“Cualquier cosa, ya sabes dónde me tienes. Te lo digo de corazón”. Estas no son, en este caso, las palabras que pudiera pronunciar cualquiera de nuestros mejores amigos. Corresponden al final de la conversación con David Cantero (Madrid, 1961). Y es que el famoso presentador de televisión es así: campechano, afable, cercano… como uno más de los colegas, sí.
Como tal, comparte, sin dobles lecturas, lo que pasa por su cabeza, incluso sus propias contradicciones, negando, por ejemplo, estar dolido por su inesperado adiós a los Informativos Telecinco (hace solo unas semanas) para, apenas unos segundos después, reconocer que sí lo está. Pero, como el mismo dice, “hay que seguir ahí”. Proyectos, desde luego, no lo faltan: un libro, una exposición en Alemania, ofertas a las que, de momento, ha dicho que no… pero, sobre todo, tener tiempo suficiente para disfrutar de su familia.
He escrito cuatro novelas sin que mis hijos se enteraran. Escribía de madrugada, siempre he tenido la suerte de dormir poco y apañarme
Presentador, escritor, artista, tocas la guitarra, practicas judo, escalada, ciclismo, surf... Explíqueme, por favor, de dónde saca el tiempo para todo.
Viviendo día a día lo que va surgiendo. Para mí es importantísima la parte artística y me acompaña casi a diario, porque tengo una disciplina que cumplir. Ahora estoy escribiendo otra vez, y le dedico también unas horas diarias de forma muy disciplinada. Tocar la guitarra es como salir al recreo y tomarme diez helados. O sea, es maravilloso. Y el deporte… soy activo en ese sentido, pero no le veo ningún mérito.
¿Y a qué o a quién le quita el tiempo para poder hacer todas estas cosas?
Todo lo hago pensando en no quitar tiempo de mi vida a mi familia y a mis hijos, sobre todo. Ahora ya son mayores, pasan más de mí, claro, pero cuando eran pequeños, me he escrito cuatro novelas sin que ellos se enteraran. Escribía de madrugada. Siempre he tenido la suerte de dormir poco y apañarme. Me hace gracia los escritores que dicen: yo dedico todo mi tiempo a escribir. Claro, escribes muchas novelas, pero te pierdes el crecimiento de tus hijos. No concibo quitarle tiempo a tu familia porque eres un escritor.

David Cantero
No entiendo a la gente que está constantemente de farra por ahí, que sale y sale. Siempre me ha parecido una pérdida de tiempo
¿Pero hay algo que le parezca una pérdida de tiempo?
También me gusta perder el tiempo, holgazanear, no hacer nada. Es maravilloso dedicarte un rato a pensar en qué se ha convertido nuestra vida, algo que estamos dejando de hacer. Pero, por ejemplo, no entiendo a la gente que está constantemente de farra por ahí, que sale y sale. Siempre me ha parecido una pérdida de tiempo, hasta de joven. Si estás todo el día saliendo de copas, estás reventado al día siguiente. Y por eso me parece una pérdida de tiempo tremenda.
¿Qué valores busca transmitir a sus hijos?
Cosas muy sencillas, porque la vida está repleta de ellas. Primero que relativicen, que no hagan un drama demasiado grande cuando toca ni un festival de alegría. Hay que mantenerse en un término más comedido, e intentar, además, ayudar a los demás, saber que hay gente que no vive tan bien como tú. No te digo que vayas ayudando a todos, pero por lo menos sé consciente de que has venido al mundo en un lugar privilegiado, que tienes una vida cómoda y lejos de la desgracia. Creo que el principal valor que les inculco es el de la humildad, no molestar a nadie y no permitir tampoco que nadie les moleste. Ir por la vida con empatía.
También creo que comparte con ellos algún videojuego, pero la música, que tanto le gusta… intuyo que sus hijos irán de otro rollo, ¿no?
No creas. Son una fuente de sabiduría nueva para mí. Me están descubriendo gente buenísima. Uno de mis hijos es músico y el otro también lo es, aunque aficionado. Mi casa es una casa muy musical, está llena de instrumentos de todo tipo. Aquí todos tenemos verdadera pasión por la música.
¿Y qué le han descubierto últimamente?
Mi hijo pequeño me descubrió a Kendrick Lamar, por ejemplo, o a Mac Miller. Y anoche mismo estuvimos hablando de 9th Wonder, que no conocía y tienen unas cosas increíbles. Yo les he descubierto música italiana, que en España no se escuchó jamás, porque aquí tiene una especie de lastre de música romanticona, o The Crusaders, un grupo muy antiguo. Les descubro mucho soul, jazz, que les gusta menos, blues, mi música favorita. Curiosamente mis hijos compran vinilos y me dicen: qué gusto da cogerlo, abrirlo, olerlo…
No soy nada fashion. No me interesa nada ponerme un traje, una corbata, comprarme ropa… Me olvido de peinarme
Vamos con un tema un poco más trascendente. ¿Qué piensa del mundo que les estamos dejando a nuestros hijos?
Me da miedo contestarte. Soy una persona muy vital y optimista, pero mi visión del mundo actual es realmente nefasta. Me parece que estamos creando un mundo de mierda. Quiero pensar que esto se encauzará algún día y la vida volverá a ser de otra manera, más amable, más humana… pero el mundo se está deshumanizando de una forma tremenda. Que en pleno siglo XXI, después de la experiencia que hemos vivido con dos guerras mundiales salvajes y con tantos conflictos, estemos hablando de rearme, armamento, de una posible guerra… No podemos ser más estúpidos los seres humanos. Y claro que los personajes que están ahora mismo en primera línea en países poderosos no hacen más que hacernos temblar de miedo. A mis hijos les digo que aprendan supervivencia, a valerse por ellos mismos y a saber vivir en medio del monte si hace falta, porque desde luego el panorama es desolador.
Cambiemos un poco el guion. Dice que no es nada coqueto, pero lleva casi 40 años haciendo televisión. ¿Cómo se ve delante de la cámara y cómo ha visto reflejado en usted el paso del tiempo?
Cuando veo los primeros informativos… Era un chavalín. Ahora ya soy un señor con experiencia, y la verdad es que no estoy mal para mi edad. No soy nada coqueto en el sentido del vestir. Soy muy comodón. Visto igual desde que tenía 14 o 15 años: vaqueros, camisetas, jerséis anchos, zapatillas, botas de montaña… No soy nada fashion. Es que no me interesa nada ponerme un traje, una corbata, comprarme ropa… Realmente me olvido de peinarme y, si puedo, no me afeito. Soy muy desastre en ese sentido. La verdad es que he tenido suerte con mi apariencia física, con el legado que me dejaron mis padres, y a poco que me hago parece que estoy bien.
¿Y qué es ese “poco” que se hace? ¿Qué consejo de belleza podría darnos?
De vez en cuando le quito cremas a mi mujer, que tiene unas estupendas. Tener la piel hidratada además da un gusto… Es importante cuidar la piel, hacer ejercicio es fundamental, pero no solamente ir al gimnasio, sino ser una persona activa: moverte, salir, entrar, subir la escalera, bajarla… A partir de una edad es fundamental. Lo decía Clint Eastwood: no permitas que el viejo se te meta dentro. Y tiene toda la razón. Conozco a gente que se rinde, que permite, y hasta ayuda, al viejo que se le cuele dentro. Empezamos a tener achaques, qué remedio, pero no te puedes rendir. ¡Ah! Y creo que alimentarse bien es crucial.
¿Y se da alguna tregua?
Un caprichito de vez en cuando. Yo soy muy goloso y me doy mis caprichos, pero la base de la alimentación debe ser verduras, frutas, legumbres, poquita carne y mucho pescado. Es así de simple.

David Cantero, presentando los Informativos Telecinco.
La tele lo tiene muy crudo. Y los informativos ni te cuento
Vamos a hablar de televisión, por fin. Después de todos estos años, ¿cómo ha cambiado el medio?
El otro día le decía a una amiga que la televisión es como una señora que no se ha dado cuenta de que se ha hecho mayor y sigue pensando que puede fascinar a los jovencitos, pero ya no la mira casi nadie. La televisión está en un momento de incertidumbre total. Está asediada por las redes sociales, los pódcast, plataformas con contenidos infinitos… Y se ha convertido en otra cosa. Cada vez es más complicado captar la atención del público y la gente se cree menos lo que ve en la tele. Me llamó la atención el fenómeno Broncano. Todo el mundo diciendo que ha sido capaz de atraer público joven a la tele. Posiblemente, pero es muy difícil mantener al público joven hoy en día, porque tiene demasiado entretenimiento fácil. La tele lo tiene muy crudo. Y los informativos ni te cuento.
¿Qué noticia le hubiera gustado dar durante todos estos años y no ha conseguido hacerlo?
La cura definitiva para el cáncer, para todos los tipos de cáncer. Las noticias de avances científicos, médicos siempre dan mucha esperanza a quien las escucha. Y eso me gusta mucho.
¿Sabes por qué me he mantenido 30 y tantos años en este complicado oficio? Por no dar mi opinión
Siempre ha hecho alarde de ser muy correcto, pero ¿alguna opinión que se haya tenido que callar y que ahora ya, por fin, quiera compartir?
¿Sabes por qué me he mantenido 30 y tantos años en este complicado oficio? Por no dar mi opinión, por no meterme en política, por no decantarme públicamente por ningún bando. Y eso es complicado. A veces te llevan los demonios y dices: cómo me gustaría decir esto, pero no lo digo.
Pues ahora puede hacerlo, ¿no?
Cuando me jubile del todo, que me queda un año o dos, volvemos a hablar. Sí te digo que tengo en mente escribir un libro en el que voy a mostrar más de mi intimidad, del alma, por decirlo de alguna manera. Pero siempre ha sido una norma en mi ejercicio profesional ser muy respetuoso con los espectadores y dejar que ellos decidieran y sacaran conclusiones. No me gusta que el presentador o la presentadora se convierta en un vocero de una parte o de la otra, de un partido político u otro. El presentador de informativos debe estar en un término medio. Muchas veces es difícil mantener ese equilibrio, pero supone un respeto hacia todos los que te ven, porque te ve gente de todo tipo, de todas las ideas políticas y religiosas.
La experiencia es un gran valor a la hora de contar lo que sucede, pero a veces priman otras cosas: una cara más joven, un ahorro, no le caes demasiado bien a no sé quién…
Su salida de Mediaset también ha sido, como usted, muy correcta, pero sí que ha comentado algunas cuestiones, como que considera que, hoy en día, se valora muy poco la experiencia.
Es una evidencia. Pero si una empresa quiere hacer ajustes en su economía, no puedes decir nada. La empresa te hace una propuesta y tú dices: no puede ser. A mí me han valorado mucho en Mediaset y desde el primer momento me han tratado muy bien. Es verdad que las cosas cambian y que, de pronto, pierde un poco de valor tu experiencia, tu peso como profesional que lleva muchos años, que conoce muy bien el oficio. ¿Pero por qué? No por ti sino por causas externas: hay que promocionar a otras personas, hay que ahorrar… Lo que está claro es que hay un momento en el que empiezas a no sentirte tan cómodo o valorado como antes. Pero eso no me ha pasado solo a mí, pasa mucho y desgraciadamente pasa con la edad. Las empresas de comunicación saben que la experiencia es un gran valor a la hora de contar lo que sucede. Pero a veces priman otras cosas: una cara más joven, un ahorro para la cadena, no le caes demasiado bien a no sé quién… y te empiezas a sentir un poco incómodo, piensas que a lo mejor ya no eres tan querido y hay que estar allá donde te quieren.
¿Personalmente se siente dolido?
Dolido, no. Sí me sentí un poco dolido hace unos meses porque veía que tenía esa sensación, hasta que llegó María Casado y me insufló ánimo. Me dolió separarme de ella, me dolió que esto fuera un poco inesperado, me dolió que no hayamos podido llegar a un acuerdo con la empresa y haber seguido trabajando unos años más, pero ya está.
Ni siquiera he querido jubilarme anticipadamente porque creo que puedo trabajar todavía y aportar toda mi experiencia y mi saber estar delante de las cámaras
¿Pasadas unas semanas, sigue igual?
Te puedo decir que poco después me empecé a sentir bastante bien, en paz. He dicho: hostias, pero si en el fondo estoy del carajo ahora mismo. Hay un momento que te duele, entras un poco en pánico porque llevo 42 años trabajando, voy a dejar de hacer mi rutina y va a dejar de entrar un sueldo en mi casa, cuando yo soy quien mantiene principalmente la familia. Y te entra incertidumbre, miedos, pero a mí me dura poco. Soy muy aguerrido y haré lo que tenga que hacer. Ni siquiera he querido jubilarme anticipadamente porque creo que puedo trabajar todavía y aportar toda mi experiencia y mi saber estar delante de las cámaras, y no es fácil conseguir a personas con ese bagaje. Sí te diré que ya me han hecho una oferta y he dicho que no, porque es demasiado pronto, pero llegarán más ofertas, o lo mismo no me llega ninguna, da igual. Y dentro de un año, un par de años, me jubilo y punto, y adiós, se acabó.
¿Y después de haber vivido peligrosamente, como usted también ha comentado en alguna ocasión, refiriéndose a su etapa como reportero, no cree que necesita que llegue por fin la calma?
La calma llegó hace muchos años, porque aquellos fueron años locos. Es como si te digo que fui torero o corredor de fórmula 1 en los años 80 o 90. Durante unos años llevé la vida que me apetecía llevar, y me encantaba vivir sin rumbo, sin hogar, sin límite y a tope. Hasta que fui padre, me lo repensé todo mucho y, pese a que seguí unos años como reportero, pasé al plató, con una vida mucho más serena, tranquila y cómoda. Y entonces mi vida ya empezó a entrar en otra calma, sobre todo en el hogar.
El día que descubrí lo que era tener un hogar, tener esa sensación tan acogedora, dije: esta es mi paz
El calor del hogar, ¿no?
No hay nada que valore más en la vida que mi hogar, mi familia. Esa es mi patria, mi comunidad, mi ciudad… Es todo. No soy de ninguna parte, soy de mi hogar, pero lo digo de todo corazón, es lo que más me importa, donde mejor estoy, de allá donde cada vez quiero salir menos. Llevaba una vida muy de calle, de hoteles, y el día que descubrí lo que era tener un hogar, tener esa sensación tan acogedora, dije: esta es mi paz. Aquí es donde quiero estar.
¿Cómo se plantea el futuro?
No pienso nada, pienso poquísimo en el pasado. No soy nada nostálgico y en el futuro, pienso hacia adelante, pero en porciones muy chiquititas. No miro muy allá, porque si lo hago me asusto y empiezo a pensar en hacer un testamento vital y tener preparado todo para, llegado el momento, pirarme de aquí lo mejor posible. Lo que procuro es un buen futuro para mis hijos, que estén bien, tranquilos, que evolucionen como tienen que evolucionar. Y para mí, si me surgiera alguna oferta muy apetecible, posiblemente trabajaría un par de años más, tres años, o a lo mejor, como Matías Prats, hasta los 70. Pero si no es así, me jubilaré, viviré como una persona tranquila y me dedicaré a viajar por ahí con mi mujer, mis hijos… Creo que el momento de la jubilación puede estar lleno de júbilo, de seguir disfrutando de la vida, de mis pasiones, de salir con mi moto, tocar mis guitarras, escribir, pintar, irme a jugar con mis hijos a la consola o a los bolos o al fútbol, estar con mi mujer, que es el amor de mi vida. Soy un tío superafortunado. Tengo lo que mucha gente envidia en ese sentido.