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Las direcciones de Barcelona para disfrutar de los helados todo el año

Mundo dulce

Sigue creciendo el número de heladerías que elaboran un producto cuidado que desafía las predicciones meteorológicas de cualquier estación

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Foto Marti Gelabert 11/06/2024 Gelateria ʲ·, situada en la calle Seneca del barrio de Gracia, elaboran helados artesanos y no convencionales. Al cargo están Matteo, Marco y Francesco

Matteo Reggio, Marco Giancaterino y Francesco Guerrucc, en la heladería ʲ· de la calle Sèneca

Marti Gelabert

Dicen que no existe verano sin helado. Aunque, en ciudades como Barcelona, parece que tampoco exista ya un invierno. En los últimos años, este producto ha dejado de ser una indulgencia estacional para convertirse en un capricho atemporal. Este cambio de paradigma es el resultado del esfuerzo de numerosas heladerías que han apostado por la innovación, han huido de la producción industrial y han incorporado ingredientes de temporada en sus recetas.

Entre ellas, ʲ· (Sèneca, 18 y Ausiàs Marc, 55), que se ha consolidado como un referente en la heladería de autor. Su filosofía es clara: los sabores evolucionan con las estaciones, adaptándose a la mejor materia prima disponible en cada momento. En lugar de una carta fija, su propuesta se renueva constantemente con creaciones sorprendentes; desde un helado de anchoas y remolacha, hasta un atrevido queso azul con mermelada de manzana verde, aquí la creatividad no tiene límites. Eso sí, sin renunciar tampoco a los sabores clásicos. Cada receta está elaborada con técnicas artesanales y sin aditivos artificiales.

En la Rambla, dos de los reposteros más reconocidos llevan el helado a otro nivel

En Gràcia, Morreig (Verdi, 25) también ha conquistado los paladares barceloneses en tiempo récord. Su enfoque se basa en ingredientes de máxima calidad y combinaciones inesperadas. Desde su apertura, hace dos años, ha desafiado lo convencional con propuestas como el helado de tiramisú con panetone, mientras que reformula los clásicos con sabores como el pistacho iraní o la vainilla de Madagascar. La textura de sus helados es impecable, resultado de un meticuloso proceso de elaboración que respeta el producto de kilómetro cero y potencia su sabor natural.

En Gelato Collection, Albert Adrià une fuerzas con Torrons Vicens

En Gelato Collection, Albert Adrià une fuerzas con Torrons Vicens

Àlex Garcia

En el Eixample, Delacrem (Enric Granados, 15) es otro imprescindible. Fundada por el italiano Massimo Pignata, esta heladería fue pionera en aplicar la filosofía slow food a sus recetas. El secreto de su éxito se basa en una producción diaria con ingredientes frescos, sin conservantes ni colorantes, y una obsesión por alcanzar la cremosidad perfecta. Clásicos como el gianduja de nuez o el fior di latte conviven con opciones más atrevidas, como la naranja sanguina con jengibre.

En la Rambla, dos de los reposteros más prestigiosos del mundo llevan el helado a otro nivel. Abierta hace menos de un año, en el número 136, Gelato Collection es el paraíso de los puristas. Nacida de la colaboración entre Albert Adrià y Torrons Vicens, esta heladería trabaja cada sabor con una precisión casi científica, buscando el equilibrio perfecto entre dulzor, textura y temperatura. Desde un potente chocolate al 72%, hasta un delicado helado de kumquat, cada cucharada es un homenaje a la excelencia. Un poco más abajo, en los números 51 y 59, Rocambolesc, la heladería de Alejandra Rivas y Jordi Roca, convierte el helado en un espectáculo. Inspirada en el mundo de Willy Wonka, su es­tética lúdica acompaña crea­ciones que van desde un cre­moso de vainilla con algodón
de azúcar, hasta sorbetes de frutas exóticas con toppings de lo más extravagantes.

Abierta hace menos de un año, en el número 136, Gelato Collection es el paraíso de los puristas

Si desde allí se sigue paseando hacia el Gòtic, se encuentra Gelaaati di Marco (Llibreteria, 7), un clásico que sigue fiel a la tradición italiana. Su variedad de sabores es inmensa, desde los imprescindibles como la stracciatella hasta propuestas sorprendentes como el helado de gorgonzola con nueces. Cruzando hacia el Born, Gocce di Latte (Pla de Palau, 4) es otro lugar de culto para los amantes del auténtico gelato italiano. Destacan sus helados veganos, elaborados con leches vegetales, que logran una cremosidad excepcional sin necesidad de lácteos.

Alba Ruiz, Mathieu Atzenhoffer y Matt Valette en Morreig

Alba Ruiz, Mathieu Atzenhoffer y Matt Valette en Morreig

Pau Venteo / Shooting

En un registro completamente distinto, Kurimu (Comte d’Urgell, 116) ha traído a Barcelona el concepto del helado japonés soft serve . Con una textura ultraligera y sabores inspirados en la repostería nipona, aquí se pueden encontrar opciones como matcha, sésamo negro o yuzu, servidas en conos de galleta artesanal. Cloud (Plaça de Rovira i Trias, 5), en cambio, apuesta por los helados eco­lógicos y sostenibles. Sus recetas sin azúcar añadido y com­binaciones originales, como el helado de aguacate con agua de coco y limón, lo han convertido en un referente de la heladería saludable.

En Poblenou, Mamá Heladera (rambla del Poblenou, 44) opta por sabores caseros con un toque creativo. Su filosofía se
centra en evocar recuerdos a través del gusto, con propuestas tan curiosas como el helado
de “plastilina” (coco con al­mendra amarga y un toque de sal), que rinde homenaje a los juegos de infancia, o el de “rebañar la olla con bechamel”, con nuez moscada, pimienta, sal y mantequilla.

Kurimu (Comte d’Urgell, 116) ha traído a Barcelona el concepto del helado japonés 'soft serve'

Por último, de nuevo en Gràcia, Amma Gelato (plaza de la Virreina, 3) demuestra que el helado también puede ser un placer vegano. Sus recetas están elaboradas con ingredientes naturales y sin azúcares refinados. Entre sus sabores más populares, destacan el de cacao puro con dátiles y el sorbete de mango con albahaca.

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