Platos con comida sin terminar, productos que, al no cumplir con los estándares estéticos, descartamos. A diario somos testigos del desperdicio alimentario. Aunque parece inofensivo, su eco se extiende, alterando el balance de los recursos.
Este despilfarro incluye productos agrícolas que aún son aptos para el consumo, pero que se descartan en la cadena alimentaria y, al no aprovecharse de otra manera, acaban como residuos. A nivel mundial, se desperdicia cerca de un tercio de los alimentos producidos, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y ٰܳó (AESAN). Hoy entra en vigor la ley que busca reducir el derroche de alimentos y promover su redistribución. Esta ley afectará a grandes establecimientos, bares, restaurantes y organizaciones sin ánimo de lucro.
La ley afectará a grandes establecimientos, bares, restaurantes y organizaciones sin ánimo de lucro
Los comercios de más de 1.300 metros cuadrados tendrán un año para crear un plan de prevención de desperdicio alimentario y firmar acuerdos con ONG para donar excedentes, según el artículo 6 de la ley. Los bares y restaurantes, por su parte, deberán ofrecer envases para que los clientes se lleven las sobras sin coste extra, excepto en los bufés libres.
Los supermercados deberán vender ‘productos feos’: alimentos con imperfecciones visuales que no afectan a sus propiedades organolépticas. Además, las ONG y bancos de alimentos estarán obligados a mantener un registro de las entradas y salidas de productos para garantizar su correcta gestión y distribución.
Jerarquía de destino de los alimentosPrioridades para gestionar los excedentes
1Prevención del desperdicio, fomentando la transformación de productos no vendidos en otros alimentos alternativos.
2
Donación a entidades sociales para redistribución a personas vulnerables.
3
Uso en alimentación animal y fabricación de piensos.
4
Aprovechamiento industrial, destinando los productos a otras industrias.
5
Reciclado y valorización energética, convirtiendo los residuos en compost, biogás o combustibles.
Para asegurar que se cumplan estas medidas, los establecimientostendrán que informar a los consumidores sobre las opciones disponibles. En los bares y restaurantes deberán incluir en su carta información clara sobre la posibilidad de llevarse las sobras en envases reciclables. En cuanto a los supermercados, deberán ofrecer descuentos en productos con fecha de caducidad cercana para evitar su desperdicio innecesario.
El Gobiernoestará obligado a elaborar cada cuatro años un Plan Estratégico para prevenir y reducir las pérdidas, así como un Plan Nacional para controlar el desperdicio alimentario en colaboración con otros ministerios. Además, se fomentará la venta de productos con fecha de consumo preferente próxima para evitar su desperdicio prematuro.
El incumplimiento de la ley puede resultar en sanciones económicas, que pueden ir de los 2.000 euros, en los casos más leves, a los 500.000 euros, cuando sean muy graves. Estas faltastendrán un plazo de prescripción de seis meses para las leves, un año para las graves y dos años para las muy graves.