El refrán dice que “la música amansa las fieras”, pero no solo eso. Numerosos estudios científicos han demostrado que la música contribuye a mejorar las habilidades de aprendizaje de los más pequeños.
Del mismo modo, la música puede reforzar el aprendizaje de los niños y niñas con necesidades educativas especiales, por ejemplo en alumnos con autismo o dislexia.
En estos casos, la música se convierte en una práctica efectiva para mejorar su comportamiento, su DzԳԳٰó, la capacidad de escuchar y de expresarse y de interactuar con los demás.