que se aborda creativamente es para enmarcar.

Hulu

Es fácil meterse con el formato de la sitcom multicámara sin querer entender que es otro estilo de contar historias: uno de chistes más directos, actuaciones más rimbombantes, una relación a priori más rudimentaria al ser casi teatro grabado (y que a veces se aprovecha para caer en lo básico sin ingenio, también es verdad). Pero todavía es más fácil reírse con las ocurrencias, los diálogos con ritmo y la química entre unos actores que se nota a la legua que están pasando un buen rato con estos bombones desenfadados de personajes.

De momento, Clásicos modernos solo tiene una temporada de 10 episodios pero desde el episodio piloto consigue aquello tan difícil en comedia: que los actores sepan exactamente qué les funciona y también cómo relacionarse interpretativamente entre ellos.

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