Call of Duty es la franquicia de videojuegos de acción en primera persona más exitosa del mundo. Desde 2005 con Call of Duty 2, esta gran IP ha ido sacando entregas año tras año sin ninguna excepción, hasta ahora. Según confirman fuentes internas de Activision Blizzard, la editora ha decidido retrasar el juego previsto para 2023, rompiendo así una racha de anualidad que ha durado 18 años.
Este año las cosas se desarrollarán con normalidad. El estudio californiano Infinity Ward está trabajando en el nuevo Call of Duty 2022, que se espera que lleve el apellido Modern Warfare 2, y los cambios llegarán en 2023. El año que viene no habrá ninguna entrega premium – de pago – de Call of Duty y el supuesto CoD 2023 se lanzará en 2024. En principio, esto no se debe a la reciente compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft, sino que tiene otros motivos.
Miedo a que las entregas anuales se canibalicen
En marzo de 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia, Activison Blizzard se subió al carro de los Battle Royale Free-to-Play con Call of Duty: Warzone. El título fue (y es) un gran éxito en todas las plataformas, pero también es una fuente de problemas al compararse con las entregas principales de la franquicia, las de pago, aquellas que cuestan entre 70 y 80 euros el día de lanzamiento.
Call of Duty: Warzone no afectó demasiado a Call of Duty: Black Ops Cold War, que también se lanzó en 2020. Seguramente esto se debe al tirón y a la potencia de los Black Ops, que tienen una base de fan muy consolidada. Pero en 2021, el reciente Call of Duty: Vanguard ha vendido muy por debajo de las expectativas de Activision Blizzard. ¿Para qué comprar un juego nuevo cuando hay un título prácticamente igual que se puede jugar gratis?