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Paloma San Basilio, cantante, 74 años: “El mundo, especialmente en las grandes ciudades, nos distrae mucho, nos sobreestimula; y hay mucha gente infeliz con muchas necesidades que no son reales”

Vips Séniors

San Basilio acaba de publicar la novela ‘Uxoa, el secreto del valle’ y pone fin a su carrera como cantante con una gira (Gracias Tour), que cerrará en Madrid con tres conciertos los días 5, 6 y 7 de junio en el Universal Music Festival

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Paloma San Basilio

Paloma San Basilio, cantante.

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Paloma San Basilio (Madrid 1950) es reconocida internacionalmente por su carrera musical. En sus 50 años de trayectoria, se ha subido a algunos de los escenarios más aclamados, como el Carnegie Hall de Nueva York o el Teatro Real de Madrid; ha representado a España en el Festival de Eurovisión (1985); ha recibido un Grammy a la excelencia musical (2006), y ha sido distinguida por el Ministerio de Cultura con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 2021).

La artista pondrá fin a esta dilata carrera con una gira (Gracias Tour), que cerrará en Madrid con tres conciertos los días 5, 6 y 7 de junio en el Universal Music Festival.Sin embargo, no se trata de una jubilación, sino del final de una etapa, puesto que seguirá haciendo teatro y escribiendo.En las últimas semanas, está volcada en la promoción de su tercera novela, Uxoa, el secreto del valle (Haper Collins), un texto con matices autobiográficos: un dolor, una pérdida (la de su hermana Maite), la necesidad de encontrar un nuevo sentido a la vida y una casa en la que refugiarse. A partir de aquí, el relato es ficción.

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San Basilio aclara que asociar su retirada de la canción a jubilación es un error, puesto que en noviembre volverá a subirse al escenario de un teatro para interpretar a Dulcinea, al tiempo que en su cabeza comienzan a rondar los mimbres con los que montará su nueva novela.

Cantante, presentadora, bailarina, escritora, pintora… Es sorprendente la actividad tan diversa que desarrolla.

Yo creo mucho en el hombre renacentista. Somos muchas personas en una y hay que atender a todas. El problema es que tenemos una sociedad que no enseña. En la época de los clásicos o en el romanticismo, la gente estudiaba música, filosofía, leía… Había una cultura de la transversalidad, de no hacer compartimentos estancos en la vida, porque todo es lo mismo, todo se mezcla. ¿Cuánta gente hay que pinta, compone y escribe? Es bastante más común de lo que parece; lo que ocurre es que nuestro sistema de educación actual va en una dirección completamente distinta.

Hay mucha gente que podría hacer diferentes tipos de cosas, pero no lo pueden desarrollar porque no se propicia la diversidad. Incluso hemos tenido una época en la que todo debía estar muy compartimentado. Especialidad; odio esa palabra. ¿El resto de ti dónde está? Creo que hay un montón de cosas dentro de ti que vas a dejar apartadas y tal vez te puedas arrepentir de ello en algún momento de tu vida porque esas cosas pueden salvarte más adelante, cuando no tengas tanto miedo, o tanto prejuicio, o cuando tienes más tiempo. En el fondo es una apuesta por el ser humano integral. Es una forma de ser.

Pregúntate quién eres y como te gustaría vivir y a partir de ahí márcate tu trayectoria

Paloma San BasilioCantante

Y ese humanismo suyo le da herramientas para adaptarse a los nuevos tiempos y reinventarse.

Sí, pero porque yo creo que no hay que tener miedo, hay que arriesgar. La vida es riesgo, aunque comprendo que muchas veces no se está en condiciones de arriesgar. Si tienes una familia que mantener y pagar una hipoteca, ¿qué vas a arriesgar?Siempre digo que puedes vivir en diferentes zonas, hay opciones; de pronto hay gente que se va a un pueblo y le hacen la ola porque se va a habitar una casa que está abandonada. ¿Por qué tenemos que pensar que hay una sola forma de vida? ¿Por qué vamos como las hormigas a la miel al sitio en el que es más difícil salir adelante, al lugar donde más zancadillas se van a poner cuando existen tantas formas de vida posibles? Para mí hay un error de perspectiva y un problema de que, en el fondo, la educación que tenemos va en dirección contraria de creer en ti mismo. Tú cree en ti como persona; pregúntate quién eres y como te gustaría vivir y a partir de ahí márcate tu trayectoria, pero no vivas impuesto por el exterior y por las normas sociales que te dicen lo que debes hacer. Al final hay mucha gente infeliz, y muchas necesidades creadas que no son reales.

¿Esta ha sido su filosofía en la vida? ¿Ha apostado y arriesgado muchas veces?

Sí. La primera casa que me compré (en 1978) fue un piso monísimo en Las Rozas porque no tenía dinero; la gente me preguntaba dónde estaba y yo les respondía que a 17 km de Madrid, que vivía muy bien y rodeada de naturaleza.A menudo he ido a contracorriente; cuando no se hacía algo, yo lo hacía, cuando no existía la separación, yo me separé; y eso lo he hecho a veces de forma consciente, pero otras porque era lo que me salía del alma. Es que yo soy así.No podemos estar siempre pensando que solo hay un patrón de vida que es el éxito: comprarte un coche mejor, pagar por piso un millón de euros en una calle de Madrid… ¿Estamos locos? Al final somos víctimas de un sistema que nos ha hecho creer que, sin ciertas cosas, no somos nadie, y no solo estamos insatisfechos, sino que, además, los demás no nos consideran.

Somos víctimas de un sistema que nos ha hecho creer que, sin ciertas cosas, no somos nadie

Paloma San Basilio
Paloma San Basilio

Paloma San Basilio, cantante, pone fin a su carrera como artista.

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Estos argumentos son los mismos que llevan a la protagonista de su libro a buscar sus orígenes en un caserío semiabandonado en medio del monte en á.

Y es muy bonito porque la casa es como su alma, que está bastante destruida, pero ella cree que hay piedras y madera lo suficientemente sólidas como para reconstruirla y darle vida otra vez. Es el momento en el que las cosas auténticas te hablan, le llevan a esa consideración hacia la casa, levantada hace siglos, que se merece que la cuide. Es decir, no apostar siempre por lo efímero, sino valorar lo consistente, lo que es capaz de sobrevivir a tantas cosas y, de alguna forma, también valorar tu propia alma, tu propia forma de ser, no derrumbándote a las primeras de cambio, y no pensando que solo hay una forma posible.

Este es su tercer libro. ¿Qué te ha supuesto de reto respecto a los anteriores?

La primera novela era como un relato vital en un momento de crisis en el que yo tenía la sensación de que tenía que hablarme a mí misma, contarme qué es lo que estaba pasando y empezar un poco desde el principio. El segundo libro fue una historia que me vino de personajes de Cádiz, que curiosamente tenían que ver con los 40 años de la dictadura. Y este tercero nace de un dolor, de una pérdida.

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¿Este ha sido más difícil?

Sí, este último ha sido más difícil porque la pérdida y el dolor es algo muy tuyo, muy subjetivo, que tiene un recorrido relativamente corto. A partir de ahí decido asociar eso a unos personajes que me lleven a otra parte y que hagan también una búsqueda, pero más allá. Y empieza a coger protagonismo el caserío; es él el que me llama, me habla y el que me dice ‘¿por qué no te ocupas un poco de mí?’. Entonces invento esa historia. Cuando compré la casa de á, en ella había un documento de 1605 de una boda, que es la que me dio pie para empezar a crear toda la historia.

El motor para escribir esta novela es la muerte de su hermana

Si

La protagonista (Ágara), también se refugia en el caserío después de perder a la suya. ¿Qué quiere provocar en el lector?

Sobre todo, el hecho de que nos enfrentemos a nosotros mismos, la no huida. Tenemos un mundo, especialmente en las grandes ciudades, que nos distrae mucho, nos sobre informa y sobre estimula con cosas que muchas veces nos son muy ajenas.Entonces este libro es una llamada, “vuelve a ti, a tu origen, sin miedo, aunque a veces duela”. Un olor, por ejemplo, es un recuerdo en el aire que, como dice la canción Aquellas pequeñas cosas, de Serrat, cuando aparecen te sueltan la lágrima… No hay que tener miedo a eso, a toda esa parte de ti, y a partir de ahí reconstruirte, pero sin miedo y eligiendo. Si ya no tiene sentido quedarte en tus calles de Chamberí, te quedas en el valle. Realmente es la búsqueda de la verdad, de quien somos sin miedo.

Animo a toda la gente mayor a que piense que el mundo no se acaba, que simplemente hay que bucear dentro de nosotros mismos

Paloma San Basilio

Podríamos estar hablando horas, pero hay que ir terminando. Ahora va a hacer su despedida de la música, que siempre la ha acompañado y a la que debe su fama. ¿Cómo afronta esta nueva etapa de su vida?

Afronto esta etapa con mucha ilusión porque estoy muy contenta con el libro, con todo el trabajo que he hecho y con lo que todavía puedo desarrollar en ese espacio. Además, a partir de noviembre voy a hacer una obra de teatro sobre Dulcinea, un personaje maravilloso. Es decir, a partir de ahora tengo un recorrido muy extenso. Animo a toda la gente mayor a que piense que el mundo no se acaba, que simplemente hay que bucear dentro de nosotros mismos porque siempre hay algo que se puede hacer.

Está fantástica. ¿Es a consecuencia de la genética, o a algún cuidado en especial?

Nada, realmente. Camino, como muy bien (sano y saludable), me baño en el mar (lo he hecho hace una semana) y sobre todo mi espíritu de mantener la curiosidad y seguir explorando. Que te interesen las cosas (cuando voy por una carretera me voy fijando en todo) es lo que te da una mirada y una actitud de impronta; no es lo que pasó ayer, sino lo que pasa ahora.

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¿En algún momento ha sentido el edadismo? ¿La presión de las nuevas generaciones?

La sientes muchas veces cuando te hacen comentarios como ‘te conservas muy bien’ y yo digo ‘sí, paso la noche en alcohol y salgo por las mañanas’; o cuando mi hija me dice, ‘mamá, ten cuidado con eso o no te vas a ir sola al campo’… ¿Perdóooon? Me voy a ir sola al campo y me da igual si me pasa algo, lo que no voy a hacer es quedarme quieta.

Creo que hay mucho prejuicio. En nuestra sociedad no estamos acostumbrados a que la gente tenga una segunda, tercera y cuarta vida y hemos de aceptarlo, porque lo más efímero es la juventud. Tenemos mucho más tiempo de madurez y de vejez que de juventud, con lo cual hay que estar preparados para que esa etapa sea lo suficientemente rica y autónoma —a no ser que padezcas una enfermedad— y que tengas derecho a la vida, a hacer cosas nuevas, que el mundo no se acaba cuando te jubilas. Se pueden aprender muchas cosas, yo aprendí a hacer esquí acuático a los 50 años, yo me apunto a un bombardeo, pero ¿por qué no voy a intentarlo? Volvemos al ¿por qué no?.

¿Un mensaje final?

Que nadie os corte las alas para volar.

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