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Trump y los tres grandes diarios de Estados Unidos

Media

El presidente estadounidense sabe que no cuenta con ellos y aparenta ignorarlos

Donald Trump, en una imagen de esta semana

WILL OLIVER / EFE

Cambios tectónicos en la prensa de Nueva York y Washington DC. Aunque Trump corteja las redes sociales y parece que sólo le importa salir en televisión, medios que controla y domestica con sus incesantes anuncios y puestas en escena, no se olvida de las tres grandes cabeceras del país. Sabe que no cuenta con ellas y aparenta ignorarlas. Ha cancelado en y fuera de la Casa Blanca las suscripciones a muchos diarios, pero lo que dicen aparece siempre en los primeros párrafos del informe que le pasa su equipo de prensa cada mañana.

Por este orden:

Primero, The New York Times . Si no se fiaba del antiguo editor, mucho menos confía ahora en su hijo, AG Sulzberger, al que no invitó a la toma de posesión en el Capitolio. El propietario más joven de los tres grandes diarios de Estados Unidos parece mucho más listo que su padre. Nombró un director de redacción muy clásico y prudente, con un low profile que le permite pasar desapercibido por el radar de la Casa Blanca. Trump sabe que tampoco se plegó a las presiones de Biden; editor y director pidieron ser recibidos por él en la Casa Blanca y no les invitaron; castigaban así al diario que se atrevió a denunciar la senilidad del demócrata, y que reclamó la necesidad de otro candidato; algo que llegó demasiado tarde. En este sentido, Trump debiera estar agradecido, pero en una redacción de 1.600 periodistas (la más grande del mundo) sabe que hay demasiados periodistas independientes que no podrá acallar.

¿Qué están haciendo entonces los jefes del Time s para calmar a la fiera del Despacho Oval? Fundamentalmente lo que hace Jeff Bezos en The Washington Post : moderar las páginas editoriales y las columnas de opinión, que están siendo purgadas de comentaristas críticos como el Nobel de ·¡³¦´Ç²Ô´Ç³¾Ã­²¹ Paul Krugman, que ha dimitido. El Consejo Editorial también ha sido cambiado y algunos de los editorialistas más críticos han sido relevados. Uno de ellos era una periodista que quiso volver a la redacción del diario, pero su director la rechazó por considerar que sus posicionamientos comprometían la independencia y credibilidad de las páginas informativas.

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Recordemos que en Estados Unidos las redacciones se organizan en dos bloques, opinión y noticias, con sus respectivos directores que sólo responden al propietario; uno y otro se enteran de esos contenidos cuando se publican. Y lo mismo sucede con el dueño/editor del diario. Aunque aquí se siga la tradición plasmada en la frase que le dijo Kay Graham, editora de The Washington Post a su nuevo director Benjamin Bradlee, “Tú mandas, Ben; sólo te pido una cosa: si al día siguiente me voy a llevar una sorpresa, avísame la noche anteriorâ€.

Segundo, The Wall Street Journal . Trump sabe que siempre fue un diario conservador, sobre todo en sus páginas editoriales; tanto que muchos de sus lectores lo compraban sólo por sus listados financieros y sus opiniones favorables al gran capital. El resto no les interesaba; gracias a esa indiferencia, la redacción de noticias del Journal siempre tuvo gran libertad y se consolidó como una de las mejores del mundo, equiparándose a la del Financial Times o The Economist porque su rival más próximo, Bloomberg, nunca destacó más allá del torrente de cotizaciones que manan de sus terminales, primando los datos a los análisis.

Murdoch, que tampoco fue invitado a la toma de posesión de Trump, está siendo fiel a su ambivalencia habitual; y al igual que The Times de Londres se opuso al Brexit y The Sun lo apoyó, aquí el Consejo Editorial de The Wall Street Journal está siendo muy crítico con Trump y, oh sorpresa, también The New York Post saca la mano a pasear más de lo que le gustaría al inquilino de la Casa Blanca. La razón es clara; Murdoch tiene a Fox News rendida al Trumpismo, algunos de cuyos presentadores más belicosos hasta ocupan puestos del gobierno.

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¿Hasta cuando será posible este doble juego de cartas? Probablemente seguirá mientras los desmanes económicos, la guerra arancelaria continúe, la inflación esté disparada, los mercados bursátiles se vuelvan todavía más locos, y cunda el pánico ante una recesión que parece ya inevitable y que incluso podría desencadenar otra Gran Depresión. Por eso las dos redacciones de The Wall Street Journal (opinión y noticias) operan al unísono. Razón por la cual el diario financiero supera en ventas a The New York Times , y sigue creciendo su número de suscriptores digitales.

Tercero, The Washington Post, de Jeff Bezos, que sí fue invitado a la ceremonia inaugural. Si los otros dos grandes diarios están capeando la tormenta, el antiguo diario de la familia Graham se desangra, envuelto en ceses y dimisiones en ambas redacciones, aunque la más tocada esté siendo la de editoriales y columnistas. Bezos, que en sus primeros doce años no había interferido la autonomía de sus periodistas, primero prohibió un editorial apoyando a Kamala Harris y luego ordenó que sus columnistas aplacaran las críticas y se limitara la libertad de sus editorialistas.

Las consecuencias están siendo trágicas: despidos, jubilaciones anticipadas, caída de las ventas del diario y un aluvión de bajas entre los suscriptores digitales. Y hasta Marty Baron, su antiguo director, rompió una vieja tradición de la casa (no criticar a sus sucesores) y escribió en The Atlantic un artículo demoledor contra Bezos y el CEO del Post. Y por si todo esto no fuera suficiente, el diario sigue con un director interino, cargo que han rechazado periodistas muy prestigiosos del país, y hasta alguno británico que aceptó y renunció antes de tomar posesión. Dicho esto, es de justicia reconocer que la redacción de noticias se ha visto menos afectada por el intervencionismo de Bezos, y sigue publicando crónicas y reportajes críticos, solventes y valientes.

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Para hacerse fuertes en estos tiempos convulsos, los tres grandes diarios coinciden también en algunas otras estrategias periodísticas y empresariales como son: ampliar la oferta informativa, primando temas de consumo, estilos de vida, tecnología, nuevos medios de entretenimiento y más deportes. El Times ha integrado su antigua redacción de deportes dentro de The Athletic: su política de suscripciones se ha diversificado con ofertas sectoriales que van desde recetas de cocina a crucigramas o guías de compras. The WallStreet Journal , que fue pionero con secciones como Estilos de Vida, Finanzas Personales o Salud, hace realidad una doble oferta diaria: Business y Life of Business. Y lo mismo ocurre con The Washington Post donde se ha creado una “tercera redacción†(WP Ventures) dedicada a publirreportajes online y contenidos para redes sociales, patrocinados por empresas y anunciantes. Y es que nada hace más fuerte a un diario que su cuenta de resultados.

Finalmente, un dato muy significativo: el cuarto medio que encabeza la revista de prensa diaria que le pasan a Trump, no es un diario sino una revista: The Atlantic que se ha convertido en la nueva bestia negra del Trumpismo. Y de la que ya hablamos en estas mismas páginas.