De una cocina de carbón en un barrio obrero a un restaurante de 800 metros en el Port Olímpic: el secreto de Familia Nuri
Una historia de éxito
Tres generaciones han sostenido un negocio que sigue creciendo en Barcelona. Esta es su historia y la razón de su éxito
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Nuri Calafell y Jordi Noguera en la Fiesta del Arroz de Sant Fruitós de Bages en 1952
Como muchas otras historias de éxito, la de Familia Nuri también se gestó alrededor de una cocina. Aunque en este caso no era ni amplia, ni lucida, ni bien ventilada; sino más bien oscura, estrecha y alimentada por carbón en el corazón obrero del Poblenou de los años 60.
Allí, en el Bar Núria, ‘la Nuri’ –como se ha apodado cariñosamente a Núria Calafell Pont- removió durante años cazuelas mientras el humo le arañaba los pulmones. No sabía que lo que iba cocinando a fuego lento era una saga familiar de tres generaciones que ya suma 6 restaurantes en Barcelona: Ca La Nuri, Xiroi, Arrozal, Bar Nuri, el Bar Nuri del Time Out Market y el nuevo Nuara, que abrió hace unos meses en un espacio de 800 metros en el Balcó Gastronòmic del Port Olímpic, su proyecto más ambicioso.
La matriarca
Núria Calafell Pont no sabía que en su primer restaurante iba cocinando a fuego lento una saga familiar de tres generaciones
“Mi madre no estudió, pero cocinaba mejor que nadie”, dice Ricard Noguera, hijo de 'la Nuri' y actual gerente del grupo empresarial Familia Nuri. “Nuestros abuelos eran panaderos, y ella lo llevaba en la sangre”, añade, recordando los sacrificios que hicieron sus padres para sacar adelante en aquellos tiempos su primer negocio. Durante décadas, por ejemplo, solo cerraron su establecimiento una tarde al año: el día de Navidad.
Su trayectoria no fue lineal. De hecho, tuvo más curvas que una carretera secundaria. La cocina de carbón terminó provocando asma a 'la Nuri', y eso forzó el primer gran cambio: cerrar el local original del Poblenou y abrir una cafetería en el Eixample, llamadaEl Salamero, junto a la iglesia de la Concepció. “Pasamos de un bar obrero a un lugar de pastas, bikinis y cafés. Cuando era pequeño, aquello me parecía un sitio de ricos”, recuerda Ricard.
Nuri, junto a su hijo Ricard Noguera
Fue él quien, con apenas 20 años, mientras aún trabaja en el sector del mueble, propuso a sus padres transformar la cafetería en una freiduría de pescado. El cambio se tradujo en el primer paso hacia lo que es hoy Ca la Nuri, especializado en arroces. “Tenía un contacto con un pescatero. Me dijo: ‘Te traigo el pescado y lo que no vendas me lo devuelves sin cobrártelo. Y funcionó”.
De hecho, funcionó tanto, que en pocos meses ya no cabían en el local. Así llegó la expansión: un restaurante más grande en Consell de Cent, después la joya de la corona frente al mar -el exitoso Ca la Nuri, donde 'la Nuri' estuvo cocinando hasta hace pocos años a pie de playa, luego el Xiroi, más tarde el Bar Nuri -que supuso su regreso al Poblenou hace dos años-, y ahora Nuara.
Éxitos y fracasos
La trayectoria de la familia no fue lineal. De hecho, tuvo más curvas que una carretera secundaria
"Nuara es el primer restaurante que hemos creado desde cero”, dice Laura, hija de Ricard, y tercera generación, junto a su hermano David, de Familia Nuri. Con una cocina abierta que apuesta por brasas, pescado de lonja, vinos seleccionados y, evidentemente, arroces (de gama más alta que en sus otros restaurantes), el nuevo espacio, con una imponente terraza, ocupa 800 metros del nuevo Balcó Gastronómic. “Queríamos una experiencia más cuidada, más pausada. Aquí puedes sentarte a comer a las dos y quedarte hasta que caiga el sol”, afirman ambos.
El nombre, Nuara, viene denuar(anudar en catalán), y también de nu (desnudo). “Queríamos unir mar y cocina, pero también la idea de despojar el producto. Aquí todo es limpio, directo, sin florituras”.
Dicen que abrir este nuevo local ha sido un reto. Por su tamaño, por su ambición, por el contexto... Pero a la vez también un regalo. “Lo hemos puesto todo aquí. Nuestra jubilación, nuestras ganas, nuestros aprendizajes. Cada rincón refleja algo que hemos vivido en los otros restaurantes”, añade Ricard.
Jordi Noguera sirviendo en el primer local de la familia
Lo que diferencia a Familia Nuri de otros grupos es, precisamente, que siguen siendo familia. “Muchos locales familiares han sido absorbidos por fondos. Detrás de los nombres ahora solo hay corbatas. Aquí no”, dice Laura Noguera, nieta de 'la Nuri', quien se ocupa del marketing y la comunicación, mientras apunta que ofertas de inversores no les faltan.
Pero aunque les hagan una, por lo menos, una vez al mes, ellos prefieren seguir repartiendo el juego en casa. “No solo en la nuestra, sino en la de nuestros trabajadores, los proveedores, los clientes”, explica Ricard, asegurando que tienen camareros a los que conocen desde hace años. "Pregunto por sus hijos, me doy la mano con todos. Y si hay que hacer cafés, los hago. Si hay que limpiar, también”, añade.
El secreto de su éxito
Lo que diferencia a Familia Nuri de otros grupos es, precisamente, que siguen siendo familia
“¿El secreto del éxito?”, repite varias veces Ricard cuando le planteamos esta pregunta. “No hay uno solo. Es calidad, servicio, precio justo, constancia. Pero sobre todo, ganas. Si no te gusta esto, no aguantas”.
También dice que, en un mundo cada vez más veloz y más impersonal en el que parece que queramos desterrar el fracaso, se debería pensar más en él como un acierto. "Hemos tenido fallos, restaurantes que no funcionaron, momentos duros. Saber fracasar, caerte y levantarte de nuevo, también es parte del camino”.
David y Laura Noguera, durante la reforma del restaurante Nuara
Mientras el grupo familiar crece, 'La Nuri', desde su casa en el Poblenou, aún pregunta a sus hijos y nietos cómo les ha ido el día. Se preocupa, se emociona y se asusta un poco con tanto crecimiento.