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“Aunque muchos traten de ocultarlo, nos atrae lo extravagante, lo diferente y lo que resulta raro”

Relaciones

La fascinación por lo “único y diferente” está en auge: la mitad de las personas de la Generación Z que usan applicaciones de citas intiman sólo con quienes comparten su manera genuina de ver y entender el mundo

Gabriela y Maria, con camiseta swiftie a juego

Gabriela (26) y María (29) se conocieron a raíz de su pasión por Taylor Swift: hoy en día son pareja

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“Dios los cría y ellos se juntan”. Salvando cualquier connotación negativa, pocas veces la sabiduría popular ha descrito tan bien una de las tendencias más recientes en las relaciones de pareja. La raro, lo curioso y lo extravagante no sólo está de moda, sino que se convierte en un rasgo de identidad capaz de crear conexiones profundas, especialmente entre las generaciones más jóvenes. En un mundo cada vez más homogéneo y global, lo que se sale de la norma ejerce un magnetismo especial y da lugar a vínculos más auténticos, basados en la complicidad de compartir una rareza que ya no se oculta, sino que se reivindica con orgullo.

“Soy una diosa que atrae todas las miradas”, afirma Kha de la Cerda, de 25 años, quien se identifica como una persona no binaria. Alta, rubia y tan exuberante como su nombre, esta modelo y actriz, que también trabaja como azafata de eventos, ha aprendido a vivir a contracorriente. “No recuerdo ni un sólo momento de mi vida en el que sienta que haya encajado”, admite. Pero eso jamás le ha impedido mantenerse fiel a sí misma y a su particular estilo, hasta terminar por acostumbrarse a ser el foco de atención allá donde va. “Aunque muchos traten de ocultarlo, a la gente le atrae lo extravagante, lo diferente y lo que le resulta raro: no puede evitarlo”, asegura. “He perdido la cuenta de las veces que alguien se ha acercado a ligar conmigo”, añade.

Soy una diosa que atrae todas las miradas (,,,)He perdido la cuenta de las veces que alguien se ha acercado a ligar conmigo

Kha de la Cerda(25)

Esta fascinación por lo diferente es una tendencia creciente que tampoco ha pasado desapercibida para las aplicaciones de citas. Algunas, como Bumble, aseguran que, para más de la mitad de las personas solteras en España, los intereses únicos y extravagantes resultan claves en la atracción. Un fenómeno que han bautizado como “Mismo fan, mismo vibe” y que apunta a que se conecta de manera más rápida y genuina a través de aquello que nos mueve, nos apasiona o nos define. En este sentido, la mitad de las personas de la Generación Z que usa estas las apps de ligoteo, admite que las aficiones compartidas son una poderosa forma de intimidad. Ya no se trata sólo de hacer match, sino de compartir una misma manera de ver y entender el mundo.

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Lo inusual nos atrapa, para muchos de forma innata, aunque la ciencia aún no ha logrado explicar del todo por qué. “Quizás tiene mucho que ver con que encontramos muy gratificante identificar la diferencia entre lo esperado y lo observado”, apunta Enric Soler, psicólogo especialista en relaciones y tutor del Grado de Psicología de la UOC. “Buscamos descubrir esa incongruencia entre lo que aparenta una persona y lo que realmente es, y cuando eso sucede, nos resulta fascinante”, detalla.

Algo que Juan Sanz vive cada día en primera persona. Su cara, cuerpo y cabeza tatuados, junto a los implantes subdérmicos que luce en varias partes de su anatomía y las dilataciones en las orejas, le confieren una imagen de tipo duro. “Nada más lejos de la realidad”, sonríe, “hablas un rato conmigo y se me borran todos los tatuajes”. “Soy una persona muy sensible y amorosa, para mí la mejor medicina es un abrazo”, asegura este tatuador, de 48 años. No obstante, también reconoce que su apariencia física ha sido siempre un gran aliado en sus relaciones. “En muchas ocasiones, no me ha hecho falta decir ni una sola palabra para ligar”, afirma.

Hablas un rato conmigo y se me borran todos los tatuajes (...) Soy una persona muy sensible y amorosa, para mí la mejor medicina es un abrazo

Juan Sanz(48)
Juan Sanz

“Cada tatuaje es un capítulo del libro de mi vida”, explica Juan Sanz

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Para la mayoría de esas personas que se salen de la normativo, la imagen que proyectan va mucho más allá de lo estético: se trata de un rasgo identitario que refleja tanto su personalidad como una filosofía de vida. Por eso no es de extrañar que, a menudo, conecten con quienes comparten sus mismos intereses y pasiones. “Cada tatuaje es un capítulo del libro de mi vida”, explica Sanz. “No es una norma, pero suelo fijarme en mujeres tatuadas porque su piel me cuenta de antemano cuánto tenemos en común”, reconoce. Algo en lo que de la Cerda coincide. “La gente con la que me vinculo habitualmente, también fuera de lo sentimental, suele ser extravagante y rompedora”, afirma la modelo. “No sólo nos entendemos mejor, sino que también generamos mucho mejor contenido en las redes”, sonríe.

A Leire Pérez, de 28 años, y a Edu Gallo, de 29, sus dos mundos los conectó también una inusual pasión: los dragones. Y no los de Komodo precisamente, sino los que lanzan fuego por la boca, al más puro estilo de Juego de Tronos. “Estamos unidos por el frikismo”, reconoce Gallo. “Empezamos hablando de draconología y seguimos con los Pokémon, pasando por diferentes tipos de videojuegos y de rock alternativo, entre otras muchas aficiones peculiares. Fuimos tirando del hilo y ya llevamos nueve años juntos”, añade Pérez.

“Lo que nos resulta familiar nos genera confianza”, apunta Soler en este sentido. Por este motivo, para el psicólogo, no es extraño sentirse atraído por personas cuyas pasiones, estilo de vida y personalidad nos resultan cercanos, todos ellos aspectos clave para que una relación funcione. “Mis intereses siempre han sido muy distintos al resto de mi entorno”, explica Pérez, “pero con Edu hicimos clic desde el principio”. Primero fueron las aficiones compartidas y, a partir de ahí, surgió el amor. “A mí, hasta entonces, sólo me gustaban las chicas”, admite la joven.

Mis intereses han sido muy distintos a los de mi entorno,pero con Edu hicimos clic desde el inicio (...) Hasta entonces sólo me gustaban las chicas

Leire Pérez(28)
Gabriela y Maria, con camiseta swiftie a juego

“No tenía sentido perder el tiempo con alguien a quien no le gustase Taylor Swift”, dice Gabriela (26)

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En otras ocasiones, un interés tan curioso y particular como el fandom por un cantante o un estilo de música determinado también puede convertirse en el motor de la relación. “En Tinder, una clara red flag -señal de alerta- para mí era el tipo de música que le gustaba a la otra persona”, reconoce Gabriela Salinas, de 26 años. “No tenía sentido perder el tiempo con alguien a quien no le gustase Taylor Swift”, señala la joven, “porque no iba a funcionar”. Por suerte, en un evento para swifties, conoció a María Sánchez, de 29 años, y juntas descubrieron que la pasión por su cantante favorita les unía más de lo que imaginaban. “Sin Taylor, nuestra historia no sería la misma”, asegura Salinas. “Cuando te cruzas con alguien que comparte tus mismos gustos y sabes que no va a juzgarte, te sientes más libre para ser tú misma y es más fácil conectar”, explica. “Nos vemos reflejadas en muchas de sus canciones, parece que las haya escrito para nosotras”, bromea Sánchez. “Es raro el día que no nos dedicamos alguna de ellas”, añade. “Seguimos sus conciertos y asistimos a eventos juntas: el fandom swiftie forma parte de nuestra vida de pareja”, aseguran.

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Para Gallo, coincidir en gustos y aficiones totalmente diferentes a los de la mayoría, genera una identidad y una complicidad únicas. “Es genial descubrir una afición nueva y saber que a tu pareja va a encantarle igual o más que a ti”, afirma. “Estamos deseando empezar a aprender a forjar hachas”, confirma su compañera, “va a ser nuestra nueva afición conjunta”. Por su parte las swifties, apuntan además que “la relación se ve afianzada porque pasas mucho tiempo de calidad con tu pareja, haciendo algo que apasiona a las dos partes”. Sin embargo, expertos como Soler, advierten que en una relación sana es importante dejar también espacio a lo individual, ya que basar el vínculo en una o varias aficiones concretas puede llegar a ser contraproducente. “Se trata de entender la relación como una historia compartida, en la que cada uno conserva su identidad, pero ambos construyen un nosotros en evolución constante”, matiza.

Sea como sea, aunque lo extravagante esté de moda y resulte más atractivo que nunca, para muchos todavía no es fácil encajar en un mundo que, a menudo, sigue siendo hostil hacia lo diferente. Aquellos que rompen con la norma -ya sea por su estética, su identidad o sus pasiones compartidas- tienen que enfrentarse a prejuicios y estereotipos que les cuestionan de manera constante. “No es raro que las señoras, cuando me ven, se agarren el bolso”, asegura el tatuador con una sonrisa. “A menudo no me paran ni los taxis”, añade. De la Cerda también lo ha vivido en carne propia. “Hasta que decidí empoderarme, más de una vez tuve que esconderme en el portal de alguno de mis ligues, porque se avergonzaba de que los vecinos me vieran con él”.

Para el psicólogo, a pesar de las dificultades, amarse a uno mismo y ser leal a la propia identidad es el primer paso para construir relaciones auténticas, porque nadie puede ofrecer su mejor versión -ni ser verdaderamente amado- si vive fingiendo ser quien no es. “No esperes a mañana para ser quien eres hoy”, invita la modelo. Al fin y al cabo, como bien apunta el refranero, siempre hay un tiesto para cada maceta.

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